La teoría de las ideas de Platón: Un viaje hacia el conocimiento verdadero

La teoría de las ideas

Introducción

A través de la teoría de las ideas, Platón intenta dar respuestas a los problemas planteados por los primeros físicos. Platón ofrece respuestas a tres grandes problemas: el ser (ontología), el ser de las cosas, el saber (gnoseología), la posibilidad de un verdadero conocimiento, y el obrar (ética).

La teoría de las ideas establece que existen cosas materiales, absolutas, inmutables e independientes del mundo físico que constituyen la realidad inteligible. Las ideas, como realidades de las cosas, determinan el ser de las cosas. Las ideas no son construcciones mentales, sino realidades objetivas independientes de la mente y de las cosas particulares, y constituyen la verdadera realidad. Por esto, Platón duplica la realidad: mundo sensible (cosas, apariencia) y mundo inteligible (ideas, realidad).

El mundo sensible

Para Platón, el mundo sensible es el mundo de las cosas. Las cosas son materiales, nacen y perecen, están en un continuo devenir, es decir, cambian. Si cambian, no permanecen, varían. Como las cosas cambian, no pueden constituir el objeto de la ciencia, dice Platón.

Platón también afirma que las cosas son copias, sombras de las ideas. Son copias porque participan de las ideas, y esto da una relación de correspondencia que es la analogía. Las cosas no son idénticas a las ideas, sino que se parecen, por eso la analogía explica esto según Platón. Por consiguiente, Platón dice que la verdad de las cosas está en las ideas.

Quedarse en las cosas no es verdadero conocimiento, sino opinión (doxa), porque no llega al ser de las cosas, sino que se queda en la apariencia. Es un saber que parece de principios.

El mundo inteligible

Es el mundo de las ideas según Platón. Las ideas son realidades universales, eternas, inmutables. Son modelos de las cosas según Platón. Si las ideas constituyen el ser, la esencia se convierte en causa final.

Las ideas son únicas, objetivas, no son construcciones de la mente. Las ideas constituyen los ideales éticos y políticos. Las ideas, por tanto, deben ser conocidas para llegar al verdadero conocimiento.

Las ideas en el mundo inteligible están jerarquizadas, es decir, se fundamentan unas de otras. El primer rango le corresponde a las ideas supremas, que solo son tres: la idea del bien, la de la belleza y la de la justicia. Y de las tres, la suprema es la idea del bien, porque sostiene a todas las demás.

Así pues, el mundo inteligible para Platón es un sistema de relaciones donde todo se fundamenta y está relacionado con la idea del bien, que es el fundamento último y la causa final de todo.

La idea del bien

Es la idea suprema porque sostiene a todas las demás, es decir, porque de ella reciben:

  • Su fundamento: su ser.
  • Su cognoscibilidad: la posibilidad de ser conocidas.

Platón dice que la idea del bien proporciona la verdad, es decir, que las ideas son ideas porque participan de la idea del bien, que es su modelo, es la finalidad última. También afirma que proporciona inteligibilidad, es decir, aparece como la causa del ser, del conocer, que las ideas se pueden conocer porque nuestra alma está preparada intelectualmente para conocerlas.

Por otro lado, Platón nos dice que la idea del bien proporciona la facultad de conocer al que conoce, significa que el alma puede llegar a conocer las ideas porque estas tienen un principio que es la idea del bien y garantiza la posibilidad de su conocimiento.

No obstante, Platón era consciente de que el conocimiento de la idea del bien es problemático porque escapa a la ciencia y es algo más que una idea, aun siendo una idea: es objeto de conocimiento, pero al mismo tiempo causa de la ciencia, es decir, causa del conocimiento. Es decir, es una idea que está por encima de todas las demás ideas. Platón la representa en el mito de la caverna como el sol.

El alma, las ideas y la educación

El hombre es el resultado de la unión accidental entre el alma espiritual y el cuerpo material. Platón considera que lo más propiamente humano que hay en el hombre es su alma.

Platón no se limita a afirmar la existencia del alma, sino que la dota también de otras características, como la de principio vital. El alma, nos dice Platón, es inmortal, transmigra de unos cuerpos a otros y es principio de conocimiento, con ella se puede conocer la idea del bien.

Platón nos presenta el alma como siendo de naturaleza tripartita. Tres funciones del alma:

  • La racional, la encargada de dirigir y es el alma de los gobernantes. Esta parte se sitúa en el cerebro.
  • La irascible, la responsable de los buenos sentimientos del hombre y es el alma de los guerreros. Se sitúa en el tórax.
  • La concupiscible, la parte típica de los artesanos y se coloca en el abdomen.

Platón le da gran importancia a la educación (paideia) para que el hombre llegue a la sabiduría y el alma llegue a la idea del bien. La educación será un proceso de liberación del alma para acceder a la idea del bien, que es un proceso lento y doloroso que va de lo más oscuro (ignorancia) a lo más claro, a la luz (conocimiento).

Esta educación será posible gracias a la dialéctica, método que consiste en ir relacionando, donde el alma va descubriendo las relaciones entre ideas empezando por las más sencillas hasta llegar a las más generales de todas, belleza, justicia y bien.

Así pues, las ideas platónicas son la claridad, la luz, y las cosas materiales son la oscuridad, y entre ambas hay un abismo ontológico solo superable por la educación del alma. Y en relación con la educación y el conocimiento, Platón habla de la teoría de la reminiscencia, que consiste en ayudar a recordar al hombre aquello que ya conoció.

La teoría del conocimiento

A cada nivel de realidad le corresponde un determinado conocimiento. Platón, en el mito de la caverna, insiste en lo mismo, pero añadiendo un nuevo aspecto: la dificultad que entraña ascender (y descender) de nivel de conocimiento y las implicaciones morales y políticas de quien consigue alcanzar el conocimiento supremo, la idea del bien.

De los cuatro niveles de conocimiento, dos corresponden al mundo sensible y no son verdadero conocimiento, sino opinión, y los dos restantes corresponden al mundo inteligible y son el verdadero conocimiento.

  • La imaginación (eikasia): es el nivel más bajo de conocimiento, porque con él ni siquiera conocemos los objetos, sino sus copias o imitaciones.
  • La creencia (pistis): trata acerca de los objetos sensibles. Es el conocimiento de quienes creen que el mundo aparente es el verdadero mundo.
  • El pensamiento (dianoia): se ocupa de los objetos matemáticos. Pero el conocimiento matemático no es puro conocimiento, sino conocimiento intermedio porque está entre la mera opinión y el conocimiento superior.
  • La dialéctica (noesis): es el grado más alto de conocimiento. En el proceso dialéctico, el alma asciende considerando las ideas como verdaderas hipótesis, es decir, como ideas que tienen que ser fundamentadas en otras. Las ideas son como peldaños que elevan al alma hasta lo no hipotético, hasta la idea del bien.

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