La razón vital y la perspectiva histórica en la filosofía de Ortega y Gasset

La Razón Vital: Un Instrumento para Capturar la Realidad

El instrumento con el que el ser humano captura la realidad radical es la razón vital. La comprensión de la vida se convierte en razón de la vida, y por eso Ortega no habla de razón pura, sino de razón vital. Esta razón vital es esencialmente histórica, ya que la vida es un continuo devenir y las categorías en las que se puede clasificar son también ocasionales.

Características de la Filosofía

La filosofía es un conocimiento del universo o de todo cuanto hay, y posee las siguientes características:

  • Importancia de la autonomía: Parte de la consideración de que la filosofía no debe basarse en creencias supuestas. Es un principio metódico que obliga a partir de una verdad absolutamente cierta que será captada a través de una intuición inmediata.
  • Principio de pantonomía: Es el afán de abarcar el universo, de la búsqueda de una teoría del universo a partir de verdades primeras.

Ortega y la Definición de Filosofía

Ortega definía la filosofía como el conocimiento del universo, de todo cuanto hay. En el conocimiento, a veces se llega al convencimiento de que el ser era resultado de pensar y otras que pensar es resultado del ser. El primer caso es idealismo, el segundo realismo. Ortega critica ambas posturas señalando que somos puro devenir, no tenemos una naturaleza definida.

La Verdad y la Evidencia

Una teoría es verdadera solo cuando se compone de evidencias, y por evidencias procede. La filosofía es el conocimiento del universo, de todo cuanto hay. No aceptaremos como verdadero nada que no hayamos probado y comprobado, nada cuyos fundamentos de verdad no hayamos construido.

La Duda y el Mundo Exterior

Toda proposición que afirme la realidad del mundo exterior no es evidente por sí misma, debe ser probada. La filosofía no niega la existencia del mundo exterior, dice solo que su existencia o inexistencia no son evidentes. No puede partir ni de una ni de otra.

El Descubrimiento del Yo

Cuando se duda del mundo, lo único que nos queda es la duda. No puedo dudar que dudo. Lo único indubitable es la duda. Ortega señala que no es sino un pensamiento. Esto es lo único que no se puede negar su existencia, porque dudar es ya pensar. Este fue el gran descubrimiento.

El pensamiento es el dato radical que buscábamos. Mi pensamiento existe cuando y porque lo pienso. Es el descubrimiento del Yo.

El Hombre Moderno y la Subjetividad

El hombre antiguo vive volcado al exterior, el hombre moderno se ha metido en sí, se ha despertado en él el interés por su objetividad.

Para Ortega, el error del idealismo fue convertirse en subjetivismo, en subrayar la evidencia de que las cosas estén, pero no advertir que mi subjetividad depende también de que existan los objetos (error de Descartes).

La Coexistencia del Yo y el Mundo

Si existe el pensamiento, existe ipso facto el Yo que pienso y el mundo en que pienso. Y existe uno con el otro, sin posibilidad de separación. Yo soy para el mundo y el mundo es para mí en activa correlación.

Por tanto, el dato radical no es mi existencia, sino mi coexistencia con el mundo, a lo que hemos llamado siempre ‘mi vida’. El dato radical del universo es mi vida.

La Vida como Interacción y Preocupación

La vida es la interacción entre el yo y la circunstancia. El hombre es una entidad cuyo ser consiste en lo que aún no es.

El hombre es libre, pero no ha de justificar su elección si en ella es fiel a su proyecto, su vida es auténtica. Elegimos nuestro futuro, por lo que la vida es, en definitiva, preocupación. La forma natural de vida no es la despreocupación. Vivir es no tener más remedio que razonar ante la inexorable circunstancia.

La Razón Vital y la Circunstancia

La razón vital media entre el yo y la circunstancia, funciona desde el sujeto en su totalidad y nunca como un entendimiento desarraigado del sujeto. Pero además funciona desde el sujeto en toda su circunstancia y desde su determinada realidad social e histórica.

Dada la categoría de temporalidad del ser humano, no hay una verdad fija y esencial a la que podamos acercarnos con esquemas preestablecidos.

La Verdad Orteguiana y la Perspectiva

La verdad orteguiana no sería la adecuación del entendimiento a la cosa (contra el realismo), sino del yo a mi circunstancia (contra el idealismo). Se trata de comprender cada cual su circunstancia y las posibilidades que esta ofrece y optar por aquella que nos instale en la vida auténtica según la vocación o pretensiones del Yo.

El Yo es un plan, lo cual explica por qué el mundo es diferente para cada hombre. Cada vida es un punto de vista. Cada individuo, generación, época, son una perspectiva de la realidad. El ser del mundo no es alma ni materia, sino perspectiva. El mundo es pluralidad de perspectivas, somos esencialmente históricos, circunstanciales. La realidad ofrece mil caras.

Hay tantas realidades como puntos de vista. Por eso, para Ortega, el ser del mundo es y debe ser perspectiva. Esto supone que el individuo selecciona aspectos del mundo que han de ser integrados en una única realidad. Así, la perspectiva de cada individuo es única, por lo que no se puede aspirar a absolutizar el mundo: el mundo es pluralidad de perspectivas.

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