El Mundo Sensible y el Mundo Inteligible
El mundo sensible es el mundo al que tenemos acceso a través de los sentidos. En él hay dos tipos de entidades: las sombras e imágenes de los objetos, y los objetos físicos. Los objetos físicos son cambiantes por lo que cualquier conocimiento sobre ellos es relativo y temporal.
El Mundo Inteligible es la auténtica realidad, tiene para este autor un carácter religioso y consecuencias en el campo de la epistemología, la ética y la política. En el mito de la caverna la metáfora del Mundo Inteligible es el mundo exterior al que accede el prisionero cuando pierde las cadenas y sale de la caverna.
Teoría del Alma
Teoría del alma: el alma es eterna, su existencia perdurable y que su existencia está, antes de unirse al cuerpo, por lo que esta unión ocurre de un modo accidental, resultando el ser humano y que el alma continúa existiendo después que el cuerpo deje de existir.
También fundamenta que dentro de esta realidad social en que se desenvuelve el hombre el alma se divide en tres:
Alma Racional, con una virtud predominante que es la Prudencia, esta parte está ubicada en la cabeza, es la única alma inmortal donde se genera el conocimiento y con dominio sobre las otras dos almas. (la sensitiva y la vegetativa).
Alma Sensitiva: alberga los sentimientos como el ánimo y la capacidad de resolver y enfrentar dificultades; esta alma está ubicada en el pecho, su virtud predominante según Platón, en esta parte es La Fortaleza.
Alma Vegetativa: Ubicada en el abdomen, cuya virtud predominante es la templanza,,, también del mundo sensible con relación a los deseos y necesidades vitales del individuo. Cada una de estas almas está caracterizada por una virtud y estas tres virtudes controlan al cuerpo y se interrelacionan entre sí, generando la virtud superior a ellas, que es la justicia.
Paradigma de la Línea
El paradigma de la línea es una alegoría propuesta por Platón en la cual se plantea los grados del ser y del conocer del mundo. En relación con su pertenencia al mundo de las ideas o al mundo sensible, existen distintas maneras del ser, que se conocen mediante diferentes métodos. En su ascenso dialéctico, Platón habla de un trayecto de conocimientos que se debe llevar a cabo para llegar finalmente a la Idea de Bien, la que permite conocer tanto el mundo de las ideas como el sensible y comprender todas las relaciones esbozadas por cada ente.Según Platón hay tantas categorías de conocimientos como clases de entes. El paradigma platónico de la línea divide al mundo en dos partes: el mundo inteligible (la episteme o ciencia), y el mundo sensible (la doxa u opinión), en las cuales se encuentran como modos de conocimientos adosados a estas esferas del intelecto.
A la vez produce una división en cada una de estas esferas. Los entes del mundo sensible están divididos en dos tipos: las imágenes y los objetos representados por esas imágenes, es decir las cosas mismas. A cada subdivisión le asigna como facultades de conocimiento la imaginación o eikasía, y la creencia o pistis. Es decir, la doxa abarca a la imaginación y a la creencia. Es en esta parte del mundo de las ideas donde Platón coloca a los objetos inteligibles inferiores: las ideas que necesitan representación material, a las cuales se llega mediante superposiciones. En la segunda parte sitúa a los objetos inteligibles superiores, la episteme, conocimiento cierto o verdadero que se integra entre el pensamiento discursivo y el conocimiento dialéctico, que finalmente es lo que permite ascender hasta el conocimiento de la Idea del Bien, la cual propicia llegar a entender las relaciones entre todas las ideas. Son las ideas que no necesitan representación y que son principios a los que se llega mediante la dialéctica. O sea, sólo recurren a las ideas consideradas en sí mismas. A la parte primera le fija como medio cognoscitivo la diánoia. Al segundo, la inteligencia o noesis.
El Entendimiento y la Inteligencia
Tal como Platón lo concibe, el entendimiento es la parte del conocimiento que necesita remitirse a principios hipotéticos, los cuales sirven de base para el razonamiento. Pone como ejemplo las entidades matemáticas y de las ciencias, que se conocen mediante el entendimiento discursivo. Por el contrario, la inteligencia se sirve solamente de la dialéctica, la cual, si bien utiliza hipótesis, lo hace a modo de peldaños, con el fin de llegar a los verdaderos principios sin valerse de entes sensibles, sino de las ideas consideradas en sí mismas. Son estas las ideas morales y metafísicas que se conocen de modo dialéctico mediante la intelección.
La Idea del Bien
Según Platón, la idea de bien es la idea suprema de su Teoría de las Formas. Platón nos presenta la idea de bien como el objeto más adecuado para el alma y causa de la realidad, perfección y verdad de las cosas. La importancia y funciones que Platón concede en su filosofía a la idea de bien es tal que muchos autores (los neoplatónicos y los primeros filósofos cristianos) la han identificado con Dios.
La Idea del Bien es el principio mismo de todas las demás Ideas, no puede estar sometido a ningún otro principio posterior, pues la idea de la que todas las demás participan no puede ella participar de nada por encima (está más allá de la esencia).
Cuatro dimensiones del Bien:
- Carácter inteligible: el Bien es una idea, objeto de la filosofía, solo el alma purificada puede aproximarse.
- El Bien es real: no es un mero concepto, no ha sido formada por la mente humana, ni depende de ella. Es una Idea que existe en sí, más allá de nosotros y del mundo.
- El Bien es realizable: debe encontrar su realización en este mundo, así como ya reina en el de las ideas, es la meta a la que debe tender tanto el individuo como la ciudad y este es el sentido de la ética y la política que consiste en la disposición del alma humana y la ciudad siguiendo el modelo eterno del Bien.
- Como fundamento del mundo inteligible, el Bien es la causa de toda realidad así como del conocimiento que de ella tenemos.
En el famoso pasaje sobre el Sol y la Idea del Bien queda esto bien reflejado. Nos dice que al igual que el ojo ve con más claridad cuando su objeto está bañado por la luz solar, también el entendimiento capta más nítidamente su objeto (ideas) a la luz de la Idea del Bien, esta proporciona la verdad a los objetos de conocimiento y la facultad de conocer al que conoce. Ni la luz ni la visión son el sol, como tampoco la verdad o el entendimiento son el bien, este merece más dignidad. La verdad para los griegos es aletheia (desvelamiento), es decir, quitar el velo a las apariencias para descubrir la realidad auténtica de las cosas. Por ello se concibe como una propiedad de las Ideas, refiriéndose a ellas como “objetos sobre las cuales brilla la verdad”. Platón asigna a la Idea del Bien, a la bondad o excelencia, una importancia que excede la meramente ética, es “lo que proporciona la verdad a los objetos del conocimiento y la facultad de conocer al que conoce”.