La Duda Metódica de Descartes: El Camino Hacia la Certeza

La Duda Metódica de Descartes

El Camino Hacia la Certeza

La duda cartesiana es metódica, un procedimiento para alcanzar la certeza. Es provisional, abandonada una vez hallado un conocimiento seguro, diferenciándose de la duda escéptica, que es un punto de llegada, una conclusión de incertidumbre permanente.

El Cogito: La Primera Certeza

Tras dudar de los sentidos, la realidad, e incluso la razón, Descartes encuentra una certeza inmune a la duda: el acto de dudar. Dudar es pensar, y para pensar hay que existir. Pienso, luego existo (cogito ergo sum). Aunque todo lo pensado sea dudoso, es indudable que pensamos, y para pensar, existimos. La duda metódica cumple su misión: descubrir una verdad indudable.

El Cogito y las Ideas

En Discurso del Método (1637), Descartes descubre que solo el acto de dudar es indubitable. La existencia del pensamiento es evidente, formulada como pienso, luego existo (cogito, ergo sum). Este descubrimiento no es deductivo, sino una certeza intuida, clara y distinta, la primera verdad hallada en la metafísica. Es el inicio de una nueva era filosófica: la idea del pensamiento (el cogito) posee valor de conocimiento.

Descartes, anclado en la filosofía realista, concibe esta idea como sustancia, una res cogitans, existente de forma independiente. Es el pensamiento que se piensa a sí mismo, sustancializado al estilo de la filosofía tradicional. Sin embargo, Descartes es considerado el padre de la filosofía moderna, idealista y subjetivista, donde el conocimiento del mundo extramental es secundario.

Descartes busca nuevas ideas claras y distintas, con valor de conocimiento. Distingue las ideas como modos de pensamiento y por su realidad objetiva:

  • Ideas adventicias: basadas en la realidad exterior.
  • Ideas facticias: configuradas con material de ideas adventicias (ej. un pegaso).
  • Ideas innatas: no basadas en el mundo extramental (ej. sustancia, existencia). Son propias del entendimiento, las únicas claras y distintas.

En las ideas innatas, Descartes busca recuperar el mundo hipotecado por la duda.

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