6. Ser social Los seres humanos, por su propia naturaleza, tienden a vivir en una sociedad políticamente organizada.
Solo los animales y los dioses pueden vivir aislados. El hombre es, por naturaleza, un ser social, como lo prueba su lenguaje, muy superior a la voz de los animales, que solo expresa dolor o placer; y un animal político, que vive en la polis (ciudad). Este mismo impulso natural del hombre hacia su conservación y reproducción lo lleva a unirse a otros, primero a la familia, luego en la reunión de varias familias formando una aldea o pueblo y, posteriormente, en la ciudad que es, al mismo tiempo, el estado (la polis griega).
El ser humano necesita de lo social para satisfacer sus necesidades y para realizar sus funciones propias: las racionales. Por ello, la vida preferible es en la comunidad (de interés), el estado (que es autosuficiente).
Este estado es la comunidad de ciudadanos, es decir, un conjunto de hombres libres que participan en la administración de la justicia y en el gobierno; y su fin es la felicidad de los mismos.
(El concepto de hombres libres en Aristóteles se restringe a las clases superiores, dejando explícitamente fuera a las mujeres, los esclavos, los artesanos, los campesinos y los mercaderes).
El tema del movimiento natural es también importante en la ética aristotélica, puesto que para este filósofo la conducta buena y la virtud no son otra cosa que aquella conducta y disposición del alma gracias a las cuales el sujeto realiza bien su función o finalidad propia, y la conducta y disposición del alma malas aparecen en el hombre cuando este intenta violentar su naturaleza: la conducta buena es la conducta natural y la mala es la antinatural.
La sociedad.
Reacciona frente a los sofistas, que por razones diferentes, interpretan la ciudad o la polis como ley o convención, pensando que el hombre no era social por naturaleza, sino que llegaban a acuerdos para vivir. Aristóteles incluye la sociedad en la naturaleza.
De acuerdo con la ética aristotélica, toda actividad se hace en vistas a un bien que es su fin. Aristóteles parte de este supuesto y de que toda la comunidad y toda la sociedad tienden hacia un bien. A esto se le llama visión teleológica.
Estudia el origen de la sociedad, y dice que su forma primaria es la casa o la familia, que está formada por la unión del varón y de la hembra para perpetuar la especie. A esta primera función sexual, se le añade la de mando, representada por la relación amo-esclavo.
Esta segunda relación tiene como fin la estabilidad económica de la familia.
La agrupación de varias familias en una unidad social superior produce la aldea, que es un conjunto de familias que surgen de las ventajas que el número lleva consigo respecto a la seguridad personal y a la división del trabajo.
La unión de varias aldeas forma la ciudad o polis, que es la forma superior de comunidad. Así, la polis es autárquica, es la sociedad perfecta que es basta por sí misma.
El vínculo unitario de la aldea es la genealogía, la comunidad de sangre: los hijos y los hijos de estos.
El fin de la familia es vivir, el de la aldea es más complejo: vivir bien o bienestar.
Como la perfección de cada cosa es su naturaleza y la polis es la perfección de la comunidad, la polis es naturaleza.
Conclusión: el hombre es, por naturaleza, un animal político, un viviente social. El que vive sin ciudad es inferior o superior al hombre, o bien es una bestia, o bien es un dios.
El lenguaje:
La naturaleza social del hombre se manifiesta en el lenguaje (logos). Los animales tienen también voz, que expresa placer y dolor, pero en cambio, la palabra está destinada a manifestar lo útil o lo inútil, lo justo o lo injusto. El hombre puede funcionar como cosa o como hombre: como cosa pueden funcionar la mujer y el animal. Como hombre solo puede hacerlo en comunidad. El hombre es un animal que habla, hablar es una función social, es decir, decirle a alguien lo que las cosas son, por ejemplo: justas o injustas.
La organización del estado:
La jerarquía de las ciudades está de acuerdo con los posibles tipos de vida, los trabajos inferiores que son de finalidad económica, están a cargo de esclavos, al menos en parte.
Respecto a la forma de gobierno, él no cree que deba ser forzosamente una, sino que considera que hay tres formas puras (que tienden al bien común).
Estas tres formas degeneran en otras tres, si los gobernantes se dejan guiar por sus intereses personales.
– Monarquía. Tiranía.
– Aristocracia. Oligarquía.
– Democracia. Demagogia.
Insiste en las ventajas del régimen mixto o república, que sería como una mezcla de las tres formas puras..
