El Problema de Dios
La demostración de la existencia de Dios no solo es posible, sino también necesaria, ya que no es evidente para el entendimiento humano. Este pensamiento sorprende por su vigencia. Hay dos formas de intentar demostrar su existencia. La primera, propuesta por Kant, es el argumento ontológico. Es un argumento a priori que parte de Dios y deduce su existencia: Dios es el ser mayor, por lo tanto, es necesario que exista. Este camino, que va de la causa al efecto, no convence a Tomás de Aquino, ya que parte de una premisa que ignoramos (la esencia de Dios) y da por sentado lo que queremos demostrar. Tomás de Aquino elige el camino inverso, un argumento a posteriori: el quíntuple camino, las célebres cinco vías para demostrar la existencia de Dios.
Patrón Común de las Cinco Vías
Aunque cada vía es diferente, todas siguen un patrón común:
- Se parte de un hecho observable por los sentidos.
- Este hecho no se explica por sí solo; necesita otra causa que lo justifique. A cada efecto le corresponde una causa que lo provoca.
- Pero esta causa necesita ser explicada por otra, ya que ninguna entidad puede ser causa de sí misma. Esto genera una cadena de causas.
- Esta cadena de causas no puede ser infinita, porque si lo fuera, nada podría ser explicado. Debe haber una primera causa incausada.
- Esta causa primera, que no es causada por otra, se identifica con Dios.
Las Cinco Vías en la Suma Teológica
Las vías están recogidas al comienzo de la Suma Teológica:
- Primera Vía (El Movimiento): Observamos que en el mundo hay cosas que se mueven. Todo lo que se mueve es movido por otro. Si lo que mueve es a su vez movido, necesita otro motor, y así sucesivamente. Esta cadena no puede ser infinita, por lo que debe existir un primer motor inmóvil, identificado con Dios.
- Segunda Vía (Causalidad Eficiente): Existe un orden de causas eficientes en el mundo sensible. Ninguna cosa es su propia causa, y la serie de causas no puede ser infinita. Debe existir una causa eficiente primera, a la que llamamos Dios.
- Tercera Vía (Contingencia): En la naturaleza hay cosas que pueden existir o no existir. Si todas las cosas fueran contingentes, hubo un tiempo en que ninguna existía. Pero si nada existía, nada podría empezar a existir. Por lo tanto, debe haber un ser necesario, que no dependa de otro para su existencia, al que llamamos Dios.
- Cuarta Vía (Grados de Perfección): Observamos grados de perfección en los seres. Existe algo verísimo, nobilísimo y óptimo, un ser supremo que es causa de todo lo que existe, al que llamamos Dios.
- Quinta Vía (Gobierno del Mundo): Las cosas que carecen de conocimiento obran por un fin. Esto implica que son dirigidas por un ser inteligente, como un arquero dirige su flecha, al que llamamos Dios.
Análisis de las Vías
La vía más importante es la primera, que se refiere al movimiento. Se aplica el principio de causalidad: “todo lo que se mueve es movido por otro”. La segunda es la de la causalidad eficiente, y la tercera, la de la contingencia de los seres creados. La cuarta se inspira en los grados de ser y perfección, que existen porque hay un modelo de referencia. La quinta, la vía del “arquero”, parte del principio de que los seres naturales, aunque no piensan, se dirigen a un fin porque son dirigidos por alguien.