Metafísica: Del Dualismo Espiritualista al Materialismo Histórico

Metafísicas espiritualistas

En las metafísicas espiritualistas se distingue entre lo material y lo esencial o espiritual que está por encima de la materia. La esencia se refiere a las cualidades invariables de las cosas frente a sus apariencias o cualidades sensibles. Se habla de dualismo metafísico para distinguir esos dos tipos de realidades y se habla de espiritualistas, por darle prioridad o considerar esencial lo espiritual.

Platón (siglo V a. C.)

Para Platón la materia por sí sola no tiene la capacidad de ordenarse, por lo que es necesario defender la existencia de las ideas, una realidad inmaterial, perfecta, inmutable y universal que sea la esencia o el fundamento del mundo sensible o mundo natural que nos rodea, que es material e imperfecto. Como la realidad del mundo de las ideas es la auténtica, la realidad sensible es un mero producto, reflejo derivado de ella. Por eso todo lo que es material o sensible tiende a imitar o a participar lo máximo posible de lo ideal, incluido el ser humano. Por todo esto la metafísica de Platón se puede considerar espiritualista: las ideas y el alma tienen prioridad. Lo verdaderamente real solo lo podemos conocer con nuestra razón.

Aristóteles (siglo V a. C.)

Aristóteles mantiene ese dualismo, pero considera que en la realidad esos dos elementos no se pueden encontrar separados, sino que la esencia a la que llama forma siempre está unida a lo material, formando todas las sustancias del mundo natural. Forma y materia siempre van unidas y en el caso de los seres vivos, la forma es sinónimo de alma, como principio de vida. La metafísica de Aristóteles trata así de superar los problemas que generaba el entender la realidad dividida en dos mundos, pero su concepción sigue siendo espiritualista porque la forma es la esencia que define lo que es la materia.

Toda la concepción de la realidad de la filosofía medieval se centra en el cristianismo y los pensadores se apoyan en esas dos grandes concepciones metafísicas griegas, por lo que sigue manteniéndose el dualismo entre Dios y todo lo creado, así como el espiritualismo, ya que la realidad esencial es Dios y el alma humana hecha a su imagen y semejanza.

Descartes (siglo XVII)

Descartes mantiene ese dualismo metafísico: lo que pensamos con evidencia es lo real, o sea, nuestro propio pensamiento consciente. Esto es lo que quiere decir Descartes con la primera verdad que capta con claridad y distinción: , en la que el pensamiento significa cualquier cosa de la que somos inmediatamente conscientes. Y por eso es una metafísica espiritualista, en la que el pensamiento, el alma o la sustancia pensante tiene prioridad por su evidencia y por su libertad sobre la materia o sustancia extensa; esto quiere decir que podemos tener más seguridad de nuestro conocimiento de lo espiritual o del pensamiento que de la realidad material que nos rodea. La información que nos aportan los sentidos sobre esa realidad material siempre es dudosa e insegura. De lo único que podemos estar más seguros sobre ella, es de lo que nos aporta el pensamiento: de lo que podemos medir de esa realidad, su extensión y su movimiento. Y además, como nuestro pensamiento es capaz de intuir la idea de perfección, siendo nosotros imperfectos, esa idea ha debido ser causada por un ser perfecto o Dios, que necesariamente existe y del que depende todo lo demás. La realidad está constituida pues por tres sustancias: la pensante, la extensa y la perfecta.

Metafísicas materialistas

Entre las metafísicas materialistas destacan los siguientes pensadores:

Demócrito (siglo V a. C.)

Demócrito defendió un materialismo atomista, que más tarde defendió Epicuro (siglo II a. C.). Para este filósofo la realidad en su totalidad está compuesta por una serie de partículas pequeñas, que no se pueden descomponer en otras más pequeñas y que, por lo mismo, llamó átomos. Pero junto al concepto de átomo es necesario afirmar la existencia del vacío, un espacio no lleno, para que sea posible el movimiento de los átomos.

Pensadores modernos (siglos XVII y XVIII)

Pensadores modernos de los siglos XVII y XVIII como La Mettrie y Holbach y algunos ilustrados como Diderot retoman esta visión materialista y mecanicista de la realidad. Defendían además este materialismo con un significado ético-político: como instrumento de liberación del hombre respecto a los sometimientos de la religión o de la moral espiritualista.

El materialismo histórico y dialéctico (siglo XIX)

El materialismo histórico y dialéctico de Engels y Marx (siglo XIX) es un materialismo dialéctico. Frente al mecanicismo, que reduce la materia a leyes mecánicas, hay que tener en cuenta el carácter histórico de la realidad que está permanentemente en proceso, superando oposiciones y contradicciones. Y partiendo de una concepción del ser humano como un ser natural y que a través de su trabajo se relaciona con la naturaleza y con los demás hombres, este materialismo estudia la evolución de las sociedades a través de ese proceso histórico, considerando que lo más determinante en esa evolución es la estructura material o económica que las rige y que dependiendo del tipo de relaciones que se crean en esas sociedades se desarrollan unos determinados tipos de pensamiento y de instituciones (superestructura) que favorecen el mantenimiento de esas estructuras económicas. Esto ha hecho que se den dos clases sociales a lo largo de la historia: la de los propietarios y la de los trabajadores directos que dependen de ellos.