2. ACTO El ser actual, la realidad del ser.
Aristóteles establece dos formas de ser atendiendo al tiempo: si nos fijamos en las características, propiedades o determinaciones que una cosa u objeto tiene en el presente, estamos pensando en el ser en acto; esta es la más importante forma de ser, y, a veces, la define como la realidad del ser. Por el contrario, si nos fijamos en el futuro, en aquello que aún no es pero a lo que apunta un ser en virtud de lo que ya es, estamos pensando en el ser en potencia. El ser en potencia no es una pura nada, un futuro meramente imaginado, es una forma de ser inscrita en el sujeto o cosa del cual decimos que está en potencia precisamente en función de lo que es en acto; así, una semilla en acto es semilla y en potencia árbol, un niño en acto es niño y en potencia hombre; y la semilla en potencia es árbol y no hombre porque en acto es semilla y no niño. Aristóteles defenderá la primacía del acto respecto de la potencia pues:
algo es potencia (por ejemplo ser hombre respecto del niño) porque es acto en relación a algún conjunto de propiedades (por ejemplo las que le definen como niño);
la potencia es potencia respecto de un futuro acto.
ACTO PURO Dios
Aristóteles cree que todas las cosas del mundo temporal y material (todas las cosas que forman parte de la Naturaleza) están compuestas con la estructura acto-potencia, por lo que están abocadas necesariamente al cambio y a la muerte; pero aunque la Naturaleza sea para él una parte fundamental de la realidad, también creerá que no se puede explicar a partir de ella misma sino de algo que está por encima, y ese algo es Dios. Concibe a Dios como un ser sin composición alguna, ni física ni metafísica, de ahí que lo piense como acto puro y pura forma, y por tanto eterno e inmutable. Dios es acto puro porque en Él no se encuentra ninguna potencialidad sino que es forma plenamente realizada. Ver «Primer Motor» (física).
2. POTENCIAPoder para ejercer una transformación en un objeto o disposición para poder llegar a ser algo.
Se divide en activa y pasiva:
la potencia activa es la capacidad o poder o facultad para ejercer una transformación sobre algo, o de producir algo; en nuestra forma de hablar se encuentra presente este modo de entender la potencia, como cuando decimos que tenemos un coche muy potente, o que tenemos una amiga con una imaginación muy poderosa. Aristóteles también utiliza esta noción en psicología, por ejemplo definiendo las facultades como las potencias activas del alma;
la potencia pasiva es la capacidad o aptitud para llegar a ser otra cosa, para adquirir una determinación o forma; de nuevo, en nuestro lenguaje se encuentran ejemplos de esta forma de entender el concepto, como cuando decimos que el hijo de nuestro vecino tiene futuro como futbolista y en potencia es un buen jugador. En este segundo sentido la potencia se contrapone al acto y así, dice Aristóteles, la semilla en potencia es árbol y en acto semilla, el niño en potencia es hombre y en acto niño.
3. NATURALEZAPrincipio intrínseco de movimiento y reposo de los seres naturales.
Del vocablo latino natura, traducción del griego physis. Esta noción es importante en todos los filósofos griegos, pero Aristóteles fue el que con más detalle la estudió; toda su filosofía gira alrededor de este concepto, del mismo modo que la platónica lo hace alrededor del tema de las Ideas.
Hay dos sentidos básicos de «naturaleza», aunque es mucho más importante el segundo que el primero:
a) la Naturaleza entendida como la totalidad de seres naturales;
b) la naturaleza como el ser propio de las cosas.
En la acepción b) el concepto se aproxima mucho al concepto de esencia, y así hablamos de la naturaleza o esencia del hombre, del cáncer, o de las revoluciones, o de una teoría matemática. Por ello conviene distinguir estos dos términos tan próximos: con el término esencia nos referimos a lo que tiene de propio o de característica una realidad (sea una realidad física, espiritual o una realidad del tipo de las objetividades matemáticas como los números); pero la esencia designa lo propio de un objeto con independencia de su capacidad para cambiar o convertirse en otra cosa -incluso nos sirve para designar los rasgos fundamentales de entidades que no cambian como son los objetos matemáticos-. Por el contrario, con el término naturaleza» o «physis» nos referimos a lo que tiene de propio o peculiar un objeto en la medida en que dicho rasgo o rasgos determinan el ámbito de posibles cambios que le pueden sobrevenir.
Aristóteles define la naturaleza como «la esencia de los seres que poseen en sí mismos y en cuanto tales el principio de su movimiento» y también como «el principio y causa del movimiento y de reposo en la cosa en que ella se halla, inmediatamente, por sí misma y no por accidente». Con estas afirmaciones quiere indicar, al menos, lo siguiente:
la naturaleza se identifica con el ser propio de las cosas, con su esencia;
pero de las cosas capaces de cambiar a partir de sí mismas;
la naturaleza no solo determina el tipo posible de movimientos de un objeto sino también el tipo de reposo que le conviene (por ejemplo, a la piedra le corresponde estar quieta en el suelo y ello en virtud de su naturaleza).
