Nietzsche: Crítica a la Cultura Occidental y el Nihilismo

Friedrich Nietzsche: Crítica a la Cultura Occidental y el Nihilismo

Contexto Histórico y Filosófico

Friedrich Nietzsche (1844-1900) vivió en la segunda mitad del siglo XIX, una época marcada por la Revolución Industrial, el desarrollo científico, el auge del colonialismo europeo y el crecimiento demográfico. Este periodo también se caracterizó por las revoluciones liberales y el auge de los nacionalismos. La burguesía capitalista y el proletariado representaban la sociedad de clases, y el proletariado inició el movimiento obrero a través del anarquismo y el social-comunismo. En la cultura, se produjo el Romanticismo y, en la segunda mitad del siglo, el Realismo. En la pintura surgió el Impresionismo, se produjeron avances técnicos y se desarrollaron las nuevas ciencias, las matemáticas y la física. La filosofía estuvo dominada en la primera mitad por el idealismo absoluto, que reducía la realidad a la idea. En la segunda mitad, aparecieron corrientes contrarias entre sí y al absolutismo: el marxismo, que buscaba una sociedad sin clases; el positivismo, basado en el desarrollo científico-técnico; y el vitalismo, para el que la vida es la realidad fundamental y desde esta se tiene que juzgar toda la realidad. La razón es un producto de la vida. El vitalismo de Nietzsche supuso una reacción a la corriente positivista de la época. Su crítica a la metafísica resultó insuficiente por exceso de cientificismo y por la tendencia a una verdad inmutable y eterna. A Nietzsche se le considera «filósofo de la sospecha».

Crítica a la Cultura Occidental

Rechazo de la Tradición Socrática

Nietzsche criticó y consideró un fracaso a toda la cultura occidental a partir de Sócrates. Valoró a la Grecia arcaica porque supo captar las dos dimensiones de la realidad sin eclipsar la una a la otra: Dionisos representaba la vida oscura e irracional, y Apolo al mundo ordenado y racional. Lo apolíneo y dionisiaco son principios antagónicos que se necesitan mutuamente. La confusión de lo último con lo primero y el rechazo del devenir fueron los rasgos de la filosofía tradicional criticados por Nietzsche. Indagando en la ontología, lo considerado aparente es lo real y lo considerado real es una invención del pensamiento.

Crítica a la Epistemología Tradicional

También criticó el modo de conocer la realidad a través de conceptos y la verdad como correspondencia en su crítica a la epistemología, ya que, según esta, el conocimiento es una relación universal e inmutable entre el sujeto y el objeto a través del concepto, y el concepto expresa solo lo común. Nietzsche concibe como metáfora la expresión lingüística de las relaciones y está dispuesto a ofrecer nuevas metáforas para conocer el conocimiento real. Las formas tradicionales rechazan a los sentidos porque ocultan la verdadera realidad y son considerados inmortales. Nietzsche valora a Heráclito por su defensa del devenir, pero dice que es injusto con los sentidos porque estos nunca mienten. También critica a la filosofía tradicional por confundir lo último con lo primero, ya que los conceptos supremos expresan las características de la verdadera realidad, pero al ser los más generales también son los más vacíos y alejados de lo real. Nietzsche da un valor ontológico a las categorías gramaticales, es decir, el lenguaje necesita conceptos expresados con palabras, por eso la estructura sujeto-predicado genera la falsa creencia de que en la realidad existen sujetos.

Crítica a la Ciencia y al Cristianismo

Ciencia y Positivismo

Nietzsche criticó el mecanicismo y el positivismo de la ciencia, que reducían lo real a materia y movimiento. Los científicos rechazan el devenir al establecer regularidades en la naturaleza y leyes deterministas, pero el universo es irracional, un caos, por lo que no nos es útil.

El Cristianismo y la Moral de Esclavos

Nietzsche también criticó el cristianismo porque, para él, la religión nace del miedo e impotencia del hombre y ninguna es verdadera. El cristianismo ha invertido los valores de la vida, desvalorizando el mundo, ya que supone un extravío de los instintos, fomenta los valores mezquinos y considera a todos los placeres de la vida pecado. Nietzsche entiende por moral tradicional la moral de esclavos, de los débiles. En todas las lenguas, «bueno» significa lo noble y «malo» lo vulgar y simple, pero estos valores se verán cambiados. La moral de señores es caballeresca, activa, creadora y ama la vida, mientras que la moral de esclavos busca la igualdad, la humildad, es pasiva y no crea valores. Se creó por el instinto de venganza contra la forma de vida superior. La mala conciencia es el sentimiento de culpa contra los instintos, ya que el débil está sometido a la sociedad sin poder expulsar su crueldad y, como respuesta al sufrimiento, se propone la existencia de otro mundo en el que el sufrimiento desaparece, pero esto es un falso consuelo, por eso el ideal ascético es nihilista.

La Muerte de Dios y el Nihilismo

Muerte de Dios y Valores Absolutos

Nietzsche insinúa el abandono de la visión religiosa en la cultura europea con la expresión «muerte de Dios». Se sustituyó la idea suprema de Dios por ideas como el progreso o la razón. La muerte de Dios significa la liberación de un peso que abruma al hombre y supone la muerte de los valores absolutos.

Nihilismo Pasivo y Activo

El nihilismo es la falta de valores y de respuestas anteriormente contestadas, con dos vertientes: nihilismo pasivo: empobrecimiento del hombre con un ateísmo superficial y un desenfreno moral (último hombre); nihilismo activo: superando la muerte de Dios y creando nuevos valores, dando paso al superhombre.

El Superhombre, la Voluntad de