La Doctrina de Sócrates: Inducción, Definición y Moral

La Doctrina de Sócrates

¿Cuál fue su doctrina?

Según Aristóteles, «dos cosas se pueden atribuir a Sócrates: los razonamientos inductivos y la definición de lo universal; ambas se refieren al principio de la ciencia». Efectivamente, la pregunta fundamental que hace Sócrates es: «¿Qué es…?» y espera que el otro le conteste con una definición. El método socrático se encamina, pues, a la construcción de definiciones, las cuales deben encerrar la esencia inmutable de la realidad investigada. De este modo, Sócrates se opone al convencionalismo de los sofistas e inaugura el camino de la búsqueda de las esencias.

El procedimiento para llegar a la definición verdadera (finalidad de la mayéutica) es inductivo:

  • Métodos:
  • Ironía (contraejemplos)
  • Mayéutica (no dar una definición)

Examen de casos particulares y ensayo de una generalización que nos dé ya la definición buscada. Sócrates centró su búsqueda en torno a conceptos morales y, curiosamente, esa búsqueda —tal y como aparece en los diálogos de Platón— terminó sin resultado. Así, los diálogos de Eutifrón (sobre la piedad), Cármides (sobre la templanza) y Lisis (sobre la amistad) concluyen con un aparente fracaso.

La búsqueda del conocimiento frente al relativismo sofístico

(Sócrates no es relativista ni escéptico). Al considerar la doctrina convencionalista de los sofistas, veíamos que estos filósofos insistían en la falta de unanimidad de los hombres con respecto a qué es lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo, lo loable y lo reprensible. El relativismo, actitud general de los sofistas, quedaba así consagrado con respecto a los conceptos morales.

Sócrates se negaba a aceptar este relativismo. En efecto, pensaba, si cada cual entiende por justo y por bueno una cosa distinta (ya sea el placer, o el dominio del más fuerte, o lo que está de acuerdo con la tradición, etc.), si para cada uno de los términos morales (bueno, malo, justo, etc.) poseen definiciones diversas, la comunicación y el entendimiento entre los seres humanos resultará de todo punto imposible. ¿Cómo decir si una ley es justa o no, cuando cada uno entiende algo distinto por justo? La tarea más urgente es, pues, la de restaurar el valor del lenguaje como vehículo de significaciones objetivas y válidas para toda la comunidad humana. Para ello, se hace necesario definir con rigor los conceptos morales.

En los diálogos de Platón se nos muestra a Sócrates planteando preguntas del tipo: ¿Qué es la justicia? ¿Qué es la piedad? ¿Qué es la moderación?, etc. Por lo general, en estos diálogos no se llega a una definición definitiva de la virtud o concepto en cuestión, pero la discusión sirve para poner de manifiesto que los interlocutores de Sócrates carecen de la noción, de un conocimiento coherente en asuntos de tan vital importancia.

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