Lacan y Descartes

3. EL MÉTODO
RAZÓN Y MÉTODO
Para Descartes la RAZÓN es la única instancia legítima desde la que el hombre debe decidir, tanto en el campo del conocimiento teórico como en el práctico. La razón cartesiana es una razón matemática, es decir fundamentalmente deductiva. La razón procederá deductivamente a partir de ciertos principios que son evidentes, que son IDEAS INNATAS, en la construcción de la filosofía de la ciencia y de la sociedad. De aquí la pretensión de Descartes de establecer los principios de una ciencia o matemática universal.
La razón es el instrumento a utilizar y el cómo usar adecuadamente esa razón, es el tema central de la filosofía cartesiana. La cuestión es: ¿cómo usar correctamente la razón?, la repuesta es el MÉTODO.
Según Descartes, el método de la filosofía tradicional (aristotélico-escolástica) ha sido el silogismo y éste no sirve para una auténtica investigación científica, ya que el silogismo sólo ayuda a aclarar lo que ya se sabe, pero no ayuda a descubrir lo que no se sabe. La filosofía de Descartes pretende replantear todos los fundamentos del saber con el objetivo de levantar una nueva filosofía y para ello desarrollará un doble movimiento:
1. Una primera parte DESTRUCTIVA: que consiste en la destrucción de todas las convicciones y principios
en los que se apoyaba la filosofía de su época, con el objetivo de liberarse de los prejuicios adquiridos durante siglos y cultivados en el oscurantismo conformista de la escolástica. Descartes plateará esta destrucción mediante la duda metódica.


. Una segunda parte CONSTRUCTIVA: que consiste en la construcción de todo el nuevo edificio del saber, sobre cimientos nuevos y sólidamente fundamentados. Descartes planteará esta construcción desde el cogito.
En la 1a parte del Discurso del Método, Descartes observa un problema: la inseguridad, confusión y falta de fundamentación en la Filosofía y la ciencia de su época, lo cual provoca decepción y desorientación. La solución a este problema la encontrará en él mismo, en su ingenio, en su RAZÓN, es decir, en la facultad de juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso, que es natural y común en todos los hombres, ya que la razón es una facultad innata. Pero si esto es así: ¿cómo es que existen distintas opiniones sobre un mismo problema? La respuesta no está en la razón, sino en el modo de guiarla. Si la razón no ha dado sus frutos ha sido por los prejuicios de una tradición acrítica fundada en la autoridad.
Si la RAZÓN ES UNA (igual para todos los hombres), la ciencia ha de ser una y el método para guiar la razón ha de ser uno, válido para todas las ciencias. Luego la pieza clave es encontrar el MÉTODO DE LA RAZÓN, y para ello será preciso analizar la razón misma. De tal análisis Descartes llega a la conclusión de que la actividad de la razón consiste únicamente en dos operaciones básicas:


1. INTUICIÓN: Es un acto del entendimiento o de la razón mediante el cual captamos sin esfuerzo un concepto o idea tan clara y distintamente que no nos quepa de ella la menor posibilidad de duda. Son objeto de la intuición las que Descartes denomina “naturalezas simples” o “ideas claras y distintas”, a partir de las cuales se compone todo lo demás. Las cuestiones son: ¿qué es una idea clara y distinta? Y ¿cuándo sabemos que hemos intuido una ideas clara y distinta? En palabras de Descartes: “llamo claro al conocimiento que se haya presente y manifiesto a un espíritu atento, llamo distinto al conocimiento que es tan preciso y diferente de todos los demás que no abarca en sí sino lo que aparece manifiestamente a quien considera tal conocimiento como es debido” La claridad y la distinción son el criterio de certeza de nuestras ideas. Toda idea que nuestra razón perciba de forma clara y distinta será verdadera y Descartes dirá de ella que es evidente.
2. DEDUCCIÓN: Lo que es consecuencia necesaria a partir de otras cosas ya conocidas con certeza. Son objeto de la deducción las “naturalezas o ideas compuestas”. La deducción necesita de la intuición para desarrollarse, ya que la deducción es una cadena de intuiciones. Pero la deducción es “menos segura” que la intuición ya que requiere de una serie de pasos y en ellos se puede caer en algún error.
Ya tenemos las operaciones básicas de la razón (intuición y deducción), ahora nos falta establecer el MÉTODO, que será el que mediante una serie de reglas nos diga cómo emplear correctamente estas dos operaciones básicas de la razón.


