La Ideología como Falsa Conciencia según Marx
La ideología es una falsa conciencia, una representación de la realidad destinada a que los explotados consideren naturales, justificables e inevitables sus condiciones de vida.
Crítica de Marx a Feuerbach y la Izquierda Hegeliana
Marx critica a Feuerbach y a la Izquierda hegeliana en general por tener una visión limitada de la alienación. Dentro de la Izquierda hegeliana destaca La Sagrada Familia, una denominación humorística para unos filósofos a los que Marx menciona en La ideología alemana y en la obra homónima La sagrada familia. Feuerbach plantea el problema de la alienación en su obra La esencia del cristianismo, en el contexto de la explicación del origen y naturaleza de la religión. El ser humano no es producto de los dioses, sino al revés: los dioses son producto de los seres humanos. La religión es una invención humana, el resultado de aplicar atributos trascendentes al mundo conocido, al mundo material y sensible, la duplicación trascendente de este mundo terrenal.
La Extensión de la Alienación a la Producción
Pero esta noción de alienación, que Feuerbach restringía al ámbito religioso, Marx la extiende a todas las esferas de la actividad humana, empezando por la actividad esencial del ser humano: la producción de bienes para la satisfacción de sus necesidades. Producir es la actividad esencial de los humanos, lo que los distingue de otras especies animales. Producir significa transformar la Naturaleza, y al transformar la Naturaleza el ser humano expresa su rasgo esencial. No se limita a tomar de la Naturaleza, sino que deliberadamente busca modificarla. De ahí que el trabajo sea el concepto fundamental para entender al ser humano. Todas las formas de alienación derivan de la alienación esencial: económica (la praxis “prostituida” en trabajo). Marx y Engels llegan a la importantísima idea de la concepción materialista de la historia: la idea de que las relaciones sociales de producción determinan los cambios en las estructuras sociales, políticas, ideológicas, culturales, etc.
Nietzsche y la Crítica al Nihilismo
Con la Ilustración y el avance de la ciencia, se produce una pérdida del fundamento religioso tradicional sobre el que se sustentaba el sistema de valores de nuestra cultura. Nietzsche critica la manera en que la “idea de Dios” afecta a la actitud ante la vida, dando lugar al nihilismo (palabra que proviene de “nihil”, que significa “nada”). Nietzsche estaba seguro de que los valores de Occidente no valían, estaban en decadencia. Dado que nuestra tradición ha sustentado los valores en Dios, Nietzsche afirma que en la época contemporánea, la idea de Dios ya no inspira temor y no puede ser el respaldo de los valores tradicionales. Ya que la idea de Dios no tiene fuerza para guiar la conducta humana, el ser humano se queda sin referencias. No obstante, el nihilismo tiene también una vertiente positiva, dado que si “Dios ha muerto”, el ser humano puede ejercer el papel de creador de valores.
Nihilismo Pasivo y la Transmutación de los Valores
La falta de capacidad de los valores tradicionales para ser una referencia es denominada nihilismo pasivo, cuyos orígenes provienen de Sócrates y Platón. Nietzsche propone una moral “noble” mediante la transmutación de los valores de la moral “decadente”, es decir, dando la vuelta a dichos valores. Si la moral antigua era una moral de señores, donde “bueno” equivalía a “noble”, “bello” o “aristocrático”, y “malo” a “ruin”, “débil”, “vulgar” o “plebeyo”, según este autor, la religión cristiana, con el tiempo, habría dado lugar a una moral basada en el resentimiento hacia todo lo que es fuerte y elevado, imponiendo una moral de esclavos, basada en la obediencia, el sacrificio, la mansedumbre y el gregarismo. El último paso en esa misma dirección lo habría dado Kant, que aplastó la sensibilidad bajo su ética del deber, basada en una ley formal abstracta. Para realizar la titánica tarea de la transmutación de los valores es necesaria una transformación del ser humano en una nueva forma de ser que no sea decadente: el “superhombre”.
El Pensamiento del Eterno Retorno
Ante el vacío del nihilismo, Nietzsche propuso el pensamiento del eterno retorno, inspirado en la filosofía presocrática de Heráclito de Éfeso. Este pensamiento es considerado por Nietzsche su pensamiento más profundo. Lo introduce en Así habló Zaratustra con el objetivo de recuperar la visión trágica de la realidad. Partiendo de la hipótesis de que el mundo es un conjunto finito de materia, fuerzas y energía que se despliegan en un tiempo infinito, cabe que tenga lugar una eterna repetición de las configuraciones del universo, dado que las posibles combinaciones han de repetirse. Por ello, cualquier estado del universo se ha dado infinitas veces. Con este concepto, Nietzsche logra unir finitud y eternidad sin recurrir a ningún mundo trascendente, a la vez que concede infinito valor a cada instante de nuestra existencia.
Consecuencias Éticas del Eterno Retorno
La idea del eterno retorno tiene consecuencias éticas muy claras porque hace que las decisiones que tomamos aparezcan de un modo diferente a como normalmente lo hacen. Todo lo que hagamos volverá a ocurrir, aunque no tengamos conciencia de ello; y todo lo que no hagamos, nunca sucederá (aunque tampoco tengamos conciencia de ello).
Esto nos invita a valorar si cada acto de nuestra vida merece la pena repetirse eternamente. Nietzsche nos propone hacer de nuestra existencia una obra de arte.