1. Introducción a la Filosofía de Kant
Como filósofo de la Ilustración, Kant muestra la posibilidad del uso libre y emancipado de la razón en el conocimiento y en la acción. Pretende establecer los principios racionales que rigen la estructura del conocimiento, de la acción humana y los límites de la razón. Esto supone hacer una investigación crítica de la razón, y por eso su sistema filosófico es llamado Criticismo. Los tres grandes frentes de “lucha” son el dogmatismo racionalista, el escepticismo empirista y el irracionalismo.
2. La Doctrina del Conocimiento de Kant
En el ámbito del conocimiento, la doctrina que mantiene Kant se denomina idealismo-transcendental. Idealismo porque, según Kant, lo único que conocemos son los fenómenos. Trascendental porque este conocimiento se basa en el papel de las condiciones o formas a priori.
La doctrina kantiana del conocimiento enlaza con el modelo de ciencia existente y con las consecuencias extremas de las grandes filosofías modernas sobre el conocimiento, que hacían imposible la explicación de la ciencia de Newton:
- Racionalismo: que deriva en dogmatismo. Según el racionalismo, en materia de conocimiento, la razón es la única fuente válida.
- Empirismo: que deriva en escepticismo. El empirismo de Hume convertía a las ciencias naturales, entre ellas la Física, en saberes meramente probables.
Kant no acepta tampoco el escepticismo empirista. Por ello, la postura de Kant es de síntesis de racionalismo y empirismo:
- No puede conocerse todo, cosa que sí afirmaban los racionalistas.
- Puede conocerse algo más que lo que afirman los empiristas.
3. Contexto Histórico y Metafísica
Kant nació en Prusia, en el siglo XVIII, siglo de la Ilustración. La Ilustración es: “Atrévete a pensar por ti mismo, ya eres mayor de edad”, no necesitas que te digan lo que tienes que pensar. Las obras de Kant estaban dirigidas a los filósofos y científicos, ya que toda la comunidad científica está de acuerdo en algunas cosas, mientras que en la metafísica parece que caminamos entre las tinieblas, cada uno cree una cosa diferente. Él se preguntó: ¿será posible que la metafísica sea una ciencia?
En primer lugar, los juicios analíticos no aumentan nuestros conocimientos; son juicios simplemente explicativos. Hay otro tipo de juicios en los que sí aumenta: los juicios sintéticos. En los juicios sintéticos, el predicado no está incluido en el sujeto, dado que aumenta nuestro conocimiento.
Los juicios pueden ser a priori o a posteriori:
- A priori: son previos a la experiencia.
- A posteriori: son posteriores a la experiencia.
Normalmente, los juicios analíticos, los que no aumentan nuestro conocimiento, son a priori; y los sintéticos, los que sí aumentan nuestro conocimiento, son a posteriori. En los juicios a priori no necesitamos recurrir a la experiencia para saber si es verdadero; el propio principio de no contradicción es suficiente para determinar su verdad, ya que todos sabemos que no podemos ser una cosa y la contraria al mismo tiempo.
4. La Dificultad de la Ciencia
En los juicios a posteriori, sí necesitamos recurrir a la experiencia para saber si son verdaderos o no. Kant cree que los juicios propios de la ciencia deberían aumentar nuestros conocimientos como los juicios sintéticos, pero si son a posteriori tendríamos un problema, ya que tendríamos que comprobar empíricamente cada juicio, y la ciencia se caracteriza precisamente por ser un saber universal, que no admite excepción alguna. ¿Cómo puede Kant solucionar esta dificultad? Mediante la siguiente novedad: los juicios de la ciencia deben ser sintéticos y a priori. De este modo, conseguimos lo que queríamos: que aumenten nuestro conocimiento y que sean universales y necesarios, de tal modo que no tenemos que recurrir a la experiencia para comprobar su veracidad.
Kant pone como ejemplo el siguiente juicio: “La línea recta es la más corta entre dos puntos”. El predicado no está contenido en el sujeto, por tanto, es un juicio sintético y es a priori porque no nos hace falta la experiencia para comprobarlo. Kant se percata en este momento de que la metafísica es imposible como ciencia, aunque también dirá que es inevitable como tendencia, es decir, que es normal que queramos saber cosas que están más allá de los límites de nuestra razón.
5. El Giro Copernicano en Kant
Recordaréis que Copérnico se percató de que era un error considerar que la Tierra se encontraba estática en el centro del universo: “No está estática, estamos flotando en el universo y moviéndonos alrededor del sol”. De igual modo, antes de Kant, muchos filósofos creían en el realismo ingenuo, es decir, que somos capaces de capturar las propiedades de un objeto tal y como son y transferirlas a nuestra conciencia. Kant se percata de que esto no es tan sencillo, ya que tenemos una especie de filtros o de moldes y solo somos capaces de percibir la realidad a través de esos filtros o de ese molde. No podemos saber cómo es el mundo en sí, solo podemos saber cómo se nos aparece a nosotros. Las cosas tal y como se nos aparecen, es lo que Kant denomina fenómenos. La pregunta correcta ya no es: ¿cómo es el objeto? sino: ¿cómo conozco el objeto? ¿cómo se me aparece el objeto?