Reglas del método
Descartes define el Método como un conjunto de reglas ciertas y fáciles que permiten al que las observe exactamente no tomar nunca los falso por verdadero y viceversa. Es decir, un conjunto de reglas de cuyo riguroso seguimiento se descubra necesariamente la verdad. Estas reglas han de fundarse en la estructura misma de la razón, con lo que estarán íntimamente ligadas a la intuición y a la deducción. Descartes pretendía establecer 36 reglas, de las que sólo redacta 21 y que en la 2o parte del Discurso del método reduce a 4.
Esas reglas, según Descartes, son estas cuatro: Evidencia, Análisis, Síntesis y Enumeración.1. REGLA DE LA EVIDENCIA: “No admitir jamás como verdadera cosa alguna sin conocer con evidencia que lo es, es decir, evitar la precipitación y la prevención, y no comprender, en los juicios, nada más que lo que se presente a mi espíritu tan clara y distintamente que no tenga motivo para ponerlos en duda”.
COMENTARIO: Esta regla supone la aplicación de la INTUICIÓN. Esta regla consta de dos partes: la 1a parte hace referencia a la evidencia como criterio de verdad. En este sentido, sería algo que se opone a la probabilidad o verosimilitud. La 2a parte hace referencia a las condiciones que permiten que la evidencia pueda alcanzarse. Tales condiciones son las siguientes:
Evitar la precipitación y la prevención. Esto implica que no deberíamos aceptar nunca como verdadero algo que no sepamos con evidencia que lo es (evitar la precipitación). Por otro lado, no deberíamos negarnos a aceptar como verdadero algo que sepamos con evidencia que lo es (evitar prevención).


Claridad y distinción: Descartes afirma que un conocimiento claro es aquel que se presenta de un modo manifiesto a un espíritu claro. Por su parte, un conocimiento distinto es aquel que es tan preciso y tan diferente de los demás que comprende realmente lo esencial. Descartes afirma que una idea puede ser clara y, sin embargo, no ser distinta. Una idea distinta, sin embargo, es también clara. Por ejemplo, puedo tener claro que me duele la cabeza (idea clara) y, sin embargo, no conocer los motivos de tal dolor (idea distinta).
2. REGLA DEL ANÁLISIS: dividir cada una de las dificultades en tantas partes como fuese posible y en cuantas requiriese una mejor solución.
COMENTARIO: Las dificultades (cuestiones) de las que habla esta regla se refieren al hecho de que un discurso se encuentra constituido por un conjunto de cuestiones en donde puede estar mezclado lo verdadero con lo falso. Se trataría, por tanto, de dividir (analizar) esas cuestiones con el objetivo de alcanzar sus elementos simples y evidentes. Tales elementos simples deberían ser captados a través de la intuición.Los elementos simples son los elementos últimos a los que se llega a través de un proceso de análisis (división). Así, por ejemplo, en el análisis de lo corporal, Descartes, llegará a descubrir como elementos simples, y esenciales de los cuerpos: la extensión, la figura y el movimiento. Por su parte, en el análisis del espíritu, Descartes, descubrirá como elementos simples del mismo: el querer, el dudar, el pensar.


Por su parte, la intuición es un mecanismo que utiliza la mente para lograr un conocimiento evidente. Es conocimiento es algo inmediato, es decir, no necesita de mediación alguna para saber que su certeza es algo evidente. Cuando, más adelante, Descartes, llega a descubrir el cogito, como una verdad evidente, afirmará que tiene certeza de ello no a partir de un razonamiento complejo y mediatizado por multitud de premisas, sino de un modo intuitivo, es decir, como algo de lo que sabe su evidencia de una forma inmediata.3. REGLA DE SÍNTESIS: conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los más simples para ir ascendiendo, como por grados, hasta el conocimiento de los más complejos. COMENTARIO: Esta regla supone la aplicación de la DEDUCCIÓN. Esta regla es un complemento claro de la regla anterior. Después de haber llegado a los elementos simples, seguros y evidentes, se trataría de construir un edificio de conocimientos cada vez más complejos, es decir, de ascender,sobre la base de lo evidente, hacia otro tipo de conocimientos. En la práctica de la filosofía cartesiana puede percibirse la aplicación de esta regla desde el momento en que, después de haber descubierto como evidente la certeza del cogito, comenzará a ascender hacia conocimientos más complejos como, por ejemplo, serán las pruebas de la existencia de Dios y la desaparición de la duda sobre las cosas materiales.


