Metafísica
La Esencia y la Existencia
Al igual que Aristóteles, Santo Tomás de Aquino consideraba la metafísica como la ciencia del «ente en cuanto ente», la ciencia de las primeras causas y principios del ser. Aceptaba la teoría de las cuatro causas, la teoría de la sustancia y la teoría del acto y la potencia.
Sin embargo, un punto crucial de divergencia con Aristóteles reside en la distinción entre esencia y existencia. Para Santo Tomás, la esencia es aquello que define a un género o especie, mientras que la existencia es contingente. Aquello que tiene esencia no tiene necesariamente que existir. La relación entre esencia y existencia es de potencia y acto, requiriendo la mediación divina para que la esencia se una a la existencia.
Las Causas y los Trascendentales
Santo Tomás distingue entre causas primeras (Dios con respecto al mundo) y causas segundas (aquellas que provocan un cambio pero no dan el ser). El ser de las criaturas puede separarse de su esencia, mientras que el ser de Dios es inseparable de su esencia y, por lo tanto, necesario. Además de las categorías aristotélicas, Santo Tomás propone los trascendentales: unidad, bondad y verdad.
La Existencia de Dios
En cuanto a la teología natural, Santo Tomás busca demostrar la existencia de Dios a través de argumentos a posteriori, basados en la experiencia. Sus famosas cinco vías argumentan a favor de un primer motor inmóvil, una primera causa incausada, un ser necesario, la fuente de la bondad y la perfección, y una inteligencia ordenadora del mundo.
La Esencia de Dios
Si bien podemos conocer la existencia de Dios, su esencia permanece incognoscible. Santo Tomás propone tres vías para acercarnos a ella de manera imperfecta: la vía de la negación (Dios no es ni X, ni Y, ni Z…), la vía de la eminencia (Dios posee cualquier cualidad positiva en grado sumo) y la vía de la afirmación (Dios es lo que propiamente es).
Antropología
El Hilemorfismo
Siguiendo la teoría hilemórfica de Aristóteles, Santo Tomás afirma que el hombre está compuesto de alma y cuerpo, inseparables para constituir la sustancia humana. A diferencia del dualismo platónico o cartesiano, el alma, aunque inmortal, necesita del cuerpo para realizar sus funciones sensitivas, vegetativas e intelectivas.
El Alma
Santo Tomás defiende la inmortalidad del alma, creada por Dios. A diferencia de Aristóteles, quien postulaba tres tipos de alma, Santo Tomás afirma una única forma sustancial con distintas capacidades (vegetativa, sensitiva e intelectiva). La inmaterialidad del alma permite al hombre tener conciencia, diferenciándolo de los animales y otorgándole libre albedrío.
Ética
La Felicidad y el Bien
Coincidiendo con la teleología aristotélica, Santo Tomás afirma que toda acción tiende a un fin, el bien. El fin último del hombre es la felicidad, que solo se alcanza en el conocimiento de Dios. Esta felicidad trasciende la vida terrenal, dado que el alma es inmortal.
El Mal
El mal, para Santo Tomás, es la privación del bien. Distingue entre el mal físico (el dolor) y el mal moral, consecuencia del libre albedrío. La libertad humana, aunque permite la posibilidad del mal, acerca al hombre a la perfección divina.
Las Virtudes
Santo Tomás, al igual que Aristóteles, distingue entre virtudes morales e intelectuales. La virtud es un hábito selectivo de la razón, formado por la repetición de actos buenos. Además de las virtudes aristotélicas, Santo Tomás añade las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), dones divinos que guían al hombre hacia la salvación.
La Ley Moral Natural
El primer principio de la razón es hacer el bien y evitar el mal, base de la ley moral natural.
En resumen, Santo Tomás de Aquino armoniza la filosofía aristotélica con el cristianismo, señalando la felicidad en la contemplación de Dios y el mal como la ausencia del bien. Sus aportaciones a la ética incluyen las virtudes teologales como camino hacia la salvación.