La filosofía trascendental kantiana: Conocimiento, moral y postulados de la razón

Kant: Preguntas fundamentales de la filosofía

¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar? ¿Qué es el hombre?

Kant afirma que todos los temas de la filosofía se resumen en cuatro preguntas fundamentales que sintetizan los problemas principales de esta disciplina:

  • ¿Qué puedo saber? (¿Cuáles son los límites del conocimiento humano?)
  • ¿Qué debo hacer? (¿Cómo debemos actuar para que nuestras acciones sean éticamente correctas?)
  • ¿Qué puedo esperar? (¿Existe algún tipo de recompensa tras la vida presente después de cumplir nuestro deber moral?)
  • ¿Qué es el hombre? (La más importante, ya que resume las anteriores)

Todas las preguntas se refieren a los límites del ser humano al conocer y actuar en el mundo. Para responderlas, emplea el método crítico o trascendental que analiza las estructuras mentales que hacen posible el conocimiento o la acción práctica del sujeto, y el funcionamiento de esta para averiguar cuáles son las fuentes y los límites de nuestros conocimientos y acciones.

Juicios y conocimiento científico

Para que exista la posibilidad del conocimiento científico en la metafísica, se deben dar una serie de condiciones para llegar a juicios considerados científicos; estas condiciones son:

  1. El juicio debe aumentar nuestro conocimiento sobre la experiencia.
  2. Debe ser válido universalmente y necesariamente verdadero.

Existen tres tipos de juicios:

  • Analíticos: Son universal y necesariamente verdaderos, poseen validez a priori y su contrario no es posible. Son explicativos, no aumentan nuestro conocimiento.
  • Sintéticos: Son contingentes y poseen validez a posteriori. Son extensivos porque aumentan nuestro conocimiento, pero este no es ni universal ni necesario; no son juicios científicos.
  • Sintéticos a priori: Hacen referencia a la experiencia, por lo que amplían nuestro conocimiento, pero también son universal y necesariamente verdaderos. Son científicos.

Basándose en los juicios sintéticos a priori, Kant afirma que en el conocimiento intervienen dos factores: la sensibilidad (recopila los datos del exterior) y la mente del sujeto (organiza estos datos con una serie de estructuras lógicas). De este modo, sintetiza el empirismo y el racionalismo y deduce que en el conocimiento hay una materia (dada por los sentidos) y una forma (puesta por la mente del sujeto).

Idealismo trascendental kantiano

La filosofía de Kant rompe con lo anterior y recibe el nombre de idealismo trascendental, ya que, para él, las formas a priori que da la mente del sujeto al conocimiento son estructuras ideales que tienen todos los seres cognoscentes, previas a cualquier experiencia. La mente tiene tres facultades: la sensibilidad, el entendimiento y la razón; en base a esto, hace una crítica sobre cada una de ellas.

La sensibilidad

Nos aporta los datos de los objetos en el conocimiento. Esta sensibilidad o intuición sensible puede ser:

  • Externa (presentamos los objetos en el espacio)
  • Interna (captamos los objetos en el tiempo)

Estas intuiciones son puras, son formas a priori de la sensibilidad; los datos de la experiencia por sí mismos pertenecen a la intuición empírica. La síntesis de datos empíricos del objeto junto con las formas a priori de la sensibilidad (espacio y tiempo) nos permiten conocer los fenómenos sensibles dados en el espacio y el tiempo.

El entendimiento

Tiene como misión abarcar múltiples fenómenos sensibles y sintetizarlos bajo un concepto. Estos conceptos pueden ser:

  • Empíricos (a partir de la experiencia)
  • Puros (a priori, previos a cualquier experiencia)

Los conceptos a priori hacen posible cualquier experiencia y los denomina como categorías del entendimiento; estas hacen posible el pensamiento, regido por la lógica, y dotan de universalidad y necesidad a la experiencia. Hay tantas categorías como juicios lógicos y su actividad debe estar coordinada por el yo o por la conciencia para que puedan permitir el conocimiento verdadero de los objetos.

