Los Filósofos Presocráticos: Parménides, Heráclito y Demócrito

Parménides

Se cree que fue pitagórico, ya viejo conoció a Sócrates. En su poema sobre la naturaleza expone toda su doctrina filosófica, lo divide en 3: poema, camino de la verdad y camino de la opinión. Su doctrina se basa en 2 afirmaciones:

Afirmaciones de la doctrina de Parménides

  1. A partir de una realidad es imposible que surja la pluralidad, de aquí su frase o su afirmación «el ser es, el no ser no es». Por eso dice que «lo que no hay ni había no puede originarse». Y lo que hay desde siempre no puede destruirse. Lo que hay desde siempre no puede destruirse. Lo que hay y lo que es es inengendrado, indestructible, homogéneo, inmutable, compacto, indivisible y esférico.
  2. A partir de lo dicho deduce que lo que hay, lo que existe es único. Por una parte, de una única realidad, no puede surgir la pluralidad y, por otra parte, la razón nos obliga a aceptar la existencia de una única realidad. De aquí que declare irracionales e ininteligibles el movimiento y la pluralidad.

Parménides elimina lo cambiante, la multiplicidad, la pluralidad y el conocimiento sensible, todo ello en aras a la razón. Afirma que lo permanente es una única realidad: la unidad. Para él la visión monista es una exigencia necesaria de la razón o logos. Por su doctrina se le considera como un racionalista exagerado ya que todo lo basa y lo fundamenta en la razón. Su negativa respecto a la pluralidad de los seres convierte al autor en un monista estático del ser.

Discípulos de Parménides

  • Zenón de Citio: que defendió su doctrina.
  • Meliso de Samos: defendía la infinitud del ser.

Heráclito de Éfeso

Nacido en Éfeso, de carácter altivo y solitario. Su doctrina tiene una profundidad metafísica. Lo esencialmente inexplicable, lo inmutable y de alguna manera espiritual. Fue el contrario a Parménides, para Heráclito el conocimiento verdadero es solo el que nos da la razón. La única verdad que nos da la razón es que todo fluye y nada permanece, de aquí su lema: lo que existe no es el ser sino el devenir. Lo único real es el cambio. Al ser las cosas un continuo devenir la ley de identidad (cada cosa consigo misma) no tiene razón de ser. Establece además la más absoluta irracionalidad de lo real. Su teoría es falsa del todo, pues todo cambia, pero ese devenir no es irracional sino que se realiza de acuerdo con unas leyes. Este devenir procede de un argé que es el fuego, el cual es eterno y del que todo sale y al que todo vuelve. Ningún dios lo ha creado. Las cosas nacen del fuego y vienen por vía descendente (fuego, aire, agua, tierra) y vuelven al fuego (tierra, agua, aire, fuego).

El proceso universal está regulado por el logos o razón, ley inmutable que regula toda la naturaleza y mediante la cual el universo no es un caos sino un cosmos. El motor de esta ley es la lucha u oposición de contrarios que son discordia y paz. Estas fuerzas son el motor del proceso universal. Para él la guerra es el padre de todos y dice que a algunos les hace hombres y a otros esclavos. Según la aplicación de algunos autores cristianos, estos contrarios en último término llevarían a la unidad profunda. La armonía del universo no es estática sino un equilibrio dinámico de tensiones. Entre los contrarios hay una armonía tensa. Al buscar Heráclito el orden en la lucha de contrarios alumbra por 1ª vez la dialéctica, seguida y perfeccionada posteriormente por Hegel y Marx.

Demócrito

Nace en Abdera (Macedonia) al norte de Grecia. Viajó por Egipto, Babilonia y Palestina. Vivió en Atenas, escribió más de 60 obras dedicadas a temas éticos, físicos, matemáticos, musicales y técnicos. El argé es el átomo. Todos los seres están constituidos por la unión de átomos esencialmente iguales pero de forma y tamaños distintos. Para llegar a esto sigue la teoría de Parménides de que de una única realidad no puede originarse la pluralidad. A partir de aquí niega de Parménides, por una parte, la unidad, dice que existe una o más unidades, ya que una única realidad sería continua y si se interpone en esta algo no lo podríamos llamar real y si lo llamamos no real nos encontraríamos con que algo que no es está separando a algo que sí es, lo cual sería imposible. Y, por otra parte, la esfericidad, pues dice que cada partícula puede tener otras formas y tamaños distintos. Aquí surge la teoría del universo en los atomistas.

Entre la multitud de realidades compuestas por átomos se interpone algo: el vacío, que no es real, si por real se entiende la materia existente, pero sí es real si lo entendemos como lo que existe. Los átomos y el vacío forman el universo. El vacío es necesario para lograr el movimiento y la pluralidad. El movimiento de los átomos es eterno, se mueve en el vacío, si no estuviera el vacío se convertirían en partículas aprisionadas. Al igual que Anaxágoras, Demócrito tiene un modelo mecanicista de la naturaleza: el universo es el resultado de una necesidad ciega y tiene leyes ineludibles y no es algo debido al azar, como lo confunden los hombres.

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