La Edad Media: Un Periodo Teocéntrico
El Surgimiento del Cristianismo y su Impacto en la Cultura
La Edad Media, que abarca desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta la caída del Imperio Romano de Oriente, se caracteriza por el predominio de las religiones monoteístas, especialmente el cristianismo, en Europa. Durante este periodo, muchos aspectos de la vida, incluyendo la filosofía, quedaron subordinados a la fe. La filosofía se consideraba la «sierva de la teología».
Esta etapa teocéntrica, donde todo giraba en torno a Dios, se percibe a menudo como un periodo de estancamiento cultural. La religión, según algunos historiadores, frenó el avance científico y artístico. La sociedad medieval era estamental, dividida en clases sociales rígidas.
El Renacimiento Carolingio y la Recuperación de la Cultura
A finales del siglo VIII y principios del IX, Carlomagno impulsó el Renacimiento Carolingio, un movimiento de renovación cultural que buscaba reconstruir el Imperio Romano de Occidente sobre la base de la religión cristiana. Para fomentar la cristiandad, Carlomagno impuso el latín como lengua administrativa para el clero y normalizó una escritura común. Además, impulsó la construcción de monasterios y escuelas palatinas, que se convirtieron en el germen de las primeras universidades. Este movimiento supuso un impulso para la cultura y la filosofía, haciéndolas más accesibles para los no clérigos.
El Resurgimiento de Aristóteles y la Escolástica
La Influencia de Averroes y Tomás de Aquino
Uno de los acontecimientos más significativos de la Edad Media fue la recuperación de las obras de Aristóteles, que habían sido traducidas del griego al sirio, del sirio al árabe y del árabe al latín. Averroes, un filósofo árabe, tradujo las obras de Aristóteles directamente del griego, recuperando así la filosofía aristotélica original. Sin embargo, la Iglesia condenó el averroísmo y el aristotelismo por considerarlos incompatibles con los dogmas cristianos.
Fue Tomás de Aquino quien se encargó de conciliar las ideas aristotélicas con el cristianismo. Su éxito fue tal que la Iglesia pasó a considerar las obras de Aristóteles como argumentos de autoridad. El movimiento filosófico-teológico en el que se introduce el pensamiento de Tomás de Aquino se conoce como escolástica. Se trata de un intento de acercar la fe y la razón.
Fe y Razón en la Escolástica
La Edad Media se caracterizó por el debate sobre la relación entre fe y razón. Existían diversas posturas, como la condena a la filosofía, que afirmaba que solo se podía acceder a la verdad a través de la fe, y la complementariedad de fe y razón, defendida por Tomás de Aquino, quien sostenía que algunas verdades de fe podían ser demostradas por la razón.
Las obras típicas de la escolástica son las sumas, que recopilaban todo el conocimiento sobre un tema concreto. La suma escrita por Tomás de Aquino es la «Suma Teológica». En estas obras, el autor no solo exponía sus ideas, sino que también recogía las ideas contrarias, las comentaba y las refutaba, además de aportar una solución a la cuestión expuesta.
El Argumento Ontológico
El fragmento que estamos comentando incluye el argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury, que también trata de demostrar la existencia de Dios mediante la razón, aunque utilizando una demostración a priori.
Relación con Otras Épocas
El Argumento Ontológico a lo Largo de la Historia
La demostración de la existencia de Dios ha sido un tema recurrente en la historia de la filosofía. Existen dos tipos de demostración: las ontológicas, que son a priori, y las cosmológicas, que son a posteriori.
Descartes y Kant
Descartes admitió el argumento ontológico, argumentando que solo un ser perfecto (Dios) podía ser la razón de que en su mente existiera la idea de perfección. Sin embargo, Descartes fue acusado de ateísmo porque su concepto de Dios se asemejaba más al deísmo que al Dios bíblico.
Kant, por otro lado, rechazó los intentos de demostrar la existencia de Dios por la razón teórica. Rechazó el argumento ontológico porque se basa en la idea de que la existencia es una propiedad de las cosas, cuando en realidad es una categoría a priori. Kant tampoco admitió las pruebas cosmológicas. Para él, la existencia de Dios no podía ser probada teóricamente.
La Evolución del Concepto de Dios
El concepto de Dios ha evolucionado a lo largo de la historia de la filosofía. Desde la filosofía cristiana de la Edad Media, que defendía que Dios era el creador del mundo y debía estar presente en la historia, pasando por la separación de la filosofía de Dios en la Edad Moderna (donde la razón gana autonomía), hasta llegar a la filosofía contemporánea, que decreta la «muerte de Dios» (Nietzsche) o lo considera el «opio del pueblo» (Marx).