4. REGLA DE LA ENUMERACIÓN: hacer enumeraciones tan completas y revisiones tan generales hasta estar seguros de no omitir nada. Se trata de repasar y revisar el proceso completo, enumerando todos sus pasos, sin olvidad ninguno, para comprobar que está completo y sin errores de ningún tipo.
COMENTARIO: en esta regla puede observarse la obsesión de Descartes por alcanzar un método seguro e indubitable sobre el que poder asentar conocimientos seguros y fiables.
El método de Descartes, parte de las matemáticas entendidas como orden y medida. El fundamento matemático viene determinado por:
a) Todas las cosas pueden ser enlazadas entre sí, como una cadena.
b) Las cadenas tiene un orden que empieza por lo simple y llega a lo complejo.
c) Todo proceso sigue una medida y proporción


4 – LAMETAFÍSCA
ACERCA DE LAS IDEAS
Para poder decir algo acerca de las cosas que son diferentes al yo (res cogitans), Descartes, se ve obligado a partir de ese mismo yo o pensamiento, ya que únicamente está seguro de la certeza de sí mismo existiendo como tal pensamiento. Ahora bien, según Descartes, decir que tenemos pensamientos y que tenemos ideas parece ser lo mismo. Pues bien, analicemos, plantea Descartes, la naturaleza de esas ideas con el objeto de averiguar si podríamos hallar ahí algún tipo de ayuda para salir del túnel, es decir, abrirnos desde el la certeza del yo hacia la certeza de las cosas materiales (res extensa) que percibimos por los sentidos.
En el análisis de las ideas, Descartes, llega a la conclusión de que no todas son del mismo tipo, ya que provienen de realidades distintas. Parece que existen ideas que actúan como modos de pensamientos (voluntades o afectos), mientras que otras lo hacen como juicios o imágenes de las cosas.
Sobre las ideas, consideradas como modos de pensamiento, (facultades) no tiene sentido decir que son verdaderas o falsas sino que simplemente existen o no. Por ejemplo, el pensamiento o la voluntad, consideradas en sí mismas como facultades, serían, según Descartes, ideas como modos de pensamiento. Pues bien, Descartes, defiende que tales ideas no serían ni verdaderas ni falsas ya que la verdad o la falsedad no se refiere a las facultades en sí, sino a los objetos que tales facultades representan. La facultad es una herramienta de conocimiento, y por lo tanto puede decirse de ella que acierta o se equivoca, pero no que es verdadera o falsa.


Por su parte, las ideas como imágenes de las cosas pueden ser, según Descartes, de tres tipos de ideas:
1. Ideas innatas: representan la facultad natural que nos permite aprehender lo que son las cosas, lo
que es la verdad y lo que es pensamiento. Estas ideas nacen conmigo.
2. Ideas adventicias (adventum): son aquellas que proceden de fuera y que son externas al sujeto.
3. Ideas facticias: son aquellas inventadas o fingidas por uno mismo.
De estos tres tipos de ideas, Descartes, se centra en el estudio de las ideas adventicias para plantearse las siguientes cuestiones:1. ¿Son las cosas, de las que parecen proceder las ideas, la causa de tales ideas?
2. ¿Son las ideas (adventicias) iguales o parecidas a las cosas?
Acerca de las ideas adventicias
Ya hemos señalado más arriba como Descartes, después de haber analizado los distintos tipos de ideas, se centra en el estudio de las ideas adventicias. Sobre ellas se pregunta lo siguiente:
1. ¿Son las cosas, de las que parecen proceder las ideas, la causa de tales ideas?
2. ¿Son las ideas (adventicias) iguales o parecidas a las cosas?
La respuesta de Descartes a la primera cuestión es la siguiente:
• Por lo que se refiere a la primera cuestión: ¿son las cosas la causa de las ideas?, Descartes, señala que no es en absoluto evidente que las cosas existentes fuera de mí sean la causa de sus ideas en mí.


• Para justificar porque no es evidente, Descartes, comienza estableciendo una diferencia entre naturaleza y luz natural. Por naturaleza (espíritu espontaneo) tendemos a creer, como la cosa más natural del mundo, que las cosas son la causa de las ideas y que las ideas son parecidas a las cosas. Sin embargo, cuando sometemos esta creencia a la luz natural (razón), entonces esa creencia ya no se nos muestra tan clara.
• Un análisis detallado nos muestra que no es absoluto evidente que las ideas adventicias en mí -dice Descartes- procedan de las cosas (causa) que existen fuera de mí. Y ello debido a varias razones. La primera podría deberse a la existencia en mí de una facultad, que me es aún desconocida, y que es realmente la causa de estas ideas. La segunda es que si las cosas son la causa de mis ideas, entonces debería haber en tal causa, al menos, la misma realidad que en el efecto, ya que, según Descartes, lo más perfecto nunca podría proceder de lo menos perfecto. Ahora bien, esto quiere decir que, dado que yo soy una cosa pensante, la causa que produce en mí una idea debería ser también, al menos, una cosa pensante. Lo que sucede es que las cosas que existen fuera de mí y que, según parece, son la causa de mis ideas, son realidades materiales y no substancias pensantes. Por consiguiente, si las cosas (materiales) fueran la causa de mis ideas (espirituales), entonces lo menos perfecto sería la causa de lo más perfecto; algo que, según Descartes, sería totalmente inadmisible.


