Lenguaje Natural, Lenguaje Formal y Razonamientos: Una Introducción a la Lógica

1. El Lenguaje Natural

El lenguaje ordinario, o lenguaje natural, es el que utilizamos a diario para comunicarnos y expresar pensamientos, deseos o situaciones. Se caracteriza por su gran riqueza, ya que constantemente se generan nuevos términos y usos del lenguaje.

Sin embargo, esa riqueza expresiva no siempre es útil en ciertos ámbitos que requieren exactitud, como las matemáticas. El lenguaje natural presenta algunas dificultades:

1.1. Ambigüedad

Muchas palabras son polisémicas, otras dependen del contexto y del uso que se les dé. Esto puede dar lugar a equívocos.

1.2. Paradojas

El uso aparentemente correcto del lenguaje, en ocasiones, nos lleva a caer en contradicciones.

Estos dos problemas desaconsejan el uso del lenguaje natural cuando se busca la máxima objetividad y rigor. Para ello, utilizamos, por ejemplo, el lenguaje científico.

2. El Lenguaje Formal

El lenguaje formal es un lenguaje artificial que se utiliza en las matemáticas y en la lógica para evitar los problemas de la ambigüedad y las paradojas que pueden aparecer en el lenguaje natural. El lenguaje formal tiene las siguientes características:

  1. No utiliza palabras sino símbolos, estos símbolos constituyen su lenguaje específico.
  2. Los símbolos se enlazan unos con otros mediante signos especiales. Estas funciones de enlace son las mismas que en el lenguaje natural. Realizan conjunciones y las preposiciones.
  3. Posee unas reglas que sirven para utilizar y operar correctamente con dichos símbolos. En el lenguaje formal seguimos reglas para construir correctamente frases o fórmulas.
  4. Prescinde del significado semántico de los símbolos, lo importante es que el razonamiento esté correctamente construido y esto evita la ambigüedad y hace que ese lenguaje artificial se convierta en modelo para todo lenguaje.

3. La Lógica y los Razonamientos

La lógica puede definirse como la ciencia que estudia las formas generales de nuestro pensamiento, es decir, el razonamiento correcto, el que pone orden en nuestros pensamientos y en las palabras que los expresan.

Los enunciados de la lógica, al igual que los enunciados matemáticos, no se refieren a la realidad, es decir, no dicen nada acerca del mundo.

Un razonamiento es un conjunto de enunciados que presenta una serie de afirmaciones o juicios de forma estructural. Este puede ser correcto si su estructura es coherente e incorrecto si no lo es. Por tanto, razonar es deducir una o varias conclusiones de ciertas premisas que ya se poseían anteriormente.

Ejemplo:

  1. Todos los primates son mamíferos.
  2. Todos los chimpancés son primates.

Conclusión: Los chimpancés son mamíferos.

Las premisas son los datos que se tienen previamente y que contribuyen al inicio del razonamiento, pues son el punto de partida de este. Su verdad o falsedad no se cuestiona.

La deducción es el acto de la razón mediante el cual, a partir de unos datos, obtenemos ciertos resultados. La conclusión es el resultado y la finalidad del razonamiento.

3.1. La Validez y la Verdad de los Razonamientos

Cuando razonamos, extraemos conclusiones a partir de ciertos conocimientos previos. Los seres humanos razonamos constantemente de manera espontánea y natural, pero nuestros razonamientos no siempre son correctos. Podemos distinguir entre razonamientos correctos e incorrectos o válidos y no válidos.

Para deducir correctamente una conclusión, debemos utilizar unas reglas adecuadas.

Ejemplo:

Si me salto el semáforo, me ponen una multa.

Me ponen una multa, por tanto me he saltado el semáforo. (No tiene por qué, entonces es no válido).

Hay razonamientos válidos y otros que no lo son. Para entender en qué consiste el estudio lógico de los razonamientos, debemos distinguir entre validez y verdad.

La verdad es una propiedad de los enunciados, por lo que un enunciado puede ser verdadero o falso, pero la verdad no es una propiedad de los razonamientos. Pues un razonamiento no es ni verdadero ni falso, sino válido o no válido o correcto e incorrecto.

Un razonamiento es válido o correcto cuando, suponiendo que las premisas son verdaderas, la conclusión también es verdadera. En un razonamiento válido, la verdad de las premisas se traslada necesariamente a la conclusión.

A la lógica no le interesa el contenido de sus razonamientos, sino su estructura. De este modo, prescindiendo del contenido, tenemos exclusivamente la forma o estructura que es lógicamente correcta. Por tanto, un razonamiento es o no válido en virtud de su forma, y en un razonamiento válido la conclusión se deduce necesariamente de las premisas.

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