Los Filósofos Presocráticos: Arjé y la Búsqueda del Principio Fundamental

Los Filósofos Jonios (Mileto y Éfeso)

Parten de cuatro postulados:

  • La realidad no puede proceder de la no-realidad. Es decir, la naturaleza tiene su origen y explicación racional en sí misma.
  • La naturaleza es un todo, todo tiene el mismo origen y se rige por las mismas leyes, el arjé.
  • Hay un primer principio común a todos los seres, del cual nacen y al cual vuelven cuando mueren.
  • Las características del arjé son: único, material, corpóreo, espacial, mutable y eterno.

Tales de Mileto (624-546 a.C.)

Dedujo que el arjé era el agua: todo es en virtud del agua. El aliento es húmedo y lo que está vivo es húmedo, el agua es el principio de nacer y crecer. Los tres estados de este elemento constituyen los tres estados de la naturaleza. La tierra misma procedería del agua, sobre la que flota como un trozo de madera.

Anaximandro de Mileto (610-545 a.C.)

El arjé es lo ilimitado (ápeiron). Explica el origen de todas las cosas mucho mejor que a partir de un elemento determinado. Lo que cede a cada cosa su lugar no puede tener lugar alguno. El ápeiron es inmortal e indestructible, eterno y sin envejecimiento.

Anaxímenes de Mileto (585-524 a.C.)

El arjé ha de ser sin figura e invisible. El arjé es el aire, lo invisible que envuelve y delimita todo. Si todo procede a partir del aire sería como un doble proceso de rarefacción (hacer menos denso un cuerpo gaseoso) y condensación.

Heráclito de Éfeso (544-484 a.C.)

Escribió fragmentos breves y su apodo fue «el oscuro». La physis es el fuego y el fuego es arjé. Todo procede del fuego y todo regresa al fuego, el cosmos consiste en fuego. Aparece la idea del ciclo cósmico y del eterno retorno. Resalta el carácter fluente del mundo (pánta réi, todo fluye). Así, la naturaleza sería como un río que fluye en continuo cambio. La oposición y la lucha están en el origen de todas las cosas. El lógos (razón) es la ley del universo que unifica el constante enfrentamiento: bajo la lucha permanece una armonía oculta que es el logos.

Los Filósofos de la Magna Grecia

La Magna Grecia albergaba dos corrientes de pensamiento, el pitagorismo y el eleatismo.

Pitágoras (570-496 a.C.)

Fue fundador de una «comunidad religiosa» basada en la purificación del alma, en la amistad y en el carácter esotérico del saber. Dos son las doctrinas fundamentales del pitagorismo:

  • Doctrina del alma: el alma es inmortal y divina y se encuentra reencarnada en el cuerpo, que es su prisión. El alma busca el retorno al cielo y el abandono de las reencarnaciones mediante la purificación.
  • Doctrina del número: todo consiste en números. El número es arjé. Proceden de la oposición entre lo impar y lo par. Los pitagóricos adoptaron una explicación dualista de la naturaleza a base de oposiciones. De las oposiciones del número nace la armonía del cosmos. Se da una unión entre mística y matemáticas.

Parménides de Elea (540-470 a.C.)

Fue contemporáneo de Heráclito. Su obra es un poema, dividido en dos partes: la primera trata de la vía de la verdad (alethéia) y la segunda, de la vía de los pareceres (doxa).

La alethéia es para Parménides la lucha entre la luz y la oscuridad, el Ser y el no-Ser.

Se opone al término doxa pero ambos elementos no pueden darse el uno sin el otro.

  • La vía de la verdad afirma que el Ser es o es pensable mientras que el no-Ser ni es ni es pensable.
  • El Ser es imperecedero (inmortal) e inengendrado.
  • Es uno y continuo.
  • El ser es indivisible.

Parménides, al tomar la razón como única referencia, niega el cambio, el movimiento, el tiempo, etc. El Ser se presenta como «una esfera bien redondeada», limitada, inmóvil y eterna. Con la vía de la apariencia (doxa) denunció el engaño de los sentidos, que afirman que hay cambio y movimiento.

Zenón de Elea

Discípulo de Parménides. Trató de fundamentar la tesis de la unidad e inmovilidad del ser. Sus aporías son célebres. Una flecha nunca llega a la diana.

Los Pluralistas

Vivieron en la primera mitad del siglo V a.C. Proponen un arjé constituido por múltiples elementos, que al combinarse entre sí dan lugar a este universo múltiple y móvil.

Empédocles de Agrigento (Sicilia, 495-435 a.C.)

Parte de una esfera primordial (primitiva), eterna e inmóvil pero en su interior están los cuatro elementos, raíces de todo. Estos principios son eternos e imperecederos, no hay nacimiento ni final. Hay dos fuerzas primordiales (Amor y Discordia) que crean en su lucha los ciclos del mundo o del eterno retorno.

Al principio reina solo el Amor, sobreviene luego el Odio.

Anaxágoras de Clazomene (Jonia, 500-428 a.C.)

Entendió que todo está en todo, todo participa en todo, nada empieza a ser si antes no era en modo alguno. Las cualidades que definen todas las cosas y las distinguen ya están presentes en esa mezcla infinita. Jamás estas cualidades se dan puras, solamente semillas.

La pluralidad y los cambios se explican por la mezcla y la disgregación de semillas.

El nous (conocimiento) es el proceso de separación a partir de la mezcla original: es el orden de todas las cosas.

Demócrito de Abdera (460-370 a.C.)

La physis se compone de átomos y vacío. Todo se compone de elementos indivisibles (átomos) y los átomos se diferencian entre sí por su figura, forma y tamaño, por el orden y por la posición. Su número es ilimitado. No nacen, ni perecen, ni cambian en sí mismos. Todo cambio consiste en el movimiento de los átomos.

Si no hubiese vacío todo sería compacto y sin movimiento. El vacío es infinito en magnitud, como los átomos son infinitos en número.

El movimiento de los átomos es autónomo (no tiene causa). Todo se produce por necesidad, el orden lo abarca todo. Pero este orden no está causado por nada, no remite a nada, es fruto del azar.

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