Materialismo
Doctrina que plantea que la materia es el elemento constitutivo de la realidad, de la que se derivan las configuraciones espirituales. No tiene una precisa ubicación histórica, aunque alcanza su plenitud durante los siglos XVIII-XIX. Robert Boyle fue el primero en introducir en 1674, el término materialista del que luego se formó el vocablo materialismo. Materialista significaba para Boyle todo autor que adoptaba lo que llamó filosofía corpuscular o mecanicista, es decir, la filosofía según la cual la realidad está compuesta de corpúsculos que poseen propiedades mecánicas y actúan unos sobre otros de acuerdo con leyes mecánicas expresables matemáticamente.
En el curso de la historia se han manifestado muy diversas corrientes materialistas. El materialismo clásico, atomista y mecanicista fue ya defendido por Demócrito y los atomistas y elaborado por Epicuro y Lucrecio. Posteriormente, el materialismo se desarrolló como doctrina a la vez metafísica y ética en el siglo XVIII, especialmente con autores como La Mettrie. En muchos autores el materialismo se ha manifestado como la idea de que el alma, la mente, el espíritu, se reduce al cuerpo y a fenómenos corporales. El materialismo de La Mettrie estaba fundado en gran parte en la concepción material de la mente, y a partir de esta afirmación se elaboró una concepción materialista del mundo. Finalmente, junto a este materialismo monista y mecanicista, existe también el materialismo dialéctico, y el materialismo histórico, que forman la base de la teoría marxista, y que fueron elaborados por Engels y Marx, respectivamente y en colaboración.
Nihilismo
En cierto sentido, el nihilismo, en cuanto negación de la realidad está ya presente en la filosofía griega clásica, en el planteamiento del Gorgias, según el cual no hay nada, y si hubiera algo sería incognoscible, y si fuera cognoscible, sería inexpresable. En este sentido, el nihilismo viaja en paralelo a los distintos tipos de escepticismo.
No obstante, de forma más concreta, el término nihilista suele utilizarse para caracterizar reflexiones, que surgen en el siglo XIX y XX, que tienen sus máximos exponentes en Schopenhauer, Sartre y, sobre todo, Nietzsche. Este último, desde la afirmación Dios ha muerto, niega la existencia de los valores clásicos de la cultura y tradición europea, considerada en términos cristiano e ilustrados. Esta negación critica el engaño en que la filosofía tradicional ha mantenido engañado al ser humano durante siglos, desde Platón. El nihilismo representa, pues, la negación radical de todo lo suprasensible, la negación de todos los ideales, normas, fines y valores que han sido construidos en torno a la idea de Dios. Su desaparición y aniquilamiento deja lugar a la nada, o, en el mejor de los casos a una transvaloración, tomando como principio la voluntad de poder. Se abre al futuro, el surgimiento del superhombre, que muestre su fuerza, y su capacidad creativa para generar nuevos valores, dada la irrealidad y el engaño en que la cultura europea ha vivido.
Platonismo
Doctrina sostenida por Platón, ateniense del siglo V-IV, fundador de la Academia. El núcleo de la filosofía platónica y la clave de su doctrina es la teoría de las Ideas, teoría ontológica, íntimamente ligada con la teoría del conocimiento humano. Según dicha teoría lo realmente real son las Ideas. Las Ideas son entidades objetivas, trascendentes, independientes de nuestra conciencia. Las Ideas son inmutables eternas, acrónicas, existe una idea por cada especie, y se hallan un ámbito o mundo distinto del que podemos percibir. Se trata de un mundo de valores y de modelos ideales de las cosas, que tienen un modo de existencia diferente al de las realidades concretas.
Mientras que las cosas se encuentran en el mundo sensible y las conocemos mediante los sentidos que solo captan lo mutable y perecedero, la realidad ideal solamente podemos conocerla a través de la razón. La teoría de las Ideas, núcleo de la filosofía platónica, tiene una dimensión ontológica (las Ideas son la verdadera realidad, lo único real), epistemológica (son los objetos del auténtico conocimiento, de la ciencia), ética (las Ideas son el fundamento de la ética) y política (el mundo de las Ideas debe ser el modelo ideal de estructura social). Esa dualidad de mundos se aprecia también en el terreno de la antropología, pues para Platón el ser humano es un compuesto de cuerpo y alma, y el alma tiene algunas características similares a las Ideas, como su eternidad e incorruptibilidad. El platonismo, en especial el dualismo ontológico y antropológico han llegado hasta hoy especialmente a través del cristianismo.