1. Definición de Ilustración y el Lema de la Ilustración
Kant define la ilustración como la salida del hombre de su «minoría de edad» de la que él es el responsable.
Kant considera que la «minoría de edad» que le preocupa y hay que superar es aquella en la que, disponiendo de su propio entendimiento, el hombre no tiene el coraje y valor para utilizarlo y pensar por sí mismo. Por eso, el lema de la ilustración es «Sapere aude«, atrévete a pensar por ti mismo.
2. Causas de la Minoría de Edad
2.1. Pereza y Cobardía: Las Dos Primeras Causas de la «Minoría de Edad»
La pereza supone no querer esforzarse por usar mi propio entendimiento (pensar por sí mismo), lo que conlleva que, quienes han alcanzado la madurez, sigan viviendo como niños. La cobardía es la falta de valor para asumir las consecuencias de mis decisiones, lo que favorece que el papel de los tutores (otros que piensen y decidan por ti) se perpetúe.
2.2. Tercera Causa de la Minoría de Edad: Los Tutores que no Ilustran
Kant pone 3 ejemplos de tutores que no ilustran (que impiden pensar por ti mismo): los libros (maestros), los sacerdotes y los médicos. Los dos últimos satisfacen los instintos y miedos naturales del ser humano: el deseo de una vida larga y sana y el miedo al sufrimiento por la enfermedad junto con el miedo a la muerte y el deseo de la salvación del alma, convierten al médico y al sacerdote en necesarios.
Kant muestra que estos tutores nos mantienen en la minoría de edad sirviéndose de nuestros miedos.
2.3. La Cuarta Causa: La Costumbre
Los adultos son capaces de pensar por sí mismos aunque se sientan incapaces de hacerlo. Necesitan superar los hábitos y comodidades que los han mantenido dependientes de sus tutores. Usamos adecuadamente nuestra razón cuando pensamos por nosotros mismos, pero abusamos de ella cuando seguimos irreflexivamente lo que otros deciden por nosotros, y esa actitud los mantiene en la minoría de edad. Es por eso por lo que la mayoría de los hombres siguen en dicha dependencia, aunque algunos, muy pocos, han salido de esa situación por sí mismos.
3. La Libertad como Condición Necesaria para la Ilustración
Si se concede libertad a la sociedad, la ilustración será «casi inevitable» porque de esta forma las causas de la minoría de edad desaparecerán. Si hay libertad, los antiguos tutores que impedían la ilustración podrían llegar a pensar por sí mismos actuando como ilustrados y generando individuos ilustrados.
Los mismos prejuicios (miedos, supersticiones) que utilizaron aquellos tutores para evitar la ilustración, podrían volverse en su contra por la sociedad cuando pretenda ilustrarla, guiados por aquellos tutores que siguen defendiendo los antiguos prejuicios y que se niegan a la ilustración.
3.1. La Ilustración no se Consigue Mediante una Revolución sino Eliminando Prejuicios: Mediante la Educación
La revolución puede derrocar a un tirano y sustituirlo por otro, pero no eliminará los prejuicios sino los sustituirá por otros que los mantendrán en la minoría de edad. La ilustración sólo es posible como una reforma del modo de pensar, que solo se conseguirá mediante la educación.
3.2. La Condición para la Ilustración: La Libertad del «Uso Público de la Razón»
Kant considera que la libertad para que sea posible la ilustración debe estar limitada, pues de lo contrario caeríamos en una revolución que no ilustra. Esta idea se expresa en «razonad lo que queráis, pero obedeced» atribuida al rey de Rusia Federico II, prototipo de rey ilustrado. Para Kant, el uso público de la razón promueve la ilustración, y el uso privado la obstaculiza.
Explicación de los Conceptos Uso Público y Uso Privado de la Razón
Definimos uso público de la razón como aquel que el docto o experto en un asunto (ilustrado) puede hacer uso de su libertad de expresión para dirigirse al gran público.
