La Felicidad Según Aristóteles: Un Camino hacia la Virtud

Introducción a la Ética de Aristóteles

Aristóteles, en su investigación ética, se plantea una pregunta fundamental: ¿Cuál es el fin último de todas las actividades humanas?. Él es un filósofo teleologista, es decir, sostiene que todo tiende a un fin (telos, en griego). Este fin, según Aristóteles, es percibido como bueno y deseable por todos los hombres que lo buscan. Esta finalidad coincide con el bien propio de cada cosa y conduce a su autorrealización.

En cada acción, el hombre se propone algo. Los fines de la actividad humana son múltiples; algunos individuos solo persiguen fines superiores como la riqueza, la salud, la satisfacción y los placeres. Estos fines están jerárquicamente relacionados, subordinados unos a otros, de modo que algunos son más importantes que otros.

En ocasiones, el hombre se enfrenta a fines contradictorios, lo que plantea la necesidad de establecer un orden entre ellos. Para lograr este orden, es necesario un fin último, algo que se desee por sí mismo y al cual todo lo demás se ordene y subordine. De lo contrario, si todo se hiciera en función de otra cosa, se actuaría en el vacío.

El Fin para Aristóteles: La Felicidad

Para Aristóteles, el fin último es la felicidad, o eudaimonia, un término griego que se aproxima a la definición de un bien que se desea absolutamente por sí mismo y no por otra cosa. Es algo impostergable e insubordinable.

La concepción de la felicidad varía entre las personas. Algunos la buscan en las riquezas, los honores o los placeres. Sin embargo, Aristóteles argumenta que estos no son los verdaderos caminos hacia la felicidad, ya que no pueden ser buscados o queridos por sí mismos, sino que son más bien medios para alcanzarla.

La felicidad es el objeto principal y fundamental de la ciencia política. Solo en referencia a ella se puede determinar lo que los hombres deben aprender o hacer en su vida de conciencia personal, en la comunidad o en la polis (organización y participación en la vida política).

Aristóteles considera al hombre un ser político por naturaleza (zoon politikon). Este no puede vivir fuera de una comunidad, con otros. Los lazos de filiación solo se encuentran en la polis, donde se organiza mejor la vida mediante leyes, normas e impuestos que sean convenientes para todos. Todos los hombres son responsables de la polis, no solo el hombre político.

Los hombres son capaces de deliberar gracias a su característica distintiva: la racionalidad. A través de ella, pueden decidir cuál es la mejor forma de vida.

¿En Qué Consiste la Felicidad para Aristóteles?

Aristóteles sostiene que las riquezas son solo medios para alcanzar la felicidad en aquellas personas que solo desean dinero. Además, plantea que la ambición por la riqueza embrutece al hombre, quitándole tiempo libre para participar en la vida política. También argumenta que la riqueza y su acumulación generan desigualdad social, mientras que la idea de organización social debe tender a un equilibrio. Por lo tanto, no todos los hombres pueden ser felices si existen quienes poseen más que otros, ya que no es socialmente justo.

La búsqueda del honor, según Aristóteles, no es algo propio del hombre ni algo que se haga con el propósito del autoabastecimiento. Depende de los demás, ya que el hombre que busca ser honorable busca serlo por los demás y no por sí mismo.

Aristóteles plantea que la felicidad debe ser el resultado del correcto desempeño de lo que es meramente propio del hombre.

¿Cuál es la Función Propia del Hombre?

Aristóteles afirma que todo ser viviente tiene un alma. Compara al hombre, como ser vivo, con las plantas y los animales. Los tres se caracterizan por la nutrición y la reproducción, y el hombre comparte con los animales los sentidos. Sin embargo, lo propio del hombre es la razón.

Para Aristóteles, la felicidad es la actividad del alma racional del hombre. El hombre es un ser compuesto por alma y cuerpo, y a su vez es un ser político.

Teoría del Alma

Aristóteles divide el alma en dos partes:

  • Alma racional: la que razona propiamente.
  • Alma irracional: la que no piensa, solo obedece.

El alma posee una parte apetitiva que le permite desear, lo que demuestra que puede ser gobernada por la parte racional. Así, la parte racional es la parte gobernadora del alma. El hombre solo será feliz según la función que le es propia: vivir según la actividad de la razón. Y esta vida, según la razón, es la virtud.

La virtud también forma parte del alma (porque el hombre virtuoso es quien desea escuchar y obedecer a la razón) y, a su vez, es un hábito del hombre.

De esta manera, el estudio de la felicidad se transforma en el estudio de la virtud. El hombre es feliz si se determina con virtud, es decir, conforme a la razón. Hay dos formas de vida conformes a la razón:

  • Vivir guiado o gobernado por la razón.
  • Vivir dedicado a la razón.

La Virtud

Existen dos tipos de virtudes:

  • Virtudes éticas: resultan de aplicar la razón a la vida.
  • Virtudes intelectuales: requieren de la vida de dedicación al ejercicio de la razón.

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