Para Marx es necesario que se transforme lo material, lo económico de la sociedad para que se pueda dar un cambio en la manera de pensar y se pueda dar con ello un cambio más radical en la historia de la humanidad.

Evolución de las especies

La existencia de las especies vivas ha sido explicada a partir de dos tesis:

  • Fijista: sostiene que las especies son invariables (han existido como son ahora).
  • Evolucionista: sostiene que las especies surgen por un proceso de evolución a partir de otras.

El evolucionismo ha sido explicado de dos formas:

  • Según Lamarck la evolución se produce a partir de principios básicos: uso y desuso de los órganos y heredabilidad de los caracteres adquiridos.
  • Según Darwin la evolución se explica a partir de los siguientes principios:
    1. Se producen variaciones al azar y en la lucha por la existencia, los individuos con variaciones más ventajosas sobreviven más fácilmente, transmitiendo estas variaciones a sus descendientes (proceso que se conoce como selección natural).

Según Darwin, numerosas disciplinas científicas han ido confirmando su versión de la evolución, a la vez que han conseguido explicar aquellas facetas que en Darwin estaban poco claras (los mecanismos que generan la variabilidad).

La especie humana es el fruto de la evolución biológica. La filosofía, en confrontación con este hecho, no tuvo más remedio que replantear muchas de las ideas que se habían manejado a lo largo de la historia sobre el ser humano.

Evolución del ser humano

Homínidos, Ardipithecus ramidus, Australopithecus, Homo, Homo habilis, Homo erectus, Homo sapiens y Homo sapiens sapiens. La antropología y la paleontología son ciencias que avanzan incesantemente con cada nuevo descubrimiento: sus teorías rara vez permanecen estáticas, cambian y evolucionan al ritmo de los nuevos hallazgos.

Consecuencias antropológicas de la teoría de la evolución

De las teorías de Darwin se deduce que la evolución no tiene ninguna finalidad. Solo es el resultado de la combinación entre azar (de las mutaciones y de otros factores) y necesidad (de una ley necesaria: la selección natural).

Conclusiones importantes sobre el ser humano:

  • El hombre no es el centro del mundo (hay que desterrar el antropocentrismo), sino una especie más, surgida por las mismas leyes y procesos que las otras. Siglos antes, Copérnico, Kepler y Galileo habían desplazado al hombre del centro del universo.
  • Se subraya la continuidad entre el mundo animal y el mundo humano, precisamente porque el ser humano surgió mediante los mismos procesos que los demás seres, porque tenemos un origen animal, una filiación zoológica, pues procedemos de mamíferos anteriores.

Estas ideas chocaban con la visión anterior que se tenía del ser humano. El mismo Darwin afirmaba que su postura no era irreligiosa. Para él, detrás de lo que consideramos azar bien podría esconderse la doctrina del creador. Por otra parte, no había nada irreligioso, según Darwin, en afirmar que el hombre desciende de otras especies anteriores, como no lo hay en afirmar que un hijo desciende de sus padres. Sin embargo, en la Biblia se describe la génesis de la humanidad y de la vida en la Tierra desde un modelo fijista y creacionista que, según las interpretaciones cristianas actuales, habría que interpretar de un modo metafórico e histórico.

Hominización

Los cambios más importantes que se produjeron en los homínidos:

  • La posición erguida: provocó una serie de cambios anatómicos: pérdida de prensilidad en los pies, cambios en la curvatura de la columna vertebral, fortalecimiento del cuello… pero sobre todo permitió la observación de mayores áreas de espacios naturales y la liberación de sus extremidades superiores en los desplazamientos.
  • La liberación de las extremidades superiores: permitió que las manos se especializasen en funciones distintas de la marcha: la manipulación de objetos, la caza, la defensa o la construcción.
  • Desarrollo cerebral:
    • Capacidad técnica: es la capacidad de fabricar y utilizar instrumentos para modificar el entorno y así satisfacer nuestras necesidades.
    • Capacidad simbólica: es la capacidad que posee el ser humano de crear y expresarse por medio de símbolos. Los símbolos además son convencionales, es decir, no mantienen ninguna relación causal ni de semejanza con la realidad a la que representan, sino que la relación que los conecta ha sido establecida por personas.

Humanización

La humanización, como desarrollo cultural, implica: el desarrollo técnico, el desarrollo del lenguaje y el desarrollo de la organización social. La aparición y evolución de la cultura se entiende como el conjunto de informaciones adquiridas a través del aprendizaje social. Es el desarrollo del lenguaje el que marca la mayor transmisión, variedad y riqueza de la cultura humana. Aparentemente pensamos que es así: que primero cambia lo físico y después lo cultural. Pero la relación entre ambos fue simultánea y recíproca, esto quiere decir que se van dando a la vez y se van influyendo unos cambios en otros. En conclusión, el proceso de humanización, que implica tanto las relaciones con el medio (desarrollo técnico) como la comunicación (desarrollo del lenguaje) y las relaciones sociales (desarrollo de la organización social) por el que el hombre se adapta al medio de una manera determinada, es complementario con el de hominización y van dándose relacionados, influyéndose mutuamente y no uno después del otro.

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