La filosofía de Nietzsche
Crítica a la tradición occidental
La filosofía de Nietzsche se basa en la crítica a la tradición filosófica occidental desde sus inicios. La filosofía nace como paso del mito al logos, como superación de las descripciones del mundo que apelan a la imaginación y la narración metafórica por las descripciones que apelan a la racionalidad y la narración precisa y objetiva.
El inicio de la decadencia está en Eurípides, Sócrates y Platón. A partir de ellos se da lugar al “platonismo”, ellos dan lugar a la Ciencia y la Metafísica y a las condiciones que permiten la aparición de la Religión y la Moral.
El platonismo no se limita a la filosofía de Platón. El platonismo se ha instalado en la cultura y viene a ser la actitud de todos los hombres de nuestra civilización. Estamos hablando de Platonismo y debemos referirnos a él como la teoría para la que la realidad está escindida en dos mundos:
- Un mundo verdadero.
- Un mundo aparente.
El concepto de ser frente al de apariencia, el de razón frente a los sentidos y el de lo permanente frente al cambio, el del espíritu o alma frente al cuerpo, el de la unidad frente a la multiplicidad.
Estas creencias no comienzan con Platón, están incluso en los filósofos presocráticos –con la excepción de Heráclito al que el propio Nietzsche dice reverenciar. La auténtica realidad nunca muere, es eterna, lo que nosotros experimentamos como muerte se encuentra en el nivel de la apariencia, en el nivel de lo que se ofrece a los sentidos.
El platonismo es:
- La realidad no cambia y lo que cambia no es real.
- El auténtico ser es inmutable.
La reivindicación de la vida
La filosofía de Nietzsche es la filosofía que más lejos ha intentado llevar la reivindicación de la vida y la corporeidad, la reivindicación del ámbito en donde se dan “la muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento”, y por lo tanto la superación del platonismo.
Nietzsche afirma que lo único real es el mundo que precisamente el platonismo rechaza, y el destino del hombre es el ámbito de la finitud.
La postura que adoptó Nietzsche, fue creadora, intentando recomponer y recuperar lo olvidado, creando un hombre nuevo y renovado, lo que Nietzsche denomina un “Superhombre”, que dice sí a la vida, es autónomo, libre y creador de nuevos valores.
Su filosofía es como una melodía que repite un mismo tema: la reivindicación de la vida y la crítica a la actitud contraria a la vida, el platonismo; las variaciones a este tema son sus tesis relativas al superhombre, la voluntad de poder y el eterno retorno.
Sus críticas a las manifestaciones particulares del platonismo en la filosofía las dirige Nietzsche hacia la ética, la religión y la ciencia.
Su filosofía es el intento más radical de toda la historia del pensamiento de superar el platonismo y defender la tesis opuesta: la existencia de un mundo irracional y carente de sentido trascendente, lo que lleva implícito la reivindicación de la vida.
Relación de su teoría con el texto
El nihilismo
Nihilismo activo: es también nihilista la filosofía que intenta mostrar cómo los valores dominantes son una pura nada, una invención; Nietzsche es nihilista en este sentido pues propone la destrucción completa de todos los valores vigentes y su sustitución por otros radicalmente nuevos. Este nihilismo es una fase necesaria para la aparición de un nuevo momento en la historia de la cultura, para el reencuentro con el “sentido de la tierra”, la aparición de una nueva moral y de un nuevo hombre, el superhombre.
El perspectivismo
Nietzsche defendía el perspectivismo: toda representación del mundo es representación que se hace un sujeto; la idea de que podemos prescindir de la situación vital del sujeto, para alcanzar un conocimiento del mundo tal y como éste pueda ser, es un absurdo.
Nietzsche consideraba imposible el conocimiento de la realidad en sí misma, pues toda afirmación y creencia, toda teoría del mundo, depende del punto de vista de la persona que la ha creado. Nuestro punto de vista no es mejor para una correcta descripción de la realidad que el de otras especies animales.
No es posible un “criterio de verdad”, no existen los datos puros a partir de los cuales podamos construir un saber objetivo. No podemos encontrar datos o verdades primeras ni en nuestro conocimiento del mundo exterior o físico ni en el mundo interior.
