Naturaleza Humana y Sociedad: Perspectivas Filosóficas a Través del Tiempo

Naturaleza, Cultura y Sociedad

Como regla general, la naturaleza proporciona a cada especie biológica el equipamiento necesario para adaptarse al medio donde vive. Pero entre los seres vivos hay una especie en la que no se cumple esta regla: el ser humano.

Mientras que los individuos de otras especies viven en el mundo dotados de una serie de instintos que les permiten generar respuestas automáticas ante cualquier circunstancia que se presente, los seres humanos carecemos de esos instintos. Sin embargo, sobre los cimientos de nuestra constitución natural, edificamos una fortaleza cultural que nos protege y nos permite encajar en el entorno donde nos toca vivir. En este sentido, se dice que la cultura constituye una especie de segunda naturaleza para el ser humano.

La cultura: << es ese complejo conjunto que incluye el conocimiento, las creencias, las artes, la moral, las leyes, las costumbres y cualesquiera otras aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad >>

E.B. Tylor (Cultura primitiva, Ayuso).

Diversidad e Identidad Cultural

La diversidad cultural es un hecho innegable. Pero también es un asunto controvertido que provoca actitudes encontradas frente a esta realidad que, a veces, resulta incómoda. Históricamente, se han dado, a grandes rasgos, tres actitudes ante la diversidad cultural: el etnocentrismo, el relativismo y el interculturalismo.

  • Etnocentrismo: Considera la cultura propia como superior a las demás y valora el resto de culturas en función de lo lejos o cerca que se encuentren de ese modelo. Del etnocentrismo derivan:
    • Xenofobia (odio al extranjero)
    • Racismo
    • Chovinismo (preferencia fanática por el propio grupo étnico)
  • Relativismo: Sostiene que cualquier cultura tiene valor por sí misma. El inconveniente de esta postura es que suele servir como excusa para la pasividad e inacción ante actos injustos e inhumanos.
  • Interculturalismo: Defiende la interculturalidad concebida como un fenómeno de comunicación e interacción entre culturas, en el que ninguna se considera superior a las demás. El interculturalismo se construye desde la base del respeto a la diversidad cultural, sin que ello signifique la aceptación de cualquier práctica cultural por el mero hecho de que haya un grupo social que la respalde. Desde el interculturalismo, es posible fijar límites de tolerancia para las prácticas culturales. La determinación de estos límites se basa en valores universales que todo ser humano tiene que respetar y que debe ser el resultado de un acuerdo surgido a partir de un diálogo abierto en el que todos puedan participar.

El Ser Humano como Problema

Hasta el Renacimiento nos habíamos visto a nosotros mismos como seres superiores hechos a la imagen de Dios. De ahí en adelante, el ser humano ha tenido que soportar tres humillaciones que han hecho tambalear su confianza y su seguridad.

  • Humillación cosmológica: Fue infringida por Copérnico como consecuencia de su propuesta de un universo heliocéntrico. La Tierra dejó de ser el centro del universo y el ser humano dejó de ocupar un lugar privilegiado.
  • Humillación biológica: Vino de la mano de Darwin y su teoría de la evolución. Con ella quedó claro que no hay ningún abismo que separe al ser humano del resto de especies biológicas.
  • Humillación psicológica: Fue obra de Sigmund Freud y consistió básicamente en derribar el mito del carácter esencialmente racional del ser humano a favor del componente irracional dominado por instintos incontrolables de la mente consciente o inconsciente.

El desconcierto provocado por esta triple humillación hizo surgir la necesidad de responder a las preguntas: ¿qué es el hombre?, ¿cuál es su verdadera esencia?

El Ser Humano en la Antigüedad

Platón

Atenas, siglo IV a.C. Para Platón, los seres humanos somos un compuesto de alma y cuerpo. El alma tiene naturaleza racional y es inmortal; el cuerpo, en cambio, es material y mortal.