Por ello, afirma que todo cuanto conocemos tenemos necesariamente que conocerlo como fenómeno dado en el espacio y el tiempo; es decir, solo podemos conocer el aspecto externo del objeto y nunca será posible el conocimiento de las cosas en sí mismas, de su esencia verdadera. Las esencias son incognoscibles; solo pueden ser pensadas, pero no conocidas a través de un juicio científico.

La razón

Permite unir los conocimientos aportados por el entendimiento, sintetizándolos ampliamente a través del razonamiento. Esta tarea se la facilitan los principios o ideas trascendentales de la razón (conceptos a priori, incondicionados que a su vez son condición suprema para unificar los fenómenos conocidos por el entendimiento). Son tres:

  • Idea del mundo (une todos los fenómenos de la experiencia externa)
  • Idea del alma (une todos los fenómenos de la experiencia interna del sujeto)
  • Idea de Dios (une la totalidad de los fenómenos)

Estas ideas no proporcionan conocimiento de los objetos; poseen un uso regulativo, actúan como ideales que impulsan y dirigen las investigaciones científicas.

Conclusión: Metafísica, moral y estética

La metafísica no puede ser una ciencia porque busca un conocimiento racional del mundo en su totalidad y, aunque es imposible, la razón humana siempre cae en la creencia de la posibilidad del conocimiento de los noúmenos más allá de la experiencia y trata de conocer objetos trascendentes, cayendo en contradicciones inamovibles. Por lo que la metafísica queda encaminada hacia la moral y la estética.

Ética kantiana: La buena voluntad y el imperativo categórico

Para aplicar la razón a la práctica, sostiene que para el hombre el patrón que mide el valor de una acción es únicamente la buena voluntad que las impulsa, que actúa por deber sin ningún tipo de interés o inclinación. En el momento de actuar por deber, se plantea el problema de la libertad del sujeto y lleva a la práctica esta teoría a través de dos principios:

  • Máximas: Determina la voluntad de un sujeto concreto y solo tiene validez para él, dependiendo de las circunstancias en que este se encuentre.
  • Leyes: Universal y válida para toda voluntad posible en general, determinada incondicionalmente, sea cual sea la circunstancia.

Propone que la ética debe ser capaz de formular y explicar dicha ley del deber y la conecta con la libertad del sujeto. Esta ética formal formula una ley moral universalmente válida, a la que denomina imperativo categórico, que dice: obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal. Permite deducir la libertad del sujeto (noúmeno que solo podemos pensar) y a la vez la autonomía del sujeto (se da a sí mismo una ley de comportamiento independiente de la experiencia y de la sensibilidad).

Por lo que la voluntad es autónoma para autolegislarse a través de la razón; por tanto, el hombre como fenómeno o ser sensible no es libre (está sometido a las leyes de la naturaleza), pero sí como noúmeno o ser racional, porque se dicta a sí mismo la ley moral. Al no ser el sujeto solo pura razón, sino también un ser sensible, implica la búsqueda de la felicidad como recompensa por el cumplimiento del deber; por ello, el orden moral exige la existencia de Dios y la inmortalidad del alma para que el ser humano pueda tener la posibilidad de cumplir con su deber y ser feliz.

Postulados de la razón práctica

Los postulados de la razón práctica son:

  • La libertad: Si los seres no fuesen libres, no tendrían deberes sino obligaciones; por ello, es exigida por la ley moral para que autoconstruya cada uno su felicidad.
  • La inmortalidad del alma: Un deber que no pudiese realizarse carecería de sentido; entonces, si todo deber exige ser realizado, debe ser posible un progreso infinito en la virtud y, como en esta vida es imposible, es necesario que exista otra vida que alcance esa perfección y que el hombre llegue a realizar el deber por el deber y ser feliz.
  • La existencia de Dios: El deber y la felicidad no pueden ser dos líneas paralelas que nunca se crucen; no tendría sentido que un hombre virtuoso se quedase sin recompensa, por lo que es necesario un ser que garantice que el cumplimiento del deber va a hacer al hombre feliz, y sin él el deber no tendría sentido. Ese ser es Dios.

Estos postulados no aumentan nuestro conocimiento de los objetos puesto que son noúmenos suprasensibles inalcanzables; son ideas que tienen sentido en el ámbito moral. Contestan a qué podemos esperar tras esta vida.

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