Libertad, Sociedad y Conocimiento: Perspectivas de Rousseau y Kant

Antropología de Rousseau

«El ser humano nace libre, pero está por doquier encadenado». Esta visión de la humanidad significa que nacemos como seres naturales, poseedores de instintos que, en teoría, nos guían hacia la felicidad, siendo esta el mayor de los bienes. Sin embargo, pronto interviene el mundo de la cultura como forma de opresión, alejándonos de nuestro estado natural. El niño vive de manera espontánea y feliz porque es y se siente libre, expresando así sus emociones libremente. El hombre salvaje es bueno. Con la intervención de la cultura, el niño debe ser disciplinado, encauzado y alejado de sus instintos, instruido para soportar y renunciar al placer. Así, el hombre aculturado se vuelve malo, infeliz y agresivo. El progreso no nos libera, nos esclaviza. La cultura, contrariamente a la visión de la Ilustración, no representa el progreso, sino una forma de domesticación impropia y agresiva del ser humano. Con ella se aprende a reprimir la espontaneidad y a renunciar a la libertad. El origen del mal para el hombre reside en el egoísmo y la propiedad privada, que obligan desde entonces a obedecer leyes que no tienen nada de natural. Rousseau escribe un texto de pedagogía (Emilio, o De la educación) donde expone la necesidad de educar al niño en la espontaneidad, permitiéndole vivir en la naturaleza, aprender de ella y expresar sus sentimientos para que crezca más pacífico y tolerante hacia sus símiles. Pero esto, para Rousseau, no es suficiente para recuperar la «libertad perdida». Así que, como no es posible regresar a la naturaleza salvaje, hay que resolver el compromiso entre la voluntad propia y la necesidad de vivir en comunidad. La solución a este problema sería una sociedad en la cual cada ciudadano expresa su opinión participando en la vida pública, para que luego no sientan que las leyes les son totalmente ajenas.

Política de Rousseau

El problema de Rousseau puede ser resumido en una pregunta hecha por él mismo: «¿Cómo sentirse libres cuando todo está disciplinado?». Detrás de esta cuestión está la idea de que nacemos buenos y la vida en sociedad, a través del adoctrinamiento cultural, nos hace infelices y agresivos. Por otro lado, no podemos recuperar la libertad huyendo hacia la naturaleza; no es posible (ya no hay realmente naturaleza). Solución: que cada ciudadano participe en la creación de leyes, porque respondemos con mejor actitud a normas que nosotros mismos hemos establecido. Así, puede sentir que recupera un poco de su espontaneidad natural. Este pensamiento contrasta fuertemente con los regímenes totalitarios y todos los sistemas donde solo unos pocos deben ocuparse de la política. Todo sistema legislativo debe tener por meta la libertad y la igualdad. Si toda sociedad representa unas cadenas para el ser humano, lo mejor es decidir sus propias cadenas. Ser libres, dentro de la sociedad, es obedecer a la voluntad general. Para Rousseau, la participación de todos permite una sociedad donde, si bien no prevalece el deseo de uno solo, sí lo hace el deseo de la voluntad general (El Contrato Social). Lo que la mayoría quiera debe ser aceptado por todos. Este es el mecanismo de la democracia.

Principios del Contrato Social:

  • Alienación total a la comunidad: Cada individuo debe ceder todos sus derechos a la comunidad para que el pacto social sea justo y equitativo. No se entregan derechos parciales; se transfieren íntegramente a la voluntad general. Al hacerlo, todos están en la misma situación y ninguno puede oprimir a otro sin dañarse a sí mismo.
  • Igualdad como principio fundamental: Al ceder todos sus derechos por igual, no hay motivo para que alguien imponga condiciones injustas. Esta igualdad impide que haya privilegios, ya que cada miembro está igualmente implicado en la sociedad.
  • Evitar conflicto entre lo individual y lo colectivo: Si cada individuo conservara ciertos derechos individuales, surgirían conflictos, ya que no habría una autoridad superior (un árbitro imparcial). En tal caso, cada uno se convertiría en su propio juez e interpretaría sus derechos de manera subjetiva, lo que llevaría de regreso al estado de naturaleza y haría que la asociación pública fuera tiránica (unos imponen sobre otros) o inestable (no hay poder legítimo para hacer cumplir las normas).
  • Diferencia entre voluntad particular y voluntad general: Cada individuo puede tener intereses (voluntad particular) que entren en conflicto con el bien colectivo (voluntad general). Ejemplo: querer pagar menos impuestos (voluntad particular) afectando la financiación de servicios públicos (voluntad general).
  • Tendencia natural al egoísmo: Cada individuo, al sentirse independiente, puede pensar que los sacrificios le perjudican más de lo que benefician a la sociedad, por lo que puede verse tentado a disfrutar de los beneficios del estado sin contribuir a él.
  • Peligro de ciudadanos sin deberes: Si los ciudadanos quieren conservar sus derechos sin asumir sus deberes, el contrato social se rompe. Rousseau advierte que esta tendencia individualista, si se expande, llevaría a la destrucción del estado.

Epistemología de Kant

¿Podemos conocer las cosas como son realmente de manera objetiva? (El «sueño dogmático»). Kant erige un «tribunal de la razón» para estudiar qué podemos conocer y qué no. Hay que estudiar cómo funciona la mente humana para conocer las posibilidades del conocimiento (lo trascendental). Sostenía que la experiencia sensorial, recibida a través de los sentidos por la sensibilidad, es estructurada por las formas puras a priori del espacio y del tiempo, que dan sentido a la experiencia. La segunda facultad es el entendimiento (o intelecto), la capacidad de comprender la experiencia. Este clasifica los objetos de la experiencia a través de unas categorías a priori, construyendo así los conceptos. La tercera facultad es la razón, que tiende a ir más allá de la experiencia. La razón produce ideas (como Dios, alma, mundo) que no tienen un correspondiente sensible directo.

Los Juicios en Kant

Para Kant, conocer algo no es solo experimentar el mundo; también necesitamos una estructura mental para comprenderlo. Por eso distingue dos tipos de conocimiento según su origen: a priori (independiente de la experiencia, ya está en nuestra mente) y a posteriori (lo que aprendemos a través de la experiencia). Distingue también entre juicios analíticos (el predicado está incluido en el concepto del sujeto; su verdad es evidente solo analizando los términos, son a priori) y juicios sintéticos (el predicado añade información nueva al sujeto; no se sabe solo con palabras, necesita demostración o experiencia). Los juicios sintéticos pueden ser a posteriori (basados en la experiencia) o, crucialmente para Kant, a priori (universales y necesarios, como los de las matemáticas y la física).

Síntesis Kantiana

Importante: Mientras los racionalistas (como Descartes) creían poder conocerlo todo a priori mediante la razón, y los empiristas (como Hume) sostenían que todo conocimiento proviene de la experiencia (a posteriori) y negaban la posibilidad de conocimiento universal y necesario más allá de las relaciones de ideas, Kant realiza una síntesis. Está de acuerdo con Hume en que el conocimiento comienza con la experiencia, pero argumenta, contra él, que no todo conocimiento deriva de ella. Nos enseña que necesitamos tanto la sensibilidad (experiencia) como el entendimiento (estructuras a priori) para conocer el mundo fenoménico (el mundo tal como se nos aparece).

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