1. ¿Qué tienen en común las llamadas éticas teleológicas o materiales?
Las éticas teleológicas son aquellas que fijan un fin o bien supremo para el ser humano como criterio de la bondad o maldad de su conducta; por tanto, los actos serán buenos cuando nos acerquen a la consecución de tal bien, y malos cuando nos alejen de él. De acuerdo con esta definición, en toda ética teleológica encontraremos estos dos elementos:
a) La noción de que hay bienes, cosas buenas para el hombre; entre ellos las distintas éticas materiales determinan cuál es el bien supremo o fin último del ser humano (placer, felicidad, etc.).
B) Una vez establecido el bien supremo, la ética establece unas normas o preceptos encaminados a alcanzarlos
Con otras palabras, la ética material o teleológica es una ética que tiene contenido, y lo tiene en el doble sentido que acabamos de señalar: en cuanto establece un bien supremo, y en cuanto dice lo que ha de hacerse para conseguirlo.
2. ¿Por qué se denomina eudemonista la ética de Aristóteles?
Porque Aristóteles insiste en la tendencia a un fin de la vida humana, pues una conducta o situación carentes de sentido es absurda e insostenible. Estos fines o propósitos están relacionados entre sí; subordinan unos a otros. Según Aristóteles, para que este orden en las cosas de la vida sea completo, ha de haber un fin final; algo que queremos por sí mismo y para lo cual deben ordenarse y subordinarse todos los demás fines. El fin supremo es la felicidad. Lo que se quiere absolutamente por sí mismo y ya no se quiere por otra cosa. (Felicidad, en griego eudaimonía, es la razón por la que la posición ética de Aristóteles se conoce como eudemonismo).
3. ¿Cuál es el camino para la felicidad según Aristóteles?
Para Aristóteles la felicidad tiene que ser el resultado del correcto desempeño de lo que es propio. La excelencia o perfección de la actividad propia de cada cosa se dice en griego arcaico areté, que fue traducido por virtud.
Lo propio del hombre es la razón, la inteligencia, la actividad intelectiva. Es decir, el hombre será feliz si se determina conforme a lo que le es propio, a su excelencia o virtud; la razón.
4. Noción de virtud y sus clases, según Aristóteles
La idea general de virtud, la de vivir conforma a la razón, puede entenderse de dos maneras: vivir guiado o gobernado por la razón, y vivir dedicado a la razón.
Conforme estés dos sentidos de esta idea, podemos hablar de dos tipos de virtudes:
• Las virtudes morales o excelencias del carácter, que son las que resultan de aplicar la razón a la vida, de vivir guiado gobernado por la razón; por ejemplo, la fortaleza, la templanza, la veracidad, la amabilidad. En estas éticas, Aristóteles entiende por carácter al modo de ser de una persona que se expresa en sus acciones. La acción refleja el carácter. Aunque debemos tener en cuenta también que hay actos simplemente técnicos o hechos por descuido que no reflejan carácter. Para que sean reveladoras de nuestro carácter, nuestras acciones deben brotar de nuestro ser; deben ser habituales en nosotros. Así definimos el concepto de hábito que es una disposición obrar de determinada manera, siendo intermedio entre carácter y acción.
• Las virtudes dianoéticas son excelencias de la inteligencia (de dianoia, inteligencia), que son las que se refieren a la vida de dedicación a la razón: el arte, la prudencia, la ciencia, el intelecto y la sabiduría. Se adquieren por medio de la aprendizaje y el estudio y por eso necesita de experiencia y de tiempo. Una de estas virtudes que tiene especial importancia para la vida práctica es la prudencia o sabiduría práctica. A ésta le corresponde determinar acertadamente lo que es correcto en el ámbito de la conducta y será la raíz de todas las excedencias morales (en cuanto hace que estas sean correctas y justas).
5. Comenta el fragmento siguiente:
«Virtud es una disposición adquirida de la voluntad, consistente en un justo punto medio relativo a nosotros, determinado por la recta razón y tal como lo concretaría el hombre dotado de sabiduría práctica o prudencia (phronesis, en griego).´´
Esta definición fue dada por Aristóteles. La primera parte del texto, “virtud es una disposición adquirida de la voluntad” nos quiere decir que la virtud no es un don de la naturaleza, es preciso adquirirla. Dice que la virtud es un hábito o disposición o costumbre que se adquiere a partir de una actitud inicial y se desarrolla mediante el aprendizaje y enseñanza (en el caso de las virtudes intelectuales) o mediante la repetición de buenos actos.
Es decir, todos los hábitos que adquiramos en la vida conformarán nuestro modo de ser o carácter; que será virtuoso si nuestros hábitos surgen de la repetición de acciones virtuosas, y vicioso en el caso de repetir acciones viciosas. Para ello, se requiere el esfuerzo de la voluntad: la perseverancia.
Para seguir, tenemos “consistente en un justo punto medio relativo a nosotros…”; que hace referencia al punto óptimo entre dos extremos viciosos; conteniendo el ideal de que en el medio está la virtud (la virtud es la valentía, siendo el punto medio entre la temeridad y la cobardía). “…Determinado por la recta razón, tal como lo concretaría el hombre dotado de sabiduría práctica o prudencia.”
Este punto medio es relativo a nosotros y a la situación que se presente; y el criterio del hombre para determinarlo es una cuestión de tacto o prudencia. Será la sabiduría práctica, la prudencia, la recta razón, a la que nos aconseje en cada momento acerca de lo conveniente. Que hay que actuar acorde a la razón algo es de aceptación común, ya se da por supuesto. Así, entendemos que la función de la razón es regular la pasión. Esta sería la clave de la felicidad.