El uso privado de la razón se entiende como el uso que un individuo como miembro de una institución debe hacer de su libertad de expresión. En este sentido, deberá limitar dicha libertad y someterla a los intereses de dicha institución.
4.1. Primer Ejemplo Uso Público/Uso Privado: El Militar
El militar, estando de servicio, debe obedecer las órdenes (uso privado de la razón), pero como especialista en estos asuntos, tiene derecho a expresar su opinión sobre tal institución militar (uso público de la razón).
4.2. Segundo Ejemplo: El Contribuyente
El ciudadano tiene la obligación de pagar impuestos, no puede negarse (uso privado de la razón), pero como especialista en estos asuntos, podrá criticar la justicia de esos impuestos (uso público de la razón).
4.3. Tercer Ejemplo: El Sacerdote
El sacerdote no solo debe tener el derecho de hacer un uso público de su propia razón en asuntos espirituales, sino que tiene la obligación de hacerlo (a diferencia de los ejemplos anteriores) por ser un asunto de conciencia que afecta a la salvación del alma. Estas críticas tienen que estar bien pensadas, y su objetivo debe ser la mejora de su Iglesia.
Cuando actúa como sacerdote, haciendo uso privado de su razón, debe transmitir fielmente las doctrinas de su Iglesia. Aunque no estuviera completamente de acuerdo con esas doctrinas, está obligado a enseñarlas, porque en cuestión de creencias no hay verdades absolutas y algo de verdad pueden tener.
Si las doctrinas de su Iglesia fueran absolutamente contrarias a las de su conciencia, el sacerdote debería dimitir de su puesto, pues de lo contrario sus enseñanzas como tal serían un fraude para los fieles y para sí mismo.
5. La Época de Kant no es una Época Ilustrada sino una Época de la Ilustración
Su época no es ilustrada porque la mayoría de la población aún no piensa por sí misma. Pero sí es una época de ilustración, porque la libertad religiosa que existe en esta época en su país permite que las personas piensen por sí mismas en materia religiosa y después en otros ámbitos. Por eso, Kant denomina a su época como «época de Ilustración o siglo de Federico», que propicia esa libertad religiosa.
6. Elogio al Despotismo Ilustrado de Federico II
Kant elogia las medidas puestas en marcha por el rey de Prusia para facilitar la ilustración. Un rey ilustrado debe permitir la plena libertad religiosa, rehusando al nombre de tolerancia, porque sobre esta materia no existen verdades absolutas. Esta medida influirá en otros Estados donde dicha libertad no existe y puede hacerles cambiar de opinión. Para Kant, las medidas propuestas por Federico II no han provocado el caos en el país, sino que han permitido que los ciudadanos inicien su ilustración (defensa del despotismo ilustrado).
6.1. La Labor Legislativa de Federico II: Libertad Religiosa y Libertad de Expresión
La falta de libertad religiosa es la más dañina, puesto que afecta a la salvación de nuestra alma y ha producido guerras entre los estados.
Kant alaba otra medida del rey, la libertad de expresión en asuntos políticos. Mientras los ciudadanos cumplan con la ley, criticar la legislación vigente no es algo malo o dañino para el Estado, pues puede mejorar la propia legislación impuesta por el rey.
7. De la Libertad de Expresión a la Libertad de Acción, Consecuencia de la Ilustración
La libertad de expresión no tendrá consecuencias perniciosas para el Estado puesto que este cuenta con la fuerza para imponer las leyes.
Kant considera en esta época de ilustración, que no ilustrada, no es conveniente que el pueblo haga un uso ilimitado de su libertad, porque la usaría de forma inadecuada, poniendo en riesgo el Estado. La libertad plena o de acción (actuar conforme a mis ideas), solo cabe en un pueblo ya ilustrado y sólo en este momento podrá actuar libremente sin poner en riesgo el propio estado.
Cuando los gobernantes conceden esas libertades, están tratando a los ciudadanos como seres humanos con dignidad, como fines en sí mismos, y no como medios para los intereses del estado. Esta sería la verdadera mayoría de edad del ciudadano.