La Filosofía de Santo Tomás de Aquino

Santo Tomás de Aquino

Ontología

Aquino, en su concepción de la realidad, acepta de Aristóteles la mayoría de sus teorías (teleología, las cuatro causas, el movimiento, el hilemorfismo, sustancia primera y segunda, y accidente), pero además establecerá una distinción de los seres a partir del concepto cristiano de creación. La creencia en Dios como creador del mundo implica una radical diferencia entre Dios y los demás seres creados por él.

Estos podrían no haber sido creados, es decir, su existencia no es necesaria, sino contingente. Contingente es todo aquello que puede existir o no existir. Frente a los seres contingentes está Dios, que es el ser necesario, aquel que necesariamente tiene que existir (no puede no existir), por ser principio y causa de los demás seres.

Santo Tomás distinguirá dos aspectos distintos constitutivos de toda realidad:

  • Lo que los seres son, la esencia de los seres (su definición universal).
  • El hecho de que existan o no, su existencia.

Los seres contingentes se componen de esencia y existencia, pues su esencia no implica necesariamente su existencia. Sólo en el ser necesario, Dios, esencia y existencia se identifican; su esencia implica su existencia.

La esencia es potencia de ser (determina las capacidades o potencialidades de ser) y la existencia es acto de ser (actualiza las potencialidades de ser de una esencia). A cada esencia le corresponde un tipo de existencia determinada (una forma distinta de ser).

Hay grados de perfección en los seres y, por lo tanto, unos seres son más perfectos que otros porque las esencias tienen más o menos potencialidades de ser. Afirma Santo Tomás, por tanto, la organización jerárquica de los seres según sea la semejanza de cada ser con la Causa primera de la existencia (Dios), o lo que es lo mismo, su participación en la perfección.

Teología

El Dios de Aquino no es sólo el motor inmóvil del universo, sino que, de acuerdo con el cristianismo, es creador del mundo y, por lo tanto, al pensarse a sí mismo conoce todo lo creado. Para Santo Tomás, una de las tareas fundamentales de la razón es la demostración de la existencia de Dios.

Aquino propone que la existencia de Dios debe ser demostrada, pues aunque es evidente en sí misma, ya que el sujeto implica al predicado y es una verdad analítica, no es evidente para nosotros. Así, Aquino distinguirá entre dos tipos de evidencia:

  • Las proposiciones cuya verdad es evidente en sí misma y para nosotros: aquellas que, siendo evidentes, la razón humana puede llegar a comprender tal evidencia. Todos los axiomas son proposiciones de este tipo.
  • Las proposiciones cuya verdad es evidente en sí misma pero no para nosotros: son aquellas que, siendo evidentes en sí, nosotros desconocemos su verdad (por ignorar la definición de alguno de sus componentes) y, por lo tanto, necesitan ser demostradas. Este es el caso de la proposición «Dios existe», que es evidente en sí (fe), pero resulta no evidente para la razón humana.

De esta forma, hay que demostrar la existencia de Dios. Y el procedimiento teórico que se debe utilizar para ello, según Santo Tomás, es la demostración a posteriori, que parte del efecto para demostrar la causa: tomando a los seres del mundo, considerados como efectos, se pretenderá afirmar a Dios como causa de los mismos. La demostración a priori, en la que se parte de la existencia de la causa para demostrar el efecto, no es válida para este caso, ya que la existencia de Dios sería la causa y ésta es la que debemos demostrar.

Finalmente, Aquino propone cinco vías que buscan demostrar la existencia de Dios:

  1. La primera parte del movimiento de los seres para llegar a afirmar la existencia de Dios como motor inmóvil.
  2. La segunda parte de la existencia de causas causadas para demostrar la existencia de Dios como causa incausada.
  3. La tercera parte de los seres contingentes para afirmar la existencia de Dios como ser necesario.
  4. La cuarta (de influencia platónica) parte de la existencia de grados de perfección en los seres para afirmar la existencia de Dios como ser perfectísimo.
  5. La quinta constata el comportamiento ordenado y racional de los seres naturales para afirmar la existencia de Dios como inteligencia ordenadora.

Dios será, pues, considerado como motor inmóvil del universo (acto puro), causa incausada (creador), ser necesario, ser perfectísimo e inteligencia ordenadora de la naturaleza. Esta ordenación general del universo se realiza a través de la ley eterna, impuesta por Dios, la cual regula de distinto modo a los seres: mediante las leyes físicas a los seres físicos irracionales, y al hombre mediante la ley natural (moral), que respeta su libertad.

Epistemología

Razón y fe

Santo Tomás considera, como Aristóteles, que el hombre debe partir de la sensibilidad para conocer y, como consecuencia, el objeto de estudio propio del conocimiento racional son las realidades sensibles (materiales). Por esto, nuestro conocimiento racional de Dios será imperfecto y por analogía (comparación).

Para Santo Tomás, sólo se podrá ampliar el conocimiento racional a través de la fe (verdad sobrenatural o de la revelación). Por tanto, Santo Tomás distingue entre dos fuentes o modos de conocimiento:

  • La fe
  • La razón

Y considera que no existe contradicción entre ambas. Hay contenidos de razón que no son de fe y contenidos exclusivamente de fe, pero hay también contenidos comunes a los que se llega tanto por la razón como por la fe. Así, la teología y la filosofía no se distinguen fundamentalmente por sus contenidos, sino por ser fuentes de conocimiento distintas. Ambas son autónomas e independientes, aunque colaboran mutuamente. La razón ayuda a la fe para construir la teología y la fe ayuda a la razón como criterio extrínseco y negativo del conocimiento racional (si en filosofía se llega a contradicciones con lo dicho en la revelación, hay un error en los razonamientos y deben revisarse).

