Edad Moderna: Un Periodo de Transformación
La Edad Moderna, un periodo histórico que se extiende desde la caída de Constantinopla en 1453 hasta la Revolución Francesa en 1789, se caracteriza por una profunda transformación social, política y cultural. Este periodo, marcado por el declive de la sociedad feudal, se divide en dos épocas clave: el Renacimiento y la Ilustración.
El Renacimiento: Un Renacer del Hombre
El Renacimiento, que comenzó en Italia en el siglo XIV y se extendió por Europa durante los siglos XV y XVI, supuso un resurgimiento del interés por la cultura clásica. El siervo del feudo, sin derechos, migró a las ciudades y se convirtió en burgués. Este cambio social estuvo acompañado de una nueva visión del hombre, conocida como humanismo, que se centró en la razón y la capacidad del ser humano para cultivar todas las ramas de la filosofía. El individuo descubrió la subjetividad y con ello nació la capacidad de pensar por sí mismo.
En el ámbito político, surgieron nuevos modelos de estado: el autoritario, creado a expensas del feudalismo, y el absoluto, donde el poder residía en una sola persona. Cabe destacar a Erasmo de Rotterdam, quien criticó la intolerancia religiosa de la Iglesia, la proliferación de dogmas y la doble moral. También criticó a Maquiavelo por su visión negativa del hombre y su pragmatismo político.
En cuanto a la ciencia, la cosmología geocéntrica, que consideraba a la Tierra como el centro del universo, fue desafiada por la teoría heliocéntrica de Aristarco de Samos. Esta teoría, que afirmaba que el universo era infinito y que la Tierra no era el centro, fue apoyada por figuras como Giordano Bruno, Kepler, Copérnico y Galileo.
Corrientes Filosóficas y Movimientos de la Edad Moderna
La Edad Moderna fue testigo del surgimiento de diversas corrientes filosóficas y movimientos:
Protestantismo
El protestantismo, un movimiento del siglo XVI dentro del cristianismo occidental, surgió con figuras como Lutero y Calvino. Se caracterizó por la libre interpretación de las Sagradas Escrituras, la traducción al alemán de la Biblia (lo que impulsó la alfabetización) y el sacerdocio universal (la comunicación directa con Dios y el perdón de los pecados).
Racionalismo
El racionalismo, una corriente del siglo XVII, se opuso al empirismo al basar el conocimiento en la razón, en lugar de la experiencia. Esta nueva visión del ser humano se deriva del pensamiento de René Descartes. Para Descartes, el ser humano es la suma de dos sustancias distintas e independientes: la sustancia pensante (res cogitans) y la sustancia extensa (res extensa). De ello deduce que el alma no puede existir sin el cuerpo.
Empirismo
El empirismo, una teoría que considera la experiencia como el origen del conocimiento, surgió como una crítica a la noción de sustancia. Pensadores como Hume y Locke cuestionaron la idea de sustancia. Para Hume, los contenidos de la mente son las percepciones, que pueden ser impresiones (de sensación o de reflexión) o ideas, derivadas de la experiencia. Hume rechazó la res cogitans y la res extensa de Descartes, argumentando que no son demostrables. Como empirista, Hume buscaba maximizar el placer y minimizar el dolor.
John Locke, por su parte, afirmaba que el ser humano desea, pero es libre de hacer o no lo que desea. Esta libertad le es otorgada por el derecho natural que posee por el simple hecho de ser humano. Como empirista, Locke sostenía que el ser humano se rige por el placer y el dolor (los sentidos), pero también tiene la capacidad de razonar y pactar, gracias a su libertad.
La Ilustración: Un Movimiento de Razón y Progreso
El siglo XVIII, marcado por el creciente protagonismo de la burguesía, fue testigo del surgimiento de un nuevo movimiento intelectual: la Ilustración. Este movimiento, que comenzó en Gran Bretaña y se desarrolló en Francia, se extendió por toda Europa a través de la Enciclopedia. Las ideas ilustradas supusieron una reivindicación del ser humano y de todo lo relacionado con él (optimismo antropológico). El poder, a partir de entonces, se basaría en el pueblo, no en la divinidad. Esto se conoce como soberanía popular.
En esta época destacaron filósofos como:
Inmanuel Kant
Kant fortaleció la noción de persona desde la moral. La persona tiene un valor absoluto por el simple hecho de ser persona, es decir, la persona es un fin en sí misma. El valor de cualquier persona es máximo, independientemente de cualquier circunstancia. Por eso, merece todo respeto. Usar a las personas como medios supone negarles su dignidad.
Rousseau
Rousseau, a través de un contrato social, propuso que el ser humano debía acercarse a su estado natural. Esto dio lugar a una nueva política basada en la voluntad general (un pacto entre la comunidad y el individuo). La libertad individual, a través de esa voluntad general, se convierte en libertad civil e igualdad. Todo esto aspira a un deseo o proyecto (al»deber se», no al»se»).