El alma humana vive atrapada en el cuerpo y su función principal es controlar las pasiones y tratar de purificarse. El destino de las almas humanas es, por tanto, un mundo perfecto e inmaterial al que llegan tras su estancia temporal y provisional en el mundo sensible o terrenal. Platón considera que el alma humana está dividida en tres partes:

  • Razón: Es la encargada del conocimiento y del gobierno de las otras dos partes. Es inmortal.
  • Irascible: Es fuente de pasiones nobles. Es mortal.
  • Concupiscible: Es fuente de pasiones innobles. Es mortal.

Cada parte debe estar regida por una virtud para su buen funcionamiento: la racional por la sabiduría y prudencia, la irascible por la fortaleza y la concupiscible por la templanza con moderación. Así, en el alma anidará la justicia y el bien, y será un alma feliz.

Aristóteles

Siglo IV a.C. De acuerdo con este filósofo, las características principales de los seres humanos son dos: la racionalidad y la sociabilidad.

  • Como ser racional: El hombre tiende hacia el conocimiento de la realidad y hacia la contemplación de la verdad.
  • Como ser social: El hombre necesita convivir con otros seres de su misma especie en una comunidad organizada y estructurada, pues no es posible ser verdaderamente humano si no se vive en sociedad.

Aristóteles aceptó la distinción platónica entre una parte material y otra inmaterial en el ser humano, pero rechazó la idea de que existan por separado. Por tanto, la muerte del cuerpo implica la muerte del alma.

La Antropología durante la Edad Media

Durante toda la Edad Media, la idea de Dios se convirtió en clave y punto de referencia desde donde intentar comprendernos a nosotros mismos. Para la filosofía, el ser humano fue primero ciudadano, después individuo y, a partir de ahora y durante casi un milenio, hijo de Dios.

Agustín de Hipona

En su obra Confesiones, habla de un ser humano desgarrado por un combate interno entre la voluntad que, por una parte, se resiste a la fe y desea disfrutar de los placeres mundanos y, por otra, está deseosa de comprender a Dios para poder creer.

Su pensamiento filosófico consiste en realizar un viaje a la interioridad del propio ser para descubrir allí el vínculo que nos une. El descubrimiento nos empuja a amarlo y así el ser humano alcanza la plenitud máxima a la que puede aspirar.

El cuerpo también es obra de Dios. Además, la inmortalidad que promete la salvación cristiana no es solo la del alma, puesto que para los cristianos Jesucristo resucitó también en cuerpo.

Tomás de Aquino

Siglo XIII. Dios es el ser cuya esencia coincide con su existencia y, por tanto, es un ser necesario. Las criaturas, incluido el ser humano, participan de la esencia divina, pues la creación es el acto por el que Dios otorga su esencia a todo lo que crea. Los seres creados no son necesarios, puesto que pueden existir y también pueden no existir: son contingentes.

Dios es simple y perfecto, y las criaturas se colocan por debajo de él. Sin embargo, entre estas podemos establecer un orden jerárquico en función de la medida en la que participan de la perfección divina.

El ser humano se ubica en la cúspide jerárquica de las criaturas terrestres.

Según Tomás de Aquino, la naturaleza humana se compone de cuerpo y alma: el cuerpo es material y mortal, y el alma, espiritual e inmortal. El alma da vida al cuerpo, aunque no necesita de este porque sigue existiendo cuando el cuerpo muere.

El Ser Humano en la Modernidad

La filosofía comenzó interesándose por la naturaleza. En ese contexto, el ser humano era un ser natural. Posteriormente, el centro de atención se desplazó hacia la sociedad y el ser humano pasó a un segundo plano. Luego, durante la Edad Media, el interés filosófico giró en torno a Dios y el ser humano fue concebido como criatura divina.

La primera de las tres humillaciones a las que se ve sometida la humanidad generó una especie de reacción de orgullo en defensa de la dignidad humana.

El Humanismo Renacentista

Siglo XVI. El humanismo fue un movimiento cultural característico del Renacimiento gracias al cual se produjo una renovación del pensamiento mediante la recuperación de los autores clásicos. Sus características principales son:

  • Antropocentrismo: El ser humano se constituye en principal centro de interés de la reflexión filosófica.
  • Confianza en las capacidades humanas: Se reivindica el valor y la dignidad del ser humano como ser capaz de diseñar y ordenar su propia existencia de forma independiente.

El Racionalismo

Siglo XVII. El reconocimiento de la importancia de la razón llevó a René Descartes, uno de los principales pensadores racionalistas, a concebir al ser humano como un compuesto de dos realidades heterogéneas: el alma y el cuerpo. El cuerpo es una máquina sometida a leyes mecánicas que determinan todas sus acciones; el alma es pensamiento que se despliega de forma autónoma e independiente.

  • El problema planteado: Busca una explicación de cómo se comunican el cuerpo y el alma. Descartes no encontró una respuesta adecuada para estas preguntas.

El filósofo racionalista Blaise Pascal también admiró la capacidad que posee la razón humana para conocer y comprender la realidad. La razón humana es muy poderosa, pero ante la evidencia de la infinitud debe reconocer su limitación. Para Pascal, hay conocimientos que la razón no puede llegar a comprender y que solo están al alcance del ser humano por la vía de la intuición emocional, que él vincula con el corazón.

Este filósofo francés sostuvo que la condición humana es esencialmente paradójica, y la intuición emocional nos muestra esa paradoja: cada ser humano individual es infinitamente grande e infinitamente pequeño. Su pequeñez se pone de manifiesto en la fragilidad que hace que pueda morir en cualquier momento; su grandeza brilla cuando comprendemos que, por grande que sea la fuerza de la naturaleza que lo mate, él es más grande porque es consciente de su muerte, mientras que aquello que lo mata no es consciente de que lo mata.

El Empirismo

Siglo XVII. Los principales representantes del empirismo de los siglos XVII y XVIII fueron Thomas Hobbes y John Locke.

El principal interés de Hobbes fue hallar la forma de gobierno más adecuada para las sociedades humanas. Hobbes llegó a la conclusión de que, si no se nos ponen trabas, somos unos seres egoístas y violentos. Esta condición hace que la vida de los seres humanos, anteriores a su integración en la sociedad, sea extremadamente peligrosa: una especie de lucha de todos contra todos. La sociedad vendría así a cubrir una necesidad imperiosa de paz y seguridad a quienes vivían en estado salvaje.

Locke estuvo especialmente interesado en el problema de la libertad humana. A él le interesaron las condiciones en las que se desarrollan la libertad moral y la libertad política.

  • En términos morales: El ser humano es libre y puede decidir cumplir sus deseos o contenerlos tras examinar las consecuencias negativas que estos pueden acarrear.
  • En términos políticos: Locke defiende la necesidad de que el individuo no renuncie a la libertad que le corresponde por naturaleza. La única parcela de libertad que considera que debe ser cedida a la sociedad se corresponde con la administración de la justicia.

La Ilustración

El pensamiento ilustrado presenta las siguientes características:

  • Confianza en la razón humana: Kant sostuvo que la mayoría de los seres humanos renuncian a usar su razón por pereza o cobardía.
  • Existencia de los derechos humanos universales: Los ilustrados defendieron fervientemente la existencia de una legalidad que tiene su origen en la naturaleza y que dota a todos los seres humanos de unos derechos básicos que nos hacen a todos iguales.
  • Importancia de la educación: Como factor determinante en el progreso social.
  • Idea de progreso: La tesis de que la humanidad puede y debe progresar.

Jean-Jacques Rousseau, uno de los representantes del movimiento ilustrado más importantes, no compartió algunas de las ideas que sobre el ser humano tenía el resto de los autores. Para él, no hay motivos para depositar una confianza ciega en el poder de la razón humana y, menos aún, para pensar que el progreso de la humanidad es una realidad incuestionable e imparable. Según Rousseau, los seres humanos, antes de que se constituyeran las sociedades actuales, eran unos seres bondadosos que vivían en armonía con la naturaleza. La institucionalización de la propiedad privada provocó la pérdida de la inocencia y la aparición de conflictos. Ya no es posible volver atrás, pero sí se puede hacer que la sociedad mejore por medio de la educación.

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