Kant logró una síntesis entre racionalismo y empirismo que le dijo a los racionalistas y a los empiristas: “Chicos, no os peleéis, que los dos tenéis parte de razón. Es cierto que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia, pero no por eso procede todo de la experiencia”. Además del racionalismo y empirismo, hay otra posibilidad que Kant denomina conocimiento crítico. El conocimiento crítico afirma que los límites de nuestro conocimiento es conveniente situar que los dos llegan a la experiencia sensible.
6. La Ética en Kant
Él se hacía la pregunta: ¿creéis que está bien mentir en algunas ocasiones? Esta polémica tiene plena actualidad en el mundo académico. Para aclarar las diferentes posiciones, vamos a recurrir a un ejemplo: nos encontramos en que en una casa tenemos escondidos a unos judíos y vienen los del ejército nazi y preguntan si tenemos algún judío aquí escondido. ¿Deberíamos mentir o tenemos que decir siempre la verdad?
Algunos filósofos creen que una acción es moralmente aceptable en base a las consecuencias previsibles de dicha acción. Esta postura sería la de las llamadas corrientes teleológicas o consecuencialistas. Pensaríamos: si digo la verdad en esta ocasión, a mí me van a encerrar y a los judíos los van a llevar a un campo de concentración, casi mejor voy a mentir y así evito un mal mayor. En la oposición, nos encontramos a otros filósofos que creen que una acción será siempre correcta o incorrecta en sí misma, con total independencia de las consecuencias que se deriven de esa acción. Contestaría de acuerdo con estos últimos: a veces creemos que va a suceder algo y sucede lo contrario; en otras palabras, no somos capaces de predecir las consecuencias de las acciones, así que no podemos utilizar las consecuencias previsibles como criterio ético.
¿Cuál será el criterio? Para Kant, él cree que es imposible imaginar nada en el mundo o fuera de él que pueda ser llamado absolutamente bueno, exceptuando una cosa: la buena voluntad. Si actúas con buena voluntad, nadie podrá reprocharte nada. Kant estaba en contra de las éticas materiales, aquellas que valoran las acciones en función de la consecución de un fin. Por ejemplo, la ética aristotélica se basaba en algo externo como la felicidad: si haciendo X aumentas tu felicidad, entonces X está bien. O Epicuro creía que la ética se basaba en el placer, o por ejemplo, los utilitaristas que afirman que debemos actuar de tal modo que logremos maximizar la felicidad del mayor número posible. Todas estas éticas son materiales.
La ética kantiana, sin embargo, no será material sino formal. Su ética no se vincula con ningún fin de la acción, ni con los resultados, sino con la intención de la acción. Kant dice que solo actuamos correctamente cuando actuamos por el deber en sí mismo, sin buscar nada a cambio. Él dice que, dado que todos queremos ser felices, la búsqueda de la felicidad no se puede considerar como un deber, ya que el deber implica coerción hacia un fin aceptado a disgusto.
7. El Imperativo Categórico
¿Cómo consigue Kant elaborar una ética que se pretenda ser universal y necesaria cuando no nos dará recetas sencillas o normas concretas sobre el modo en que debemos actuar? Nos invita, como buen ilustrado, a que pensemos por nosotros mismos y establezcamos nuestras propias normas morales, pero en base a un criterio que conoceremos como imperativo categórico. El imperativo categórico es el criterio que utilizaremos a la hora de decidir qué es correcto o incorrecto. Se enuncia del siguiente modo: “Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne como ley universal”. Esto quiere decir que cada vez que tomes una decisión en tu vida, debes actuar con la mejor voluntad, deseando que tu forma de actuar se pueda convertir en una ley universal, es decir, que quieres que el resto de los seres humanos actúen como tú lo has hecho. No vale tener una doble moral; debes ser consecuente.
El imperativo hipotético actúa de un determinado modo por temor a un castigo. El segundo enunciado del imperativo categórico dice: “Obra de tal modo que uses la humanidad tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca como un medio”. Los seres humanos somos los únicos seres capaces de moralidad.
8. Conclusiones sobre el Conocimiento y la Ética
Por último, otra parte que faltaría por nombrar sería: la sensibilidad es la facultad que permite percibir. El conocimiento sensible es la percepción del fenómeno; el entendimiento es la facultad que permite comprender los fenómenos y elaborar juicios sobre ellos. El conocimiento intelectual tiene su primer nivel en este trabajo del entendimiento. El entendimiento solo puede aplicar sus categorías a los fenómenos de la experiencia, no a las cosas en sí mismas (noúmenos); y la razón es la facultad que permite razonar y elaborar, por ello, las leyes. Con la intervención de la razón, el conocimiento intelectual encuentra su segundo nivel con el que se elabora la ciencia.
9. Comparación con Platón
Platón (autor racionalista): La razón nos lleva a las ideas y estas a la verdad. No le importa la experiencia. Tiene desconfianza en los sentidos y dice que las apariencias nos engañan. Según él, hay dos mundos (sensibles e insensibles). El hombre es un compuesto alma + cuerpo.
Kant: La razón (sujeto) + objeto (noúmeno) nos lleva a la verdad. Se basa en la experiencia. Las apariencias no siempre nos engañan; depende de cómo lo procesamos. Para Kant, solo hay un mundo y todas las cosas e ideas están en él. El hombre, para Kant, no se separa; solo estamos compuestos de razón.