Nietzsche es tan radicalmente contrario a la posibilidad de encontrar una verdad absoluta que ni siquiera cree posible lo que podría parecer la verdad más verdadera, el cogito cartesiano: tampoco el mundo de la mente se nos muestra en su pureza, nuestro conocimiento de la mente propia está tan influido por prejuicios como lo está el conocimiento del mundo exterior.
El perspectivismo nietzscheano parece ser una forma de relativismo y subjetivismo.
Crítica a la metafísica
La invención del Mundo Racional trae consigo la invención de los conceptos básicos de toda la metafísica tradicional; estas entidades son puras ficciones, consecuencia del poder fascinador de la razón. Dado que el mundo que percibimos presenta características contrarias, los filósofos acaban postulando el “platonismo”, la existencia de dos mundos, el mundo de los sentidos, pura apariencia, irrealidad, y el Mundo Verdadero, el Ser, dado a la razón, y horizonte último de nuestra existencia.
Una consecuencia de la invención del Mundo Verdadero es la valoración positiva del mundo del espíritu y negativa de la corporeidad. Para Nietzsche, la metafísica: es un signo de determinadas tendencias antivitales, guiadas por un instinto de vida decadente y contrario al espíritu griego anterior. La falta de instinto, el tono vital disminuido, permitió la exageración del papel de la razón, de la vida consciente, y la aparición de las fantasías metafísicas al estilo del Mundo Verdadero, Eterno e Inmutable.
Las categorías metafísicas como substancia, ser, esencia, unidad son puras invenciones para en ellas encontrar el reposo, la regularidad y calma ausentes del único mundo existente, el que se ofrece a los sentidos. La metafísica platónica –y toda la occidental– es un síntoma de resentimiento ante el único mundo existente, miedo al caos.
Pero Nietzsche encuentra también en la influencia de la gramática otro origen de la metafísica; el lenguaje da lugar a una visión errónea de la realidad: la estructura sujeto-predicado, favorecen una interpretación substancialista de la realidad, la creencia en entidades dotadas de rasgos permanentes y propios, de sustancias.
Sólo la superación de la creencia en la gramática puede superar también la concepción típica de la metafísica tradicional. Nietzsche rechaza las creencias de que el mundo es un cosmos y de que la razón –el logos– puede captar lo real. La filosofía de Nietzsche tiene una orientación claramente irracional, y hace imposible el lenguaje, el conocimiento y la filosofía.
Validez de los conceptos
Consideraba que entender una realidad es subsumirla en un concepto, disponer de un concepto para comprenderla. La tradición filosófica pudo defender este punto de vista al afirmar la existencia de dos formas de ser: la esencia, y los rasgos accidentales que dan lugar a las diferencias entre individuos.
La tesis de Nietzsche: en el mundo no existen esencias, no existe un rasgo (o varios rasgos) que se encuentre en todos y cada uno de los de los individuos; ni siquiera existen los objetos, pues la identidad que nosotros les atribuimos, su ser los mismos con el paso del tiempo es una consecuencia de nuestro modo sustancialista de representarnos la realidad.
Dada esta creencia, claramente heracliteana, no es extraña su afirmación de que el pensamiento conceptual no es un buen recurso para expresar la realidad. La misma palabra no puede servir para referirnos adecuadamente a dos cosas distintas, pues si cubre bien la realidad de una de ellas no puede cubrir también la de la segunda, ya que la primera es inevitablemente distinta de la segunda.
La idea nietzscheana de la realidad induce a pensar que no podemos utilizar las palabras de un modo unívoco; lo más que concede es el uso análogo o metafórico del lenguaje: la metáfora es mejor modo de captar la realidad que el concepto preciso pues la metáfora implica desigualdad entre los objetos, no presenta significados sino que los sugiere y nos permite la posibilidad de completar el significado a partir de nuestra propia experiencia del mundo.
En definitiva, para Nietzsche, el arte es un medio más adecuado de expresar el mundo que la filosofía. Para expresarlo brevemente, primero la palabra falsea la intuición, y segundo, el concepto falsea la palabra. El error de la filosofía es haberse olvidado de las intuiciones como origen de los conceptos y aceptar dogmáticamente que los conceptos son lo que designa la realidad, y no las puras metáforas de las intuiciones. No hay verdad en el concepto.