1. Movimiento y Primer Motor (1ª Vía)
Santo Tomás de Aquino se basa en la noción aristotélica de movimiento, que define como el paso de la potencia al acto, donde estos dos estados no pueden coexistir simultáneamente. Todo movimiento requiere una causa previa, en línea con el principio de causalidad de Aristóteles. Este principio distingue entre dos tipos de movimiento: accidental, que afecta solo a la materia, y sustancial, que afecta a toda la sustancia. Aristóteles también propone la existencia de un Primer Motor Inmóvil, un elemento en las esferas celestes que ha existido desde el principio de los tiempos y genera y transmite movimiento en el universo. Este Primer Motor, según Aristóteles, es acto puro, sin ninguna potencia en él. Esta idea, retomada por autores cristianos como Santo Tomás, se identifica con la divinidad.
Además de adoptar los conceptos de Aristóteles, Santo Tomás introduce una nueva distinción entre esencia y existencia. Afirma que todos los seres tienen su esencia en la mente divina y adquieren su existencia en el momento en que Dios decide crearlos. En todos los seres existentes, esencia y existencia son dimensiones diferenciadas, mientras que en Dios son idénticas.
2. Causa Eficiente Primera y Ser Necesario (2ª y 3ª Vías)
La segunda vía, conocida como la prueba por la causa eficiente, tiene sus raíces en Aristóteles, aunque fueron Avicena y Alberto Magno quienes desarrollaron el razonamiento para demostrar la existencia de Dios, especialmente influyendo en Santo Tomás de Aquino, quien sigue de cerca los argumentos de Avicena.
En esta segunda vía, se busca demostrar que existe un orden de causas eficientes, donde ciertas cosas producen otras y a su vez son producidas. Santo Tomás sostiene que nada puede ser causa de sí mismo, ya que el efecto depende esencialmente de la causa, lo que requeriría que la causa fuera anterior al efecto, lo cual es imposible si el ser ya está producido antes de ser producido. Además, la serie de causas no puede remontarse al infinito.
Por lo tanto, debe existir una causa primera que explique la existencia de todas las cosas y que en sí misma sea incausada, lo que se entiende como Dios. Si todos los seres son contingentes, en algún momento nada existía, lo que implicaría que nada existiría ahora. Sin embargo, dado que un ser solo puede llegar a ser por virtud de otro que ya es, debe existir un ser que sea por sí mismo necesario. Este ser necesario es Dios, ya que no recibe su existencia de otra fuente, sino que es la existencia misma o el Ser.
3. Ser Perfectísimo e Inteligencia Ordenadora (4ª y 5ª Vías)
El trayecto comenzado por Santo Tomás para definir la esencia de Dios, pasa por adjudicar a Dios cualquier perfección que queramos admirar en la naturaleza de los seres humanos. El ser perfectísimo es el que obtiene un grado máximo de conocimiento sobre la bondad, la verdad y la unidad. La idea del ser perfectísimo es de inspiración platónica. En la obra de Platón las ideas son la máxima expresión de una realidad y son, a su vez, causa de la misma. Este máximo que aúna todos los valores en su más alta perfección es identificado por Santo Tomás como Dios.
Otro de los argumentos ofrecidos por Santo Tomás es el de la inteligencia ordenadora que se basa en la teoría de Aristóteles sobre los lugares naturales. Percibimos que las cosas que carecen de conocimiento se mueven en virtud de un fin, su movimiento es ordenado a conseguir algo, hay un orden del mundo. Esta teoría teleológica plantea que todos los seres se dirigen hacia una meta. Así pues debe existir algún ser que guía a los seres naturales carentes de inteligencia para que puedan alcanzar ese fin, nuevamente este ser es identificado con Dios.