La Filosofía de José Ortega y Gasset: Realidad, Conocimiento y Sociedad

1. El problema de la realidad: José Ortega y Gasset

José Ortega y Gasset entendía la filosofía como una reflexión sobre la realidad y como herramienta para clarificar la vida. No estaba satisfecho con ninguna postura filosófica tradicional y decidió crear una nueva en la que la vida ocupase una posición central y radical. Rechazó tanto el realismo como el idealismo:

1.1. Críticas al realismo e idealismo

  • Al realismo porque daba por supuesto la existencia de las cosas mismas con independencia del yo que las conoce. Para Ortega, no sería adecuado solo atender a estas cuestiones y no a la mente que conoce.
  • Al idealismo porque sostenía que las cosas son ajenas y desconocidas al yo que conoce, por lo que la única realidad es el yo o el pensamiento.

Según Ortega, el idealismo tiene razón cuando señala que no se puede afirmar la existencia de cosas fuera de mi pensamiento. Pero pierde esta razón cuando afirma la independencia del sujeto y las cosas como meros elementos de mi pensamiento.

1.2. La realidad radical: la vida

Ortega defiende que solo existe una realidad primaria: la coexistencia del yo con las cosas. Surge así la vida como independencia del yo y el mundo. “Yo vivo, luego pienso” y “Yo soy yo y mis circunstancias” son las afirmaciones que engloban ambas posturas.

Yo soy yo y mis circunstancias” es una descripción certera de la realidad radical, incluyendo al yo y al mundo que me rodea (mundos físico, social, pasado…). No es una suma entre el yo y las cosas, sino que ambas cosas son inseparables. Así, la vida es lo primario, anterior a las cosas y al yo.

La vida es realidad radical porque en ella radican todas las demás realidades (el yo y las cosas están enraizadas en la vida).

1.3. El concepto de circunstancia

Ortega entendió el término circunstancia en dos sentidos:

  1. En el sentido general: es el marco histórico y cultural en el que se inserta la civilización occidental, que hace referencia a la filosofía griega y a la tradición judeocristiana.
  2. En el sentido concreto: expresa circunstancias pequeñas que ofrecen un sentido a lo que nos rodea. Ortega sostuvo que la vida es una realidad dinámica y eso hace que el yo actúe sobre el mundo y este sobre mí. La vida es constante actividad, pues hay que hacerla. Es aquello que sucede en la circunstancia en la que nos ha tocado vivir.

Este pensador estableció que es necesario dar con algunas categorías o atributos que ayuden a comprender bien la vida, ya que no se puede categorizar con conceptos universales al ser cada una propia de un individuo.

1.3.1. Características de la vida

  • Vivir es “sentirse” vivir: se refiere a que nada de lo que nos pasa o que hacemos sería nuestra vida sino fuésemos conscientes de que nos pasa a nosotros. La vida es descubrirnos a nosotros mismos y a las circunstancias que nos rodean, es saberse existiendo, reconocer la presencia de la propia vida.
  • Vivir es acción y proyecto: la vida es convivir con lo que me rodea. Es un intercambio entre lo que me pasa y lo que hago con las cosas. La vida es relacionarse con las cosas para interpretarlas, actuar y definir los proyectos que van a construirla.
  • La vida es problemática y está cargada de posibilidades: las circunstancias se nos imponen, no son elegidas. La vida es imprevista, no es prefijada ni preparada.
  • La vida es libertad: aunque las circunstancias sean impuestas, no nos determinan (condicionan, pero no determinan). Ante nosotros se disponen múltiples opciones a elegir. La vida consiste en decidir lo que vamos a ser en este mundo. Decidimos por los dilemas que las circunstancias nos ponen ante nosotros.
  • La vida es lucha y esfuerzo: el carácter dramático y problemático del ser humano hace que la vida sea empeño. El ser humano no es feliz del todo debido a que las circunstancias se nos hacen negativas y nos impiden realizarnos completamente. Esto hace que se despierten las capacidades humanas para que luchemos por realizarnos. Las personas no se adaptan al medio, sino que adaptan el medio a las personas.

2. El problema del conocimiento

Ortega se dividió entre varias tendencias filosóficas sobre el conocimiento: objetivismo, perspectivismo y raciovitalismo.