3. La respuesta de Descartes a la segunda cuestión (¿Son las ideas (adventicias) iguales o parecidas a las cosas? ) es la siguiente:
• Tampoco es evidente que exista un parecido entre las ideas y las cosas. Esto se comprueba claramente, afirma Descartes, si analizamos las dos ideas que tenemos acerca del sol. Una de ellas procedente de los sentidos, es decir, del sol que vemos; y otra que procede del estudio y del cálculo astronómico y que no vemos a través de los ojos del cuerpo sino a través de los ojos del espíritu.• Pues bien, la idea del sol que se corresponde con el que vemos a través de los sentidos, nos presenta a ese sol como cercano e, incluso, pequeño; mientras que la idea del sol que se corresponde con el estudio intelectual y el cálculo astronómico nos lo presenta como mucho más lejano y más grande. Pues bien, se pregunta Descartes: ¿cuál de esas dos ideas de sol se parece más al sol verdadero? ¿el qué percibimos por los sentidos o por el intelecto? Es evidente, responde Descartes, que la idea que se parece más al sol verdadero es aquel que procede del intelecto.• Por consiguiente, no resulta claro que entre las cosas que percibimos por los sentidos y las ideas que nos formamos de ellas exista semejanza o parecido.


0.- BIOGRAFÍA y OBRA Tomás de Aquino Considerado el filósofo y el teólogo de mayor relieve dentro de la filosofía escolástica. Nacíó en el castillo de Roccasecca, Frosinone, hijo de Landolfo, conde de Aquino. Se educó en el monasterio de Monte Cassino y luego en la universidad de Nápoles (1239-1244), donde a los catorce años emprende el estudio de las «artes». En 1244 ingresa en la orden de los dominicos. La madre, que se opónía a tal decisión, encarga a otro de sus hijos que le secuestre y encierre en el castillo. Libre, al fin, de la oposición de su familia, al cabo de un año marcha a París, donde es discípulo predilecto de Alberto Magno, a quien sigue luego a Colonia; vuelto a París, redacta el Comentario a las sentencias (1254-1256), inicia su labor como profesor y enseña en distintos lugares de Italia y Francia: Anagni, Orvieto, Roma, Viterbo, París y Nápoles. En esta época escribe sus obras, entre la que destacan Summa contra gentiles, escrito con finalidad misionera, y sobre todo la Summa theologiae, considerada la obra de mayor relevancia de toda la escolástica. Muere mientras se dirigía al concilio de Lyón, convocado por Gregorio X, en la abadía de Fossanova. Fue canonizado por Juan XXII, en 1323, y proclamado doctor de la Iglesia en 1567. Tras la Contrarreforma, fue considerado como el paradigma de la enseñanza católica, pero sus doctrinas no siempre habían sido comúnmente aceptadas. En 1277, el obispo de París, Tempier, instigado por el papa Juan XXI, antes Pedro Hispano, y cuyos manuales se utilizaban en muchas universidades europeas, condena un determinado número de tesis entre las cuales una veintena son tomistas; el mismo año, Roberto Kilwardby, dominico y arzobispo de Canterbury, prohíbe una treintena de tesis en la universidad de Oxford, la mayoría de las cuales son tomistas.Podemos analizar su pensamiento y su obra de acuerdo a dos etapas:Primera:De 1245-1259. En este período predominan las influencias arístotélicas (Avicena y Alberto Magno) y las neoplatónicas (San Agustín y el Pseudo Dionisio). Entre las obras más importantes de esta étapa podemos destacar: los comentarios a las obras de Pedro Lombardo, Boecio (sobre la trinidad), el opúsculo titulado De ente et essentia y el libro primero de la Suma contra Gentiles. La función de esta obra era servir de apoyo a los predicadores que tenían que discutir con judíos y musulmanes, valíéndose de argumentos racionales y filosóficos sin tener que acudir a argumentos eclesiásticos.Segunda:De 1259-1273. Domina en el filósofo el pensamiento arístotélíco. Así comenta ampliamente la Ética a Nicómaco. En este momento la universidad de París atraviesa un momento de gran inestabilidad a través de la pugna entre franciscanos de orientación agustiniana y los dominicos con fuertes influencias aristotélicas. Tomás de Aquino desarrolla en esta etapa toda una síntesis de los problemas, filosóficos más discutidos (fe- razón, creación,política).Entre sus obras podemos destacar: finaliza la Suma contra los gentiles, cuestiones disputadas sobre el mal, sobre el alma, opúsculos contra los averroístas como De aeternitate mundi y el De unitate intellectus. La obra más importante de Tomás de Aquino es la Suma teológica, en la que logra una sistematización entre teología y filosofía.


