La Persona como Fin en Sí Mismo: Ética, Liberalismo, Socialismo y Opinión Pública

La Persona como Fin en Sí Mismo: Una Perspectiva Kantiana

Desde la moral, y ante la imposibilidad de hacerlo desde los postulados de la razón teórica, Kant fortalece la noción de persona. La ley moral se presenta al ser humano en forma de imperativo. Esto es así porque la voluntad no es en sí plenamente conforme a los dictados de la razón, ya que está sujeta a otras instancias, impulsos o inclinaciones. Por eso, la ley moral se presenta bajo la forma de mandato. Kant distingue dos clases de imperativos:

  • Subcategóricos: Aquel que representa una acción como objetivamente necesaria sin referencia a ningún otro fin.
  • Hipotético: Representa una acción como buena en función de un fin a conseguir.

Kant formula este imperativo categórico de la siguiente manera: «Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio«. La persona es un fin en sí mismo. Esto significa que tiene un valor absoluto por el mismo hecho de ser persona. El valor de cualquier ser humano es máximo, con independencia de cualquier circunstancia. Por eso es merecedor de todo respeto.

Características de la Persona

La persona es intimidad. La intimidad es la riqueza interior del ser humano, su terreno infranqueable, una apertura hacia dentro que se enriquece en la medida en que uno se atreve a conocerse a sí mismo. Esa interioridad la puede comunicar la persona humana porque posee la capacidad de manifestarla mediante palabras, acciones, los gestos y con los silencios. El cuerpo es también intimidad. La intimidad y su manifestación hacen patente que la persona es dueña de sí misma y es responsable de sus acciones.

Por tanto, una nueva característica de la persona es la libertad. Cuando una persona ofrece su intimidad, la manifiesta porque es libre. Expresa una nueva característica de su ser: la capacidad de dar. La persona no se concibe como sujeto que recibe cosas; se es más persona en la generosidad del dar a los demás. El amor es la máxima expresión de esta capacidad.

La persona es capaz de tener. Y la posesión más valiosa son los hábitos positivos o virtudes. Un hábito positivo no se hereda, sino que se consigue mediante el esfuerzo de repetir una acción. La repetición requiere esfuerzo, y el esfuerzo presupone que uno se quiere a sí mismo de manera ordenada. Quien no se quiere no se esfuerza por nada. La persona es buscadora de la felicidad. La persona es capacidad de trabajar. En el trabajo hecho con perfección y con servicio encuentra el ser humano una gran plenitud para su vida. Al mismo tiempo, el trabajo es un juicio de la personalidad. Quien trabaja mal porque quiere puede terminar desquiciado, sin juicio que sustente el suyo. La persona es anhelo de eternidad.

Liberalismo y Capitalismo

El liberalismo económico insiste en la importancia de la libertad natural del mercado, donde juegan la oferta y la demanda. Su principal representante fue Adam Smith. Veía en el trabajo y en el interés propio el motor de la actividad económica. Muy unido al liberalismo estuvo desde el principio el capitalismo. Como consecuencia del colapso marxista, aparece triunfadora la visión liberal. Para explicar la acción económica se basa en los datos de la experiencia de la conducta humana. Se vuelve a dar con el interés propio una especie de racionalización. Se comprueba que esa hipótesis de salida explica muchos comportamientos económicos. Esa visión empirista, y en algunos casos materialista, recibió un fuerte apoyo de la generalización radical del darwinismo. En los países avanzados existe una economía de mercado de inspiración liberal.

Socialismos y Comunismos

En casi todas las utopías se habla de un genérico comunismo. En la práctica, el comunismo no ha funcionado nunca. El socialismo defendido por Karl Marx abogaba por una socialización de la economía con la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Después de una primera fase en la que sería necesaria una dictadura del proletariado, se llegaría a una sociedad sin clases, sin división del trabajo, en la que a cada uno se le daría según sus necesidades y el Estado desaparecería. A esta teoría se le llamó materialismo histórico. Cuando el marxismo fue aplicado en muchos países, se dieron importantes desequilibrios en la producción y distribución de bienes, además de una dictadura que no garantizaba las libertades y muchos derechos de los humanos. Al hundirse el comunismo, se fueron abandonando los planteamientos marxistas.

Opinión Pública Real y Opinión Pública Mediatizada

La opinión pública real corresponde a lo que la gente, en su mayoría, piensa realmente, algo por lo demás muy difícil de comprobar. La opinión pública mediatizada es la que es presentada como dominante por los medios de información y comunicación. Debería ser el reflejo de la real, pero desde hace muchos años se sabe que no es así: los medios procuran recoger la opinión pública, pero en realidad la crean.

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