2.1. Objetivismo

El objetivismo fue la primera tendencia que adoptó. Defendía que era necesario adoptar la ciencia como modelo de conocimiento ante la crisis que atravesaba España. Esta corriente definía las cuestiones con rigor y precisión y juzgarlas con la razón. Trataba de contrastar toda actividad humana con la realidad y las cosas, pero tomando distancia de ellas. No era solo teoría, sino que era necesario un sistema en el que todos los elementos estén en su lugar y puedan localizarse.

2.2. Perspectivismo

El perspectivismo es la segunda corriente a la que se adscribe desde 1914, momento en el que se comienza a plantear la vida como realidad radical. Desde este momento, Ortega defiende que todos conocemos las cosas desde una perspectiva vital, un punto de vista particular, exclusivo de cada uno. Esto da lugar a infinitos puntos de vista desde los que se pueden conocer las cosas. No existe una visión verdadera, sino que todas lo son.

El ser humano capta la realidad desde la perspectiva vital en la que se encuentra. Cuando las perspectivas se juntan, muestran múltiples facetas que proporcionan un conocimiento más completo. Por eso las perspectivas deben complementarse e integrarse.

Para Ortega, la verdad no es relativa, sino absoluta. La realidad es relativa por la perspectiva desde la que se accede a ella. La verdad es siempre verdad, aunque sea parcial y no abarque todo lo real. Por todo ello, el conocimiento no es definitivo, ya que siempre se puede añadir una perspectiva nueva.

2.3. Raciovitalismo

El raciovitalismo es la postura que Ortega defiende desde 1923, su etapa de madurez. No supone el fin del perspectivismo. Es una reflexión sobre las dos principales perspectivas que tienen todos los seres humanos, la razón y la vida.

Desde el vitalismo, se rechaza la razón pura racionalista al ser una razón abstracta que busca encontrar sus principios o elementos para encontrar estabilidad o identidad. Esta razón rechaza pensar en la vida humana, que es multiplicidad, dinamismo y cambio. Tampoco es válido el vitalismo irracional, pues sustituye la razón por la intuición y lo reduce todo a impulsos irracionales.

La razón vital une la vida y la razón. La razón es una función vital y por ello se integra en la vida. La razón vital es un sentido pleno que abarca la razón pura o abstracta y capacita a la persona para entender la vida y tomar decisiones. También aparece como razón histórica, al ser capaz de aprehender o comprender la vida humana en su temporalidad e historicidad. Es aquella que abarca la historia de cada persona. Constituye un elemento esencial para la circunstancia individual y social.

2.4. Pensamiento y filosofía

La razón vital se expresa en el pensamiento, actividad con la que entendemos la circunstancia y el yo. Escribió “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo”. Con ella explica que el yo y la circunstancia son inseparables y hay que comprenderla para darle sentido, es decir, si entiendo mi circunstancia, me entiendo a mí. Hay 2 tipos de pensamiento:

  • El conocimiento proporciona un método para solucionar el misterio de la vida desde conceptos y razonamientos. Nos hace suponer que hay cosas estables y fijas en la realidad y que somos capaces de captarlo. Proporciona un sistema de creencias que ofrecen seguridad y que se aceptan inconscientemente. No se cuestionan. Son presupuestos intelectuales que están debajo de nuestras decisiones.
  • El pensamiento en sentido pleno puede producir ideas que nos orientan en el mundo y ayudan a determinar qué vamos a ser. La persona ha de pensar y actuar libremente con nuevas ideas que cuestionan creencias. Por eso, es necesario volver a pensar y producir ideas.

3. El problema de la sociedad

Ortega entiende que la vida humana está conectada con la historia de la humanidad. Las personas poseen su herencia biológica y cultural, compuesta por creencias e ideas. Tenemos que conocer el pasado para aprender de los aciertos y los errores para mejorar el futuro. El ser humano ha de vivir del pasado (no en él) para organizar su presente y su futuro. Ortega recurre a las generaciones para comprender la historia. Las generaciones son un conjunto de personas de, aproximadamente, la misma edad, que poseen una misma circunstancia y poseen cierto contacto vital. Cada generación recibe una herencia de la anterior, pero tiende a añadir algo propio.