Aristóteles considera las virtudes morales como excelencias del ser humano imprescindibles para ser feliz y útiles socialmente porque son modos de ser excelentes del individuo y son fuente de bienestar social. Insiste también en que las virtudes éticas solo pueden conseguirse con adecuada organización política pues para él, el ser humano es un animal político (o social) por naturaleza. Lo afirma porque el bien supremo del hombre solo puede alcanzarse dentro de un orden social adecuado; la investigación de ese orden es tarea de la política. Esta será la reina de las ciencias prácticas y su objetivo es el bien común, más importante que el individual, pues la felicidad no puede alcanzarse fuera del orden social, dada la naturaleza social del hombre.
6. Desarrolla la crítica de Kant a las éticas teleológicas
Kant rechaza las éticas teleológicas porque, a su juicio, presentan las siguientes deficiencias:
Las éticas teleológicas son empíricas, son a posteriori, es decir, su contenido está extraído de la experiencia. A Kant esto le preocupa porque para él las éticas teológicas pretenden formular una ética cuyos imperativos sean universales y, en su opinión, de la experiencia no se pueden extraer dichos principios. Los juicios universales para serlo han de ser a priori, es decir, independientes de la experiencia.
Por otra banda, los preceptos de las éticas teleológicas son hipotéticos o condicionales: no valen absolutamente, sino sólo de un modo condicional, como medio para conseguir un fin.
Y como última deficiencia, Kant afirma que las éticas teleológicas son heterónomas. “Heterónomo” es lo contrario de “autónomo”, si la autonomía consiste en que el sujeto se dé a sí mismo la ley, en que el sujeto se determine a sí mismo a obrar, la heteronomía consiste en recibir la ley desde fuera de la propia razón. Según Kant las éticas teleológicas son heteronómas porque la voluntad es determinada a obrar de este modo del otro por el deseo o la inclinación.
7. ¿Qué significa que una ética es formal?
Una ética Formal es una ética vacía de contenido, que no tiene contenido ninguno de los sentidos en que lo tiene una ética material:
1. No establece ningún bien o fin que haya de ser perseguido por el ser humano y, por tanto,
2. No nos dice lo que hemos de hacer, sino como debemos actuar y la forma en que debemos obrar
8. ¿A que se refiere Kant con las expresiones voluntad buena y voluntad santa
Una voluntad buena es una voluntad de obra por deber y por ninguna otra consideración, mientras que una voluntad santa es una voluntad que es en sí misma conforme totalmente y siempre con la ley de la razón práctica.
9. ¿Qué significa obrar por deber?
Obrar por deber es obrar por respeto a la ley o tener como fundamento de la voluntad también la representación de la ley moral.
10. ¿Cómo enuncia Kant la ley moral o principio formal práctico?
Esta ley nos dice como se debe obrar siempre y se puede denunciar así: yo debo obrar siempre de tal manera que la máxima de mi acción se convierta en ley universal de obrar.
11. Distingue entre imperativos hipotéticos y categóricos. ¿Cuáles pertenecen a las éticas materiales y cuáles a la ética kantiana?
Los imperativos hipotéticos son aquellos que prescriben una acción como buena si sirve para conseguir algún propósito. Es decir, la acción es buena como medio para conseguir algún fin que se persigue (propios de las éticas materiales). Sin embargo, los imperativos categóricos declaran una acción como objetivamente necesaria o buena, es decir, como buena en sí mismo y no por referencia ningún fin extrínseco.
12. Enuncia las tres formulaciones del imperativo kantiano
I) Obra siempre sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal
II) Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza.
III) Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca sólo como un medio.
La primera y la segunda se centran en la forma que debe adoptar la máxima de la acción. La primera dice que la máxima de la acción puede convertirse en ley universal y la segunda que puede convertirse en ley natural universal.
La tercera es un tanto diferente pues en ella se dice que hay que obrar de tal manera que el uso que se haga tanto de sí mismo como de los demás, sea siempre como fines en sí mismos al mismo tiempo y nunca solamente como medios.
13. ¿Cuándo decimos que una voluntad es autónoma?
Una voluntad es autónoma cuando se somete a la ley moral expresada bajo la forma del imperativo categórico y no está sometíéndose a otra ley que es la que ella misma se da. Es una voluntad que solo obedece a su propia ley.
14. ¿Qué tienen en común y en qué se diferencian la ética de Kant y las éticas discursivas?
Tienen en común que la ética dialógica es heredera y continuadora de la kantiana; siendo ambas Formal y procedimental; pues no establecen normas concretas de acción, si no el procedimiento para determinar qué normas tienen valor ético. El criterio de la lógica dialógica es similar al kantiano, pero formulado de modo distinto. Si en Kant tenía validez aquella norma que podía convertirse en ley universal, para las éticas discursivas es norma moral aquella que es aceptable por la comunidad de diálogo, cuyos participantes tienen los mismos derechos y mantienen relaciones de libertad e igualdad, esto es, a la que se llega a través del diálogo y no del monólogo.
Para Jürguen Habermas, solo tienen validez aquellas normas aceptadas por un consenso en una situación ideal de diálogo.
15. ¿Cómo se justifican las normas morales en las éticas dialógicas o discursivas?
La justificación de las normas morales proviene del acuerdo racional y se establece en función de dos principios:
• Universalización:
una norma será válida cuando todos los afectados por ella puedan aceptar
libremente las consecuencias y efectos secundarios que se seguirían, previsiblemente, de su
cumplimiento general para la satisfacción de los intereses de cada uno.
• Ética del discurso:
solo pueden pretender validez las normas que encuentran (o podrían encontrar)
aceptación por parte de todos los afectados, como participantes en un discurso práctico