La Filosofía de Kant: Crítica de la Razón Pura y Ética Formal

La Filosofía de Kant

Crítica de la Razón Pura

La Crítica de la razón pura aborda los principios y límites del conocimiento. Kant divide la obra en tres partes:

  1. Estética trascendental: Parte de la sensibilidad como facultad del conocimiento humano. Se centra en las Matemáticas y su validez científica.
  2. Analítica trascendental: Estudia los caracteres del entendimiento como facultad del conocimiento humano. El objeto de estudio es la Física.
  3. Dialéctica trascendental: Estudia la razón como facultad del conocimiento humano y deduce si la Metafísica es posible como ciencia.

Kant distingue entre juicios a priori (independientes de la experiencia) y a posteriori (originados en la experiencia). También disocia los juicios analíticos (el predicado está contenido en el sujeto) y los juicios sintéticos (lo que se predica del sujeto no está contenido en sí mismo).

Para que la Metafísica adquiera el estatus de conocimiento científico, son necesarios los juicios sintéticos a priori, que permiten conocimientos nuevos.

Kant también aborda la estética, que hace referencia a los sentidos y la sensibilidad. Distingue entre intuición empírica (con sensaciones) e intuición pura (forma de la sensibilidad independiente de la materia). El espacio y el tiempo son las formas intuitivas de la sensibilidad externa e interna, respectivamente.

Ética Formal

Kant diferencia entre razón pura (juicios para validar el conocimiento) y razón práctica (imperativos o mandatos). La Ética formal se basa en el uso de imperativos.

Kant critica las éticas materiales (basadas en actitudes buenas o malas y un fin último) por no ser a priori ni universales. Propone una ética formal, a priori, donde los actos se realizan independientemente de la experiencia y el individuo determina su propia conducta.

El imperativo categórico expresa cómo debemos actuar. La ley se convierte en fin en sí misma y adquiere validez para todos.

Kant añade los postulados de la razón práctica:

  • Libertad: Permite actuar moralmente.
  • Existencia de Dios: Adecua la felicidad a los méritos y la virtud.
  • Inmortalidad del alma: Permite el progreso hasta el infinito.

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