Materialismo histórico Marx la acción transformadora del hombre

* ALIENACIÓN

Entre el modelo ilustrado de hombre, dueño de sí mismo y eje de su propio destino, y el hombre real hay un abismo. El ser humano está, en terminología marxista, «alienado». Con este concepto se pretende indicar esa distancia.
Alienación significa, en sentido estricto, desposesión, que puede ser entendida en dos sentidos: significa hacerse otro o extraño (no ser dueños de nosotros mismos) y también significa transferir a otro algo propio, de modo que, lo que es propiedad y producto de uno es apropiado por otro que, así, disfruta de dicho producto. Alienación significa, pues, el no estar en posesión de sí mismo ni de lo que es, en verdad, su propiedad. Es un concepto que se refiere fundamentalmente al trabajo y al orden económico de producción:
alienación económica. Pero la alienación económica promueve o genera otras formas de alienación como la religiosa, social o política… Por lo tanto todas estas desaparecerán cuando se elimine la económica, que es la raíz de las otras.

La alienación económica

a) Antropología marxista: el hombre como “homo faber”: para Marx el sujeto de la historia es el hombre concreto, de carne y hueso, que intenta realizarse en su trabajo. Por tanto, el hombre no se define por la interioridad y la conciencia, sino por el trabajo productivo de bienes materiales: hombre como «homo faber», como ser productor (trabajador). El trabajo es el hecho fundamental y fundante de la vida humana: trabajando nos humanizamos, nos perfeccionamos a la vez que «humanizamos» la naturaleza, la perfeccionamos. Su verdadero ser consiste en sus relaciones con los demás hombres y con la naturaleza. Pero el hombre moderno, según Marx, es un trabajador alienado.

b) El trabajo como “enajenación”: el hombre en su trabajo o actividad transformadora enajena (pone fuera de sí «en algo ajeno») su energía, su imaginación, por lo que de alguna manera se desposee de algo de sí mismo. En esta actividad enajenadora (trabajo productivo) es en lo que consiste el ser humano: constituye su naturaleza, por lo que no se puede eliminar o superar; así pues, tal enajenación no tiene una connotación negativa o «alienante». El hombre, al trabajar, al realizar su actividad transformadora, se proyecta en los productos de su trabajo poniendo en cada producto algo de su ser. Al exteriorizarse el hombre en la naturaleza ésta queda como «humanizada». El objeto producido se convierte, así, en obra y propiedad suya, al ser resultado o producto de su acción transformadora.

c) El trabajo como «alienación»: pues bien, la situación en que el resultado de la acción productiva y transformadora del ser humano no le pertenece sino que deviene propiedad de otro, y al sujeto productor le resulta ajeno y extraño, esa situación es denominada alienación por Karl Marx. En esta situación lo alienado o extraño no es sólo el producto, sino también el productor, el ser humano. En efecto, dado que el ser humano consiste en su acción productiva, y dado que ésta se manifiesta en el producto, la desposesión de éste implica la desposesión, la pérdida y la negación de sí mismo. Esta es la situación de alienación que aparece cuando los medios de producción están en régimen de propiedad privada (sociedad capitalista). En este caso, el producto de su trabajo llega a ser independiente, queda desvinculado de su relación con el productor y se convierte en una cosa. Pero en esta situación, también el productor, el ser humano trabajador, es convertido en cosa y se somete al mismo trato: «se vende y se compra», como una mercancía más, mediante el salario. En este sentido, el hombre alienado es el trabajador asalariado, aquel que vende su trabajo a otro, convirtiéndose en una herramienta más del sistema productivo.

Otras formas de alienación

* Alienación social: aparece sobre la división de la sociedad en clases. No hay una sociedad perfecta  sino una sociedad dividida en clases sociales 

* Alienación política: la alienación social (en la que el hombre se convierte en individuo de clase) se transforma en alienación política mediante la división de la sociedad en «sociedad civil» y «Estado». * Estas tres formas de alienación (la económica, la social y la política) tienen sus últimas ramificaciones, que completan la situación alienada del ser humano, en la alienación religiosa y la alienación filosófica.



* IDEOLOGÍAS

El término “ideología” encierra una doble significación y función: se llama ideología al conjunto de ideas y conocimientos vigentes en una sociedad o clase social determinada, que las reconoce como verdaderas y que expresa su concepción de la realidad. En este sentido, la ideología es algo consustancial y necesario en la vida de los seres humanos y para la existencia de la sociedad. Ahora bien, en la medida en que la ideología expresa la relación del ser humano con su mundo y su existencia social e histórica, las ideas que reflejan esta relación pueden hacerlo de un modo adecuado y verdadero o de un modo falso. A ese conjunto de ideas que dan una imagen o representación falseada y falsificadora de la realidad y de las condiciones en las que se desarrolla la vida de los seres humanos es a lo que Marx llama ideología o «falsa conciencia». Cabe decir, pues, que para el marxismo, el concepto de ideología tiene un sentido negativo, en cuanto que está formado por ideas falsas y falsificadoras.

