Maestros de la Sospecha
Nietzsche, Freud y Marx son considerados los maestros de la sospecha. Estos filósofos cuestionaron la verdad y la razón, argumentando que la razón no es un ámbito autónomo del ser humano y que las acciones y pensamientos humanos responden a motivos no racionales, como deseos primarios, intereses particulares de clase o mecanismos inconscientes.
Estos autores sostienen que no existe una verdad universal, válida para todos en todo tiempo y lugar. La razón está ligada a un cuerpo biológico, se desarrolla en un tiempo histórico determinado y en estructuras sociales, económicas y lingüísticas distintas. El ser humano no puede elevarse por encima de estas determinaciones.
Otras Perspectivas de la Sospecha
- Darwin: Cuestiona la superioridad del hombre sobre la naturaleza, argumentando que el hombre no es superior a la naturaleza.
- Marx: Critica la ideología de la sociedad como un todo armónico y sin conflicto, revelando los intereses de los dominadores y el conflicto entre burgueses y proletariado.
- Freud: Sospecha de la consciencia, argumentando que la conducta humana no está dirigida por la razón sino por el inconsciente.
- Nietzsche: Cuestiona la razón, la moral y la historia, considerándolas como hipocresía y revelando las raíces emotivas de nuestras actitudes. Para él, la historia no es más que la voluntad de deseo y la voluntad de dominar.
Nietzsche: Crítica de la Verdad y el Conocimiento
Para Nietzsche, la realidad no es más que caos, diferencia y devenir. No hay nada idéntico, eterno ni permanente. La realidad es inaccesible al conocimiento humano. No hay cosas, sino acontecimientos; todo es fugaz, efímero y fluido. Nietzsche se pregunta si podemos soportar un mundo sin sentido, sin orden y sin razón.
El pensamiento no tolera la confusión y por eso inventamos un mundo de realidades inteligibles, un mundo estable. Existe una necesidad de estabilidad en el pensamiento.
Nietzsche niega la correspondencia a priori entre la razón y el mundo, argumentando que lo verdadero no es más que una construcción de la razón. El mundo de la realidad es captable por la razón y la apariencia es captable por los sentidos. La realidad es el ser, mientras que el mundo de apariencias que vemos es el mundo del devenir.
Para Nietzsche, solo hay devenir y el mundo del ser no es más que una ficción, un miedo al azar y a la contradicción, una compensación a las frustraciones. No existe estabilidad. El mundo es inhumano, absurdo y amoral. La vida está más allá del bien y del mal.
Conocer, para Nietzsche, es falsificar, inventar, simplificar, reducir y especificar el devenir. Conocer es antropomorfismo, reducir la realidad a esquemas humanos. La razón es un instrumento que sirve para crear la percepción del cambio. La fe en la gramática consolida nuestra fe en la idea del mundo. El conocimiento no refleja un mundo en sí, sino que crea un mundo de intereses humanos. La verdad es una especie de horror sin el cual una especie determinada de seres vivos no podría vivir. En el origen del conocimiento está la ficción y nunca podremos salir de ella.
La Duda de Descartes
Los Sentidos
Descartes duda de los sentidos porque nos engañan, perciben cosas que no son reales. El primer nivel de la duda se refiere a los sentidos y significa que las cosas no son tal y como las percibimos a través de los sentidos. Las cosas siguen subsistiendo, pero la duda se refiere a la percepción de las cosas. El segundo nivel de la duda se refiere a la existencia misma de las cosas, a la indistinción del sueño y la vigilia. La vida no es más que un sueño.
Calderón de la Barca fue contemporáneo de Descartes.
Indistinción del Sueño y la Vigilia
Descartes cuestiona la realidad, planteando la imposibilidad de distinguir entre sueño y vigilia.
Hipótesis del Genio Maligno
Descartes plantea la hipótesis de que podríamos haber sido creados por un ser omnisciente e inteligente que pone todo su empeño en engañarnos, incluso cuando creemos estar más seguros. Tal vez todo lo que produce la razón no tenga ninguna relación con la realidad y no sea más que un engaño.
“Cogito ergo sum”, pienso luego existo, es lo que sobrevive y resiste a la duda. Por mucho que nuestros sentidos nos engañen, lo que no puedo dudar es del hecho de que yo estoy dudando.
Descartes afirma que él es un ser que piensa, aunque no pueda determinar si sus pensamientos son provocados por una realidad exterior o son causados por él mismo. Dice que las ideas son los verdaderos objetos del pensamiento, sin que podamos denominar objetos a las cosas mismas, cuya realidad no podemos establecer con certeza. Todas las realidades externas serían representaciones o ideas en la mente del sujeto pensante.