  • La nueva generación que da prioridad a la herencia recibida se denomina una época acumulativa.
  • Si, por el contrario, la generación se desoye de las voces del pasado y se entrega a la espontaneidad creadora es una época eliminatoria y polémica. Esta marca los cambios históricos, que vienen provocados por generaciones decisivas que luchan por introducir nuevas ideas y variar los modos de vida.

En el mismo tiempo cronológico conviven 3 generaciones: jóvenes, maduros y viejos. En este punto, Ortega distingue entre:

  • Contemporáneos que viven en el mismo periodo cronológico, pero pueden pertenecer a generaciones diferentes.
  • Coetáneos que se encuentran en el mismo tiempo vital y pertenecen a la misma generación.

Las generaciones jóvenes siempre quieren innovaciones y disputan el poder con los maduros, quienes dirigen la sociedad. Estos jóvenes pueden ser aquellos que lideren la época eliminatoria y polémica. Si los intereses de ambas generaciones se complementan, la sociedad se desarrolla sin sobresaltos (acumulativa).

3.1. El hombre y la gente

Para Ortega, la vida es individual. Junto a ella, encontramos la vida humana colectiva, que excede al individuo porque los seres humanos se encuentran con otros y establecen relaciones mutuas. Esta vida no es primaria y patente, sino que es secundaria y derivada de la primaria.

Este contacto entre personas produce las relaciones interindividuales, en las que los otros son circunstancia para mí y yo lo soy para los otros. Son relaciones espontáneas y responsables que van más allá de la individualidad. Mediante estas, el ser humano rompe con su soledad y se comunica con otros individuos.

Pero hay otro tipo de relaciones, las relaciones sociales. No se dan entre personas individuales, sino entre cualquiera en general. Son impersonales y no tienen espontaneidad no responsabilidad. Un ejemplo sería un saludo al cruzarse con alguien. No son actos originales ni voluntarios, son acciones sociales y mecánicos que han sido establecido socialmente. Las relaciones sociales se manifiestan en usos, tiene estos rasgos:

  • Son impuestos por la sociedad y habrá sanción si no se actúa conforme a ellos.
  • Son ininteligibles e irracionales porque se realizan automática y mecánicamente.
  • Son exteriores al individuo y son impersonales al ponerse en práctica por las presiones recibidas.

Los usos producen 3 tipos de efectos sociales:

  • Facilitan prever la conducta de los desconocidos y relacionarse socialmente con extraños.
  • Transmiten la herencia del pasado.
  • Resuelve y automatiza aspectos de la conducta, lo que facilita la dirección de la vida hacia un porvenir racional. Ortega señaló que las relaciones sociales y los usos los realiza la gente, que es vida humana colectiva en sentido secundario. Sin embargo, las relaciones interindividuales las lleva a cabo el hombre, que es la vida humana individual.

3.2. El hombre masa y el hombre selecto

Según Ortega, en toda sociedad existiría una minoría de hombres selectos y una mayoría de hombres masa. Por hombre masa entiende aquel que carece de proyecto vital: no se exige, no piensa en mejorar, cree que solo tiene derechos y no obligaciones y posee una vida mediocre.

Por hombre selecto se entiende aquel hombre que destaca y es exigente consigo mismo, es noble, tiene un proyecto vital y asume responsabilidades. Puede exigir y guiar a los demás. Para Ortega es quien debe mandar en política y en los demás ámbitos sociales.

Los hombres selectos son los que deben gobernar, pues sin ellos la sociedad queda desorientada. Si la masa no se deja dirigir se produce lo que Ortega llamó el “problema de nuestro tiempo”, que es la rebelión de las masas. Es un proceso unificador que no respeta las libertades individuales. Supone el peligro de ahogar y encorsetar al individuo. Para este filósofo este es problema de España y Europa, las masas no siguen la dirección de las minorías selectas, sino que la sociedad en sí misma es el problema y es ella la que se autodestruye.

Ortega analizó el concepto de nación, concebido como aquella sociedad concreta que tiene un proyecto común por encima de las particularidades de los individuos, grupos sociales o regiones. No es un conjunto de seres humanos que están juntos, sino que es una comunidad que convive para hacer algo juntos, para realizar un proyecto colectivo. Ortega apostará por la construcción de una gran nación europea que superase la rebelión de las masas.

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