La génesis de las ideologías

Para Marx, el ser humano es primordialmente acción y no pensamiento. De ahí que la razón esté condicionada por los elementos sociales, que a su vez se determinan por las condiciones materiales. Las ideologías propiamente dichas, como formas de conciencia deformadas o falsa conciencia, nacen con la división del trabajo en trabajo intelectual y trabajo manual; pero la división del trabajo está unida a la propiedad privada de los medios de producción. Ambos constituyen los fundamentos de la existencia de las ideologías. Por eso dice Marx que la ideología está especialmente unida a la sociedad clasista.

En ese modelo de sociedad, la clase social que está separada de la práctica social de la producción se dedica a elaborar «teorías sobre la realidad» que crean formas de conciencia y hacen que el resto de hombres las tome como ideas verdaderas, aunque no son sino un fruto de su imaginación y, sobre todo, de su situación social. Las relaciones socioeconómicas, por tanto, son la raíz de toda realidad humana, también de su modo de pensar: lo que piensan los seres humanos es un producto de la sociedad en que viven, un producto social. Esto quiere decir que las ideologías, dependen de la historia social, política y económica.

La función de las ideologías

La ideología tiene su origen en la división del trabajo. Ahora bien, ¿qué función tienen las ideologías? La alienación «segrega» un conjunto de ideas cuya función fundamental es justificar la situación social. No basta con tener la fuerza y el poder económico y político, sino que se intenta también tener razón y convencer al otro -al que nada tiene: el proletario- de que las cosas tienen que ser así. En este sentido, el proletario alienado ideológicamente no lucha por superar la situación de injusticia social, sino por intentar llegar a ser un burgués. Esta manera de pensar (falsa conciencia) es como decir que las cosas tienen que ser así, por tanto éstas no se puede cambiar; si acaso, sólo cabe cambiar mi situación.

Según Marx, la ideología que predomina es la de la clase dominante. Ésta, que posee los medios de producción, refleja espontáneamente su situación social y elabora teorías jurídico-políticas, religiosas, filosóficas, para justificar sus intereses, para justificar el modo de producción existente y para justificar el dominio de la clase dominante. O sea, las formas ideológicas de la conciencia tienen como función ocultar, desfigurar, una situación de la existencia real, social e histórica de los seres humanos, que el marxismo caracteriza de alienación.

En este sentido, la religión aparece como ideología. La religión, según Marx, tiene un origen social: está en estrecha relación con la organización económica y sociopolítica a la que presta estabilidad y justificación ideológica. La ideología religiosa desempeña un doble papel: constituye la justificación de la clase dirigente. La religión justifica de manera trascendente la injusticia social: de ella se sirven los explotadores para justificar su explotación; y es expresión de la miseria del pueblo. Marx, al igual que Feuerbach, cree que la religión es una proyección del ser humano, un producto suyo; pero a diferencia de Feuerbach Marx encuentra la raíz de la religión, no en un sentimiento religioso sino en la miseria y el desgarramiento de la vida social. La religión es efecto e indicativo de que la sociedad anda mal; es un producto y expresión de la miseria y la desilusión. Cuanto mayor es la desgracia y el abatimiento, menos gusto tiene la visión de este mundo y más agrado la esperanza en un mundo venidero. Pero esta forma de conciencia es ideológica, en la medida en que la liberación que parece proponer no es de este mundo ni se lleva a cabo mediante la transformación de la estructura social; en este mundo solo cabe la resignación. En este sentido, dice Marx, que la religión actúa como narcótico que adormece las fuerzas que podrían erradicar el problema si se emplearan en la revolución social; «la religión es el opio del pueblo» que sufre y se conforma con su sufrimiento. Es ideología, falsa conciencia.

La desaparición de las ideologías

Puesto que las ideologías, según Marx, tienen su origen y fundamento en una situación alienada del ser humano, aquellas desaparecerán cuando desaparezca ésta. Para ello, hay que realizar un análisis crítico que nos permita el conocimiento crítico de las ideologías y su origen. Consecuentemente, el proletariado, tomará conciencia de la situación de injusticia social. Además, si es verdadera teoría, y no ideología, tiene que ser práctica, porque en está promovida por la praxis y está destinada a realizarse y verificarse prácticamente. Tras la toma de conciencia hay que modificar o transformar la realidad, no basta con interpretarla (revolución del proletariado).



