La Alienación y la Esencia del Hombre según Marx
La esencia del hombre y la noción de alienación (la alienación es el proceso por el cual un individuo o grupo pierde autonomía al ser controlado por fuerzas ajenas a él). Para Marx, el hombre es un ser natural y se diferencia de los animales a partir del momento en el que comienza a producir sus medios de vida. Así, la esencia del hombre es el trabajo. El origen de la alienación del ser humano está en la pérdida de la acción transformadora del ser humano y su disfrute.
Tipos de Alienación
- Alienación económica: El trabajo ya no se hace por necesidad de apropiarse, sino que se trabaja para asegurar la subsistencia. El trabajador se clasifica convirtiéndose en fuerza de producción. El hombre ya no se siente satisfecho en su trabajo, sino infeliz. Entonces se animaliza puesto que se siente libre únicamente en sus funciones animales y se siente animal en sus funciones humanas.
- Alienación social: Se debe a la función de los individuos en el proceso productivo. Cuando este es correcto, los intereses de los distintos individuos coinciden. Cuando este es alienante, los intereses de los individuos sacan provecho. Así se crean las clases sociales: un grupo de individuos que tienen intereses similares.
- Alienación política: Se centra en el Estado que es un instrumento en manos del poder de la clase dominante y protege sus intereses, lo que hace de manera oculta la separación y división entre los seres humanos.
- Alienación religiosa: Predica el individuo ante las condiciones miserables de la vida. De ahí que la religión sea la droga del pueblo.
- Alienación filosófica: Pretende conocer, sin entrar en la práctica, desviando al hombre, no queriendo ni transformar ni criticar la realidad, sino únicamente captar su realidad.
El Materialismo Histórico de Marx
El materialismo histórico es una teoría que niega la autonomía de las ideas respecto de las condiciones materiales. Dentro del materialismo debemos llevar una descomposición de sus elementos.
Estructura y Superestructura
En primer lugar, la (infra)estructura económica está constituida por las relaciones de producción que son las relaciones sociales entre los productores directos y los propietarios que están ligadas con las fuerzas productivas. La unidad entre fuerzas productivas y relaciones de producción forman el modo de producción.
La estructura económica determina la superestructura y la conciencia social. De esta manera, “no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino el ser social la que determina su conciencia”.
En las sociedades de clase, quien tiene la propiedad de los medios de producción ejerce un control y utiliza las leyes y el poder del Estado.
El conflicto social comienza cuando el trabajador ya no puede trabajar adecuadamente y entra en la fase de revolución social.
Las relaciones entre poseedores y no poseedores son relaciones de explotación, pues los burgueses son los propietarios del capital y los medios de producción, mientras que el trabajador solo tiene su fuerza de trabajo.
Para Marx, toda mercancía tiene un valor de uso, la necesidad que satisface o el aprovechamiento que un objeto tendrá durante su vida útil, y un valor de cambio. El trabajo no solo posee su propio valor, sino que produce valor: la plusvalía. Esto quiere decir que al vender el obrero su fuerza de trabajo, realiza un plustrabajo.
La división progresiva entre las dos clases sociales se hará cada vez más insostenible, por lo que aumentará la conciencia de clases de los trabajadores. Todo esto hará que la sociedad consiga expropiar los medios de producción a la burguesía. Después de un periodo se logrará la desaparición de las clases y el Estado y se pasará a la sociedad comunista.
En el comunismo, un grupo humano no explota al otro, ni los individuos lo hacen entre sí. Marx no tiene más remedio que entender el comunismo como la doctrina que defiende el estado social.
La Crítica de Nietzsche a la Racionalidad y el Nihilismo
Nietzsche nos ha querido mostrar lo absurdamente racionales que hemos sido durante toda la historia, con la ayuda de los filósofos griegos, y gracias también a la ciencia, deseosa de indagar y dominar todos los rincones del universo.
Aunque ha pasado más de un siglo de su muerte, su predicción del nihilismo sigue siendo vigente. Hoy nuestros valores no son más que una imposición del mercado que inventa necesidades y valores para guiarnos al consumo. El ideal de superhombre gusta y entusiasma, pero siempre mirándolo desde el horizonte, pues la sociedad nos obliga a movernos dentro de las masas, animándonos a pensar igual que los demás o a, por ejemplo, tener los mismos gustos musicales. ¿Acaso somos singulares y exclusivos escuchando y bailando de manera ininterrumpida casi todas las canciones de reggaetón que se escuchan desde nuestro Spotify, radio, discotecas? ¿Qué opinaría Nietzsche de esta práctica tan masiva, en la que un estilo musical ha eclipsado al resto haciendo que los más jóvenes ni siquiera puedan ser conscientes de aquello que transmiten dichas canciones?
Es cierto que Dios está desaparecido de la vida de la mayoría de personas, pues en una sociedad posmoderna es muy fácil hacerlo, ya que, cuanto más acomodado vivimos en el mundo de la inmediatez y la digitalización menos necesitamos reflexionar sobre la existencia de un ser que está más allá. La gente hoy en día no cree ni tiene siquiera esa necesidad, pues ya no superan el siglo XXI de la figura de aquel Salvador, y ahora estamos pendientes de otros menesteres.
A esto le sumamos que vivimos en una sociedad de intercambio, es decir, “yo te doy esto, porque a cambio recibo esto”. “Yo tengo tiempo para ir al gimnasio porque a cambio consigo tener un buen cuerpo”. En cambio, “Yo no voy a misa los domingos, porque no recibo nada a cambio”. El sacerdote me podría decir: “usted estará en el reino de los cielos” a lo que yo responderé “¿Cuándo? Si no es aquí y ahora lo que voy a recibir, no me interesa”.
La Ética de Nietzsche y el Superhombre
El siguiente fragmento de texto pertenece a la ética de Nietzsche que rechaza la idea del mundo verdadero, esta idea viene de Platón, que pensaba que el mundo en el que vivimos es el mundo de las ideas, y también del cristianismo, que promete una vida eterna en el cielo después de la muerte. Según Nietzsche, esa idea ya no tiene sentido y hay que eliminarla, hoy en día la gente ha dejado de creer en ese mundo. Cuando dejamos de creer en ese mundo perfecto, también dejamos de obedecer las normas y valores que estaban basados en él.
Nietzsche defiende una ética en la que el ser humano debe crear sus propios valores. A esto lo llama nihilismo que es cuando sentimos que nada tiene sentido. Después viene el superhombre que es donde Nietzsche nos explica la transformación del ser humano: el camello se arrodilla para cargar con el peso de la moral tradicional y sus normas; el león arroja los antiguos valores y quiere conquistar la libertad; y el niño que puede crear nuevos valores. El superhombre vive intensamente el presente, aceptando la vida, tal y como es con cosas buenas y malas. El mensaje de este texto es que tenemos la oportunidad de convertirnos en personas fuertes y creativas.