Frente  a Descartes, nos encontramos con la filosofía opuesta de Tomás de Aquino. En cuanto a la epistemología(teoría del conocimiento), podemos decir que Santo Tomás es un autor empirista, puesto que reconoce el papel de los sentidos. Como ya había afirmado Aristóteles, todo conocimiento comienza con la experiencia sensible, no hay nada en nuestro entendimiento que no haya pasado anteriormente por los sentidos. Sin embargo, Descartes, al igual que Platón, infravalora el papel de los sentidos añadiendo que estos son engañosos y no aportan conocimiento alguno. Descartes era un filosofo racionalista, que defendía que la razón es la única facultad humana que puede aportar conocimiento. Esta es infalible. El conocimiento que tenemos de la realidad no depende de los sentidos o de la experiencia, sino de las ideas innatas que ya están en nuestra mente desde el momento en el que nacemos.


Tomás de Aquino defenderá el conocimiento a través de la experiencia sensorial. A partir de los sentidos yo realizo un proceso de abstracción como el que Aristóteles planteó, afirmando que hay un sujeto agente que extrae las carácterísticas a través de los sentidos, y posteriormente, un sujeto pasivo elabora la idea. Esta idea será un concepto general. ( ejemplo para entenderlo : si yo veo un perro, el sujeto agente recogerá las diferentes carácterísticas captadas por mis sentidos y el sujeto paciente elaborará finalmente la idea de perro, afirmando el hecho de que yo no puedo conocer sin percepción)


A nivel ontológico, ambos autores reconocen en Dios a la sustancia infinita, la cual es sumamente perfecta y la causa de todo cuanto existe. Sin embargo, difieren con respecto a la forma de acceder a él y de demostrar su existencia. Mientras que las pruebas de Santo Tomás son a posteriori( a partir de la experiencia) , las de Descartes es a priori ( independiente de la experiencia), estos son argumentos puramente racionales y no recurren en ningún momento a la aportación de los sentidos.
Santo Tomás de Aquino demostrará la existencia de Dios a partir de las 5 vías tomistas, que a su vez son las 5 vías necesarias para conocer.


Lo principal es tener claro que Dios es el primer orden del ser y a la vez el último orden de conocer (quien me crea a mi y a todas las cosas y a quien veo cuando muero) , es decir,  lo primero que yo conozco es lo que me ofrece los sentidos y lo último es Dios. Santo Tomás planteará las 5 vías a posteriori para demostrar la existencia de Dios a partir de la experiencia.La primera vía es la de movimiento : todo lo que se mueve es movido por otro pero tiene que haber un primer motor que sea acto puro (sin potencia) y que lo haya movido todo . ( es decir, como la mano que empuja una ficha de domino que hace que todas las demás caigan )

La segunda vía es la causalidad eficiente.

Se entiende como : causa > efecto>causa>efecto.

Por lo tanto, tiene que haber una causa incausada (o primera causa = Dios ) que no la haya causado nada.

La tercera vía es lo contingente. Lo contingente es todo aquello que puede o no existir.

Es decir, las cosas pueden ser necesarias o contingentes , pero tiene que haber un ser necesario en si mismo , el primero que esta desde siempre porque es necesario.

La cuarta vía es la de grados de perfección .

Nuestro mundo es mas o menos perfecto, pero tiene que existir una perfección máxima. Esta es Dios.


Por último, la 5 vía es la del gobierno del mundo , en donde Dios es el fin ultimo  que pone orden a todo el universo.
En conclusión, el punto de partida de las demostraciones tomistas está en lo que los sentidos nos muestran del mundo para concluir con la existencia necesaria de un ser supremo, Dios. Por lo contrario, las demostraciones cartesianas parten de la idea de un ser sumamente perfecto. Esta idea no procede de los sentidos, ya que no tenemos ninguna experiencia sensible de Dios. Se trata de una idea innata o a priori introducida en nuestra mente por Dios.

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