* EL MATERIALISMO HISTÓRICO :siguientes tesis o afirmaciones:

1. Desde la antropología marxiana, que entiende la actividad productiva como la naturaleza del ser humano, la historia es concebida como el proceso de maduración (progreso) de la especie humana para producir bienes materiales con los que satisfacer sus necesidades (comida, vivienda, sanidad,…). A esto llama Marx, producción material de la vida.

2. La teoría marxiana de la historia es materialista porque afirma que lo que condiciona (pero no determina) toda la historia humana no son las ideas sino las relaciones económicas de producción. Afirma Marx que «no es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino a la inversa, su ser social lo que determina su conciencia»; el hombre no es lo que piensa, sino que piensa según lo que es, según su situación social.

3. La historia se entiende como el desarrollo y sucesión de distintos modos de producción (el asíático, el esclavista, el feudal y el capitalista). Este concepto se refiere a la totalidad social global, es decir, tanto a la infraestructura económica, como a los otros niveles de la totalidad social: la superestructura jurídico-política e ideológica.

4. La infraestructura es la estructura económica de la sociedad, y está constituida por dos elementos:

a. FUERZAS PRODUCTIVAS: que están compuestas por:

* Fuerza de trabajo: que es la energía humana empleada en el proceso de trabajo. * Medios de producción: que están constituidos por: o Objeto de trabajo: la materia prima que será transformada en producto. O Medios de trabajo: las máquinas, herramientas, utensilios… Que los trabajadores utilizan en el proceso de producción.

b) RELACIONES DE PRODUCCIÓN. En la producción, los hombres  actúan en común. Estas relaciones dependen de dos factores: los agentes de producción y los medios de producción. Los agentes de producción son el conjunto de individuos que de una forma u otra participan en el proceso de producción. Podemos distinguir dos tipos:

* Relaciones técnicas de producción. Son las distintas formas de control que los agentes de la producción ejercen sobre los medios de trabajo (herramientas) y sobre el proceso del trabajo en general. Los tipos de control según las diversas formas históricas de producir son: o PROCESO DE PRODUCCIÓN INDIVIDUAL o PROCESO DE PRODUCCIÓN COOPERATIVO SIMPLE  o PROCESO DE PRODUCCIÓN COOPERATIVO COMPLEJO: en tal proceso se da una separación entre el agente que controla el medio de trabajo y el agente que controla el proceso.  

* Relaciones sociales de producción. Desde el punto de vista social podemos clasificar los agentes en: propietarios de los medios de producción y no propietarios. Por tanto, las relaciones sociales de producción se refieren a: las relaciones que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y los no propietarios en un proceso de producción determinado.



Según Marx, dos han sido las formas históricas de las relaciones sociales:

o LA RELACIÓN DE EXPLOTADOR-EXPLOTADO, en la que los propietarios de los medios viven del trabajo de los no propietarios (agentes directos o no directos).

o LA RELACIÓN DE COLABORACIÓN RECÍPROCA, en la cual ningún sector de la sociedad vive de la explotación del otro, puesto que la propiedad de los medios no es privada sino colectiva.

En la sociedad capitalista estas relaciones son de explotación. De esta manera, se produce la plusvalía, la ganancia: es decir, el capital que produce el trabajador y del que el patrono se apropia.  El valor de la fuerza de trabajo (salario) es igual al valor de todos los productos que son necesarios para la conservación y reproducción de dicha fuerza de trabajo. Pero como el obrero es capaz de producir más de lo que consume, aparece la plusvalía o ganancia que el empresario se apropia y que invierte en crear más puestos de trabajo que generan más plusvalía y, como consecuencia, más

pobreza. Esta situación hace que estas relaciones sean antagónicas.

5. La superestructura es el conjunto de ideas, creencias… Que configuran la «conciencia» social

6. El factor determinante de la historia es la relación que hay entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. 

7. En la historia se da una peculiar relación entre la infraestructura y la superestructura. Frente a la tesis economicista de algunos pensadores marxistas que afirma que el fundamento económico determina sin más el proceso histórico y la superestructura, Marx sostiene una relación dialéctica entre la infraestructura y la superestructura, si bien, el fundamento económico constituye, en última instancia, el principio de explicación.

8. El vector o fin al que se dirige la historia es la desaparición de las clases sociales y la instauración de la sociedad comunista . Según Marx, comienza la auténtica historia de la humanidad tras la larga y penosa «prehistoria» de la lucha de clases.

En resumen: el materialismo histórico es la interpretación de la historia desde la materia, es decir, desde la economía o desde la producción de los bienes materiales. El sistema de producción condiciona (pero no determina) toda la historia humana, que camina, a través de la lucha de clases, hacia la sociedad futura sin clases: la sociedad comunista.

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