El conocimiento racional

En primer lugar, Santo Tomás afirmará con Aristóteles la necesidad de aplicar los axiomas, principios primeros que rigen toda realidad (son varios y se derivan todos del principio de no contradicción) en el conocimiento.

Para Santo Tomás, el entendimiento humano (facultad del alma) está unido sustancialmente a un cuerpo material dotado de órganos de conocimiento (los sentidos), por lo que nuestro objeto de estudio propio será solamente los seres materiales que podemos percibir. El conocimiento del universal, de la esencia, comenzará por la experiencia sensible y no puede realizarse sin ella.

El entendimiento realiza la abstracción desde lo particular a lo esencial de cada objeto, al universal. Distingue dos capacidades del entendimiento:

  • El entendimiento agente, que abstrae de las representaciones particulares lo común para formar la especie inteligible (el concepto universal) que expresa la esencia de los seres.
  • El entendimiento posible, que ya puede trabajar a partir de estos conceptos universales.

Antropología

El hombre es la unión sustancial del cuerpo y el alma. El alma racional es su esencia y tiene varias facultades:

  • La vegetativa posibilita la nutrición y el desarrollo.
  • La sensitiva posibilita la sensibilidad.
  • La racional posibilita el pensamiento.

Para Aquino, aunque el cuerpo se corrompe y muere, la facultad racional del alma es subsistente e incorruptible.

Ética

Santo Tomás aceptará, junto a la concepción teleológica de la naturaleza, los principios básicos de la ética aristotélica, afirmando que el fin último del hombre es la felicidad. Ésta se consigue con el desarrollo perfecto de nuestra esencia (nuestro bien propio) y este desarrollo se realiza por una tendencia natural intrínseca. La felicidad perfecta se consigue con la contemplación (actividad intelectiva) del ser supremo trascendente (Dios), al ser éste el objeto más elevado del entendimiento («el Bien supremo»).

Las leyes morales básicas y generales que deben guiar el comportamiento de todo hombre se hallan implícitas en nuestra alma (esencia o Bien) y constituyen la ley natural. Ésta es el modo como la ley eterna, impuesta por Dios sobre todos los seres del universo, se realiza en el hombre, respetando su libertad. Con la realización de la ley natural, el hombre podrá llegar al conocimiento y unión con Dios, consiguiendo, aunque no en esta vida, el bien supremo y la felicidad perfecta. El hábito por el cual tendemos a realizar los preceptos de la ley natural de forma espontánea es llamado sindéresis.

El contenido de la ley natural es evidente (cognoscible por cualquier hombre), universal (para todos los seres humanos) e inmutable (pues no cambia ni a lo largo de la historia ni por el lugar de origen), ya que se fundamenta en la propia esencia humana. Para Santo Tomás, la Ley Natural, al igual que los axiomas del conocimiento, tiene varios preceptos evidentes en sí mismos y para nosotros. Pero de igual forma que existe en el ámbito de la demostración teórica un axioma básico, el principio de no contradicción, existe un primer precepto o principio de la razón práctica (de la ley natural) que se fundamenta en la propia esencia humana (el bien) y su desarrollo. Este primer precepto, base de los otros, es el de «el bien ha de hacerse y buscarse; el mal ha de evitarse». De este primer precepto general se derivan otros tres preceptos primeros generales de cada una de las facultades del alma:

  • El deber de conservar la vida, desarrollando racionalmente la facultad vegetativa, la tendencia natural por sobrevivir.
  • El deber de procrear y educar a los hijos, desarrollando racionalmente la facultad sensitiva, la tendencia natural de relacionarse sexualmente.
  • El deber de buscar la verdad y de respetar la justicia social, desarrollando así la razón y la sociabilidad, y poder llegar así al conocimiento, especialmente de Dios.

Pero la ley natural no sólo se compone de los preceptos primeros generales, sino que incluye también las normas o preceptos secundarios concretos que se deducen de los primeros (generales) utilizando la reflexión racional o conciencia. Los secundarios, en la mayoría de los casos, son comunes a todos los hombres, aunque pueden darse diferencias a causa de la mala educación, que crea hábitos equivocados; estar dominada el alma racional por los deseos; haber deficiencias en los razonamientos; y defectos en la propia esencia. También son estos preceptos inmutables en casi todas las situaciones, aunque hay alguna excepción cuando por alguna razón es imposible respetar un precepto determinado.

Teoría social

Los preceptos de la ley natural son muy generales y socialmente deben ser concretados por las leyes sociales (positivas). Vivir en sociedad es propio de la naturaleza o esencia humana y en ella se deben establecer las leyes que posibiliten el cumplimiento de la ley natural por el hombre. Las leyes positivas o sociales son convencionales y deben ser una prolongación de la ley natural y han de respetar siempre el contenido de ésta.

Para Santo Tomás, el buen gobierno es aquel que proporciona el bien común, respetando con sus leyes la realización de la ley natural y, con ella, de la Justicia (punto de unión entre moral y derecho). Es lícita la desobediencia civil cuando lo que el gobernador pretende es la realización de fines egoístas (tirano). Las mejores formas de gobierno, para Santo Tomás, son la Monarquía, la Aristocracia y la Democracia.

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