Aristóteles distingue tres tipos de causas o principios en la existencia, movimiento y posesión de uno u otro rasgo, propiedad o característica de los seres:
a) por azar: algo puede existir y ocurrir como consecuencia del azar: los llamados seres deformes o «monstruos de la naturaleza», la piedra que cae y que accidentalmente rompe una rama, …;
b) por arte o técnica, como ocurre con cualquiera de nuestras máquinas y las cosas que ellas hacen;
c) por naturaleza, como los cuatro elementos, las plantas, los animales -el hombre incluido- y sus partes.
ESENCIA Lo que tienen los seres concretos de estable e inteligible; la naturaleza o rasgos que hacen de algo lo que es y no otra cosa.
Frente a los accidentes (o formas de ser contingentes, formas que se pueden perder sin dejar de ser la misma cosa), la esencia designa el rasgo -o rasgos- que le conviene a algo necesariamente y que no puede perder más que aniquilándose y dejando de ser. Así, en la esencia de hombre está el ser racional como uno de sus constitutivos fundamentales, pero no el ser blanco o negro, alto o bajo, que son rasgos accidentales y por tanto accesorios. Respondemos a la pregunta ¿qué es algo? con la referencia a su esencia.
4. CAUSA Factor o principio del que depende una cosa.
La noción aristotélica de causa es más amplia que la actual; nosotros entendemos por causa solo lo que Aristóteles llamaba causa eficiente y causa final. Para este filósofo causa es todo principio del ser, aquello de lo que de algún modo depende la existencia de un ente; o de otro modo: todo factor al que nos tenemos que referir para explicar un proceso cualquiera.
Para entender cualquier ente debemos fijarnos en cuatro aspectos fundamentales (cuatro causas):
la causa material o aquello de lo que está hecho algo;
la causa formal o aquello que un objeto es;
la causa eficiente o aquello que ha producido ese algo;
y la causa final o aquello para lo que existe ese algo, a lo cual tiende o puede llegar a ser.
Aristóteles pone el ejemplo de una escultura: si se trata de una escultura del dios Zeus hecha de bronce por un escultor con la finalidad de embellecer la ciudad, la causa material es el bronce, la causa formal el ser el dios Zeus, la causa eficiente el escultor, y la causa final el motivo de su existencia: embellecer la ciudad.
Podemos dividir las causas en:
intrínsecas como la causa material y la formal, pues estos principios descansan en el propio ente;
y extrínsecas como la causa eficiente y la final, pues se trata de principios exteriores al ente.
Sin embargo, en los seres naturales aquello a lo que apuntan o hacia lo que tienden de forma natural es causa final, pero en este caso intrínseca (hay que recordar el principio básico de la física aristotélica según el cual todos los seres naturales se caracterizan por poseer una finalidad intrínseca). También se habla de la idea, imagen o boceto que el escultor tiene en mente cuando realiza la escultura como causa formal; en este caso dicha causa formal es extrínseca.
TELEOLOGÍA Doctrina que considera indispensable para la comprensión de la realidad la referencia a los fines o motivos por los que ocurre algo.
(No confundir con «teología»). Teleología o finalismo: de logos (teoría, explicación) y telos (fin). Los filósofos han presentado dos teorías opuestas para la comprensión de los cambios que ocurren en la Naturaleza: la mecanicista y la finalista o teleológica. La explicación teleológica mantiene que solo podemos comprender el cambio si nos referimos (además de a la causa eficiente, única causa a la que se refiere la explicación mecanicista) a la causa final. Según la filosofía aristotélica, las cosas del mundo y los cambios que les ocurren pueden ser bien por naturaleza, bien por el arte o técnica, bien por azar. Excluyendo los que ocurren por azar, los otros dos tipos de cosas y de cambios exigen la referencia a una finalidad: los seres artificiales tienen fines puesto que han sido construidos para algo, y lo que hacen lo hacen para cumplir su función; en el caso de las cosas naturales es importante observar que la finalidad no se limita a la esfera humana en donde se muestra con claridad, pues lo que los hombres hacemos lo hacemos por algo; es característico del punto de vista aristotélico -y posteriormente también de Santo Tomás- la defensa de la existencia de finalidad en todo objeto natural y en los cambios o movimientos naturales: así, el fin de la semilla es convertirse en árbol, como el fin del niño es ser hombre; cada ser natural tiene una finalidad que está determinada por su forma o esencia y a la cual aspira y de la que se dice que está en potencia. Incluso los seres inorgánicos manifiestan fines en sus movimientos, pues aspiran a situarse en su lugar natural (cuando una piedra cae se mueve con la finalidad de estar en el suelo, que es su lugar natural; cuando el humo asciende lo hace para situarse arriba, que es su lugar natural,…). Ver «naturaleza».