Contexto Histórico de la Escuela de Frankfurt
La Escuela de Frankfurt tuvo su origen en el Instituto de Investigación Social, creado en 1923, con el objetivo de orientar una acción política, económica y social capaz de ofrecer una alternativa al injusto capitalismo reinante. Su actividad se mantiene hasta hoy en día y, debido a los hechos que han marcado el siglo XX, se suelen señalar dos períodos bien diferenciados:
- a) Período de Entreguerras (1919-1939): Marcado por la crisis de la democracia liberal y el ascenso del totalitarismo (fascista o comunista).
- b) Época de la Guerra Fría (1945-1990): Marcada por la aparición de los dos grandes bloques ideológicos de poder y el ascenso del Estado del Bienestar en Europa occidental.
Orígenes y Primer Período (Entreguerras)
Los orígenes de la Escuela de Frankfurt se remontan a las contradicciones a las que se someten Europa y Alemania después de la Primera Guerra Mundial, tras la abdicación del káiser Guillermo II y el establecimiento de la República de Weimar. La guerra deja al descubierto las limitaciones de las democracias occidentales y el capitalismo tradicional, y la revolución sacude toda Europa, triunfando en la Unión Soviética. El final de la guerra supone el final de los viejos imperios centrales y en su lugar aparecen multitud de países en Centroeuropa con un nacionalismo exacerbado.
A pesar del parón que suponen los años 20 para Alemania, el crack de 1929 reabre las heridas de un capitalismo descontrolado que condena al paro a la cuarta parte de la población alemana. La incapacidad de la República de Weimar para solucionar la crisis económica conduce al triunfo del nazismo de Hitler en 1933 y la consiguiente abolición de la democracia en Alemania y su conversión en un estado totalitario. Al igual que en la Unión Soviética (estalinismo), se abolen libertades y derechos individuales, se impone el culto a la personalidad y al Estado, y en el caso del nazismo se extienden teorías raciales que van a condenar al pueblo judío a su persecución y casi exterminio (Holocausto judío).
Teniendo en cuenta la orientación política de la Escuela de Frankfurt (crítica al totalitarismo) y el origen judío de sus principales representantes —Horkheimer, Adorno, Walter Benjamin, Marcuse…—, se entiende la necesidad del Instituto de trasladarse a Suiza en 1933 y, más tarde, a EE. UU.
Segundo Período (Guerra Fría y Estado del Bienestar)
Tras la Segunda Guerra Mundial y la caída de los regímenes totalitarios, los países vencedores (EE. UU. y la URSS) se alzan en líderes de dos grandes bloques ideológicos y políticos: el bloque occidental, representado por la democracia liberal y el capitalismo; y el bloque comunista. Estos bloques inician una política de tensión extrema sin llegar al enfrentamiento directo, que será denominado como Guerra Fría y que se prolonga hasta los años 80.
Durante este período, en el bloque occidental, el capitalismo logra superar algunas de las contradicciones denunciadas por el marxismo debido a la intervención del Estado en la economía (keynesianismo), asignando derechos sociales básicos para los ciudadanos que van a culminar en la construcción del «Estado del Bienestar«. Esta situación propicia el desarrollo de una sociedad marcada por la opulencia y el consumo de masas, que tiene su edad de oro entre los años 50 y la crisis del petróleo en 1973.
Contracultura y Años Posteriores
Se fortalece el papel del Estado como controlador de la vida social, económica y política de todos los países occidentales; pero, también se inicia una actitud crítica contra su excesivo control «paternalista», contra los excesos de la sociedad de consumo, y contra todo tipo de autoridad tradicional que aún pervivía tras la Segunda Guerra Mundial en la familia, la educación o las diferencias de género.
Durante los años 60, estas críticas se materializan en el surgimiento de una contracultura, de carácter estudiantil, juvenil y occidental. Entre sus acciones más relevantes destacan los sucesos de mayo del 68, promovidos desde las facultades de humanidades de París, que acaban por convertirse en un movimiento de carácter revolucionario, aunque no puramente político, sino más bien social y cultural, y con un componente fuertemente libertario. La Escuela de Frankfurt, y especialmente la obra de Marcuse desde EE. UU., actuó en muchas ocasiones como inspiradora de estas rebeliones estudiantiles.
Las circunstancias irían modificándose en los 70, con la crisis del petróleo y el paulatino aumento del paro en todos los países occidentales, hasta finalmente, la caída de los regímenes comunistas en los 80 y la entrada en un capitalismo mucho más agresivo y menos regulado del que se vivió en las décadas anteriores. Aquí entrarían las obras de una nueva generación de filósofos y sociólogos, encabezados por Habermas, que reconducirían la Escuela de Frankfurt hacia la teoría de la democracia, la crisis social del Estado del Bienestar o los problemas de la globalización.
Conceptos Fundamentales de la Teoría Crítica
Teoría Tradicional vs. Teoría Crítica
- Teoría tradicional: Se refiere a la sociología burguesa. Tiene su origen en Comte y busca, en realidad, domesticar y dominar los antagonismos de clase que ha generado el orden socioeconómico liberal-capitalista, anulando la posibilidad de cualquier posible revolución.
- Teoría Crítica: Se presenta como una alternativa a la teoría tradicional o sociología “burguesa”. Hereda de Marx la voluntad de transformar la sociedad, convirtiéndose en actividad ético-política. El «teórico crítico» será, en efecto, «el teórico cuya ocupación consiste en acelerar un proceso que debe conducir a la sociedad sin injusticia». Aquel, pues, cuyo trabajo esté guiado por un interés emancipatorio.
Administración Totalitaria e Industria Cultural
Administración totalitaria: El control de las mentes a través de la “industria cultural” o “cultura de masas” fue el objetivo primordial de la crítica de la Escuela de Frankfurt. Argumentan que de nada sirve una libertad democrática formal si no se desarrolla la libertad interior, la autonomía individual. Las democracias están anquilosadas porque los individuos carecen de libertad interior; los medios de comunicación de masas los han convertido en zombies.
Sociedad Justa y Libertad
Sociedad justa/correcta: Un mundo en el que no hay clases sociales, donde a nadie le falta de nada, pero donde los individuos se convierten en máquinas, aspira a ser una sociedad justa, pero carece de lo esencial para el hombre: la libertad. La decepción de Horkheimer respecto al comunismo soviético es evidente. También renuncia a la posibilidad de cambiar las injusticias sociales de las democracias capitalistas a través de la revolución. Se limita a defender la concepción liberal de los derechos individuales. A más justicia, menos libertad.
Progreso
Progreso: Respecto al progreso del género humano, las ideas de Horkheimer son pesimistas y escépticas. La historia corre hacia un mundo totalmente administrado donde lo que llamamos inteligencia e imaginación desaparecerán. Y, sin embargo, es necesario intentar realizar lo que se considera verdadero y bueno. Se les ha descrito como “pesimistas teóricos y optimistas prácticos“.
Libertad
Libertad: El tratamiento del tema de la libertad parece muy diferente en la Historia de la Filosofía y en la Historia real.
- En la historia real, la libertad que se persigue es la libertad política o económica: poder hacer lo que queramos, verse limitado lo menos posible. Eso buscan los individuos, clases sociales y naciones.
- En la Historia de la Filosofía, se enfoca en la libertad de pensamiento o libertad de expresión.
Una mayor permisividad no significa necesariamente un aumento de libertad.
Justicia
Justicia: La sociedad perfecta que Marx planteó es imposible porque justicia y libertad son ideales contradictorios. A mayor justicia, menor libertad. Si queremos que las cosas se hagan justamente, será necesario prohibir a las personas imponerse unas a otras. A mayor libertad, menos justicia, porque los más capacitados se impondrían a los más débiles y habría menos justicia. Este es uno de los elementos básicos de la separación de Horkheimer respecto a la primera Teoría Crítica.
Crítica a la Idea de Revolución
Tras la Segunda Guerra Mundial, Horkheimer fue consciente de los numerosos errores de Marx:
Errores de Marx según Horkheimer
- Marx creía que la revolución sería el resultado de crisis económicas cada vez más agudas que empobrecerían cada vez más a la clase trabajadora. Pero no fue esa la evolución del capitalismo. El capitalismo se las ha arreglado para ir elevando el nivel de vida en los países desarrollados e ir desplazando la miseria de los trabajadores de un país a otro.
Hacia un Mundo Administrado
- Horkheimer quedó convencido de que la sociedad, tanto capitalista como comunista, se desarrolla hacia un mundo administrado totalitariamente en el que todo estará regulado. El Estado será omnipresente en todos los asuntos humanos. La nueva teoría crítica propuesta por Horkheimer ya no defiende la revolución porque no sería más que otra acción terrorista. Se trata únicamente de conservar lo que es positivo de las democracias occidentales: “la autonomía de la persona individual, su psicología diferenciada y no poner obstáculos al progreso”, es decir, las ideas básicas del liberalismo político de Locke.
Antropología y Crítica de la Razón Ilustrada
Hombre, Naturaleza y Razón Instrumental
Parte fundamental de la Escuela de Frankfurt es la crítica de la razón ilustrada. La Ilustración perseguía la consecución de la emancipación del ser humano a través de la razón. Sin embargo, la razón ilustrada quedó reducida a razón instrumental, dominadora de la naturaleza, incapaz de plantearse fines o de ser crítica. La razón científica, positiva, ha llevado a la humanidad a una forma extrema de barbarie: las dos guerras mundiales, los campos de concentración y la puesta en peligro de la vida sobre el planeta. De ahí la desconfianza de Horkheimer y Adorno respecto a la razón. Horkheimer concluye su trayectoria filosófica recurriendo a la mística y la religión, y Adorno a la teoría estética.