Libertad y Responsabilidad Moral: De la Acción Libre a la Ética del Deber

De la Acción Libre a la Acción Moral

Podemos afirmar, como Ortega y Sartre, que el ser humano sí es libre. A diferencia de los animales, que están determinados por su instinto o “programados” biológicamente, los seres humanos solo estamos condicionados. No nacemos “hechos”, sino que tenemos que tomar decisiones y responsabilizarnos de ellas. Nuestro comportamiento es abierto y somos flexibles al aprendizaje.

Es ese carácter libre del humano lo que nos constituye como seres morales. La libertad, la capacidad para elegir entre varias opciones, posibilita que nuestras acciones puedan ajustarse o no a las costumbres y normas de una comunidad. Cuando un sujeto decide actuar de acuerdo con ellas, se entiende que actúa moralmente; cuando decide saltárselas libremente, su comportamiento es inmoral; pero lo que no puede es dejar de ser un ser moral. El ser humano seguirá siendo un ser moral, porque amorales solo lo son los animales.

Aunque los términos ética y moral son muy parecidos y tienen el mismo origen, se suele distinguir entre uno y otro. Moral es el conjunto de normas que regulan la acción correcta en una sociedad y un momento determinados. La ética es una reflexión sobre la moral, sobre la validez y justificación de esas normas. La moral es un factum, es algo que se da siempre donde exista una comunidad humana, al margen de que cada una tenga la suya propia y no siempre coincida con las de otras sociedades. Y la ética, como reflexión de segundo grado, es hallar el fundamento de ese hecho o justificar por qué determinadas cosas se consideran buenas o malas, válidas o no. La distinción es que puede haber costumbres o normas morales en una sociedad que no parezcan válidas desde el punto de vista ético.

Éticas del Deber: El Formalismo Kantiano

Kant defiende que el valor moral de una acción no depende de sus consecuencias o resultados, sino que la acción es buena o mala en sí misma en función de la intención o la buena voluntad con que se realiza. Por eso la ética kantiana es una ética deontológica, está basada en el cumplimiento del deber. Independientemente de las consecuencias, si la intención es buena, la acción es buena, y si la intención es mala, la acción es mala.

Ejemplo:

  • Una persona se está ahogando en el río, hago todo lo posible por salvarla pero no lo logro. La persona muere, de todas formas.
  • Intento ayudarla y tengo éxito, salvando su vida.
  • La persona se está ahogando y yo la atrapo por casualidad, sin tener ninguna intención de ayudarla, mientras pesco con una gran red.

Valor moral: La tercera posibilidad carecería de valor moral porque ocurre sin intencionalidad. Moralmente la acción no es ni buena ni mala, simplemente neutra. Los otros dos actos son moralmente buenos y tienen el mismo valor, aunque sólo en uno de ellos consigo salvar a la otra persona, pero mi acción es buena porque la intención era en ambos casos buena.

Kant dice que, para que la intención sea buena, mi objetivo al actuar ha de ser siempre el de cumplir con el deber y no el de conseguir algo a cambio.

Tipos de Acciones en Relación con el Deber Moral

  • Las acciones contrarias al deber son aquellas en las cuales no cumplimos con nuestro deber y no son moralmente correctas.
  • Las acciones conformes al deber son aquellas en las cuales sí cumplimos con nuestro deber, pero esperando algo a cambio o solo por temor a un castigo. Aunque hagamos algo correcto, carece de valor moral.
  • Las acciones por deber son aquellas en las cuales cumplimos con nuestro deber sin esperar nada a cambio, simplemente porque es nuestro deber. Son las únicas que poseen valor moral.

Dos Tipos de Imperativos Morales

Un imperativo es un mandato que prescribe cómo debemos comportarnos.

  • Los imperativos hipotéticos son aquellos en los que se nos pide que nos comportemos de cierta manera para conseguir algo a cambio: “Si quieres A, haz B”. Según Kant, estos imperativos no dan lugar a acciones moralmente correctas, lo que hacemos lo hacemos no porque creamos que está bien, sino porque queremos conseguir algo a cambio y si no fuera por eso, no lo haríamos. Se relacionan con las acciones conformes al deber.
  • Los imperativos categóricos son aquellos en los que se pide que nos comportemos de determinada manera de forma categórica, simplemente porque eso es lo que debemos hacer, sin esperar nada a cambio: “Haz B”. Se relacionan con las acciones por deber, y son los únicos que dan lugar a comportamientos moralmente correctos.

Kant plantea que la conciencia moral manda de modo absoluto o incondicionado.

Da varias formulaciones del imperativo categórico, que nos permiten saber no qué debemos hacer en concreto, pero sí cómo debemos comportarnos: Debemos actuar como si deseáramos que la norma utilizada no solo fuese válida para nosotros mismos, sino para todos los seres humanos en las mismas circunstancias.

Kant pretende enseñarnos el camino para conseguir la autonomía moral. Las éticas anteriores eran éticas heterónomas, en todas se le pedía al hombre que se comportase de una determinada manera para conseguir algo a cambio, la felicidad. Todas tenían un contenido concreto, indicando qué teníamos que hacer. Kant quiere que seamos autónomos, libres, y que cada sujeto se convierta en su propio legislador. Él no da normas concretas de actuación, sino una especie de fórmula vacía a la que debe ajustarse la acción moral, pero que debemos “rellenar”. Esta es la razón por la que hablamos de formalismo, o de que la ética kantiana es una ética formal; porque a Kant no le interesa decirnos qué tenemos que hacer, sino solo el modo en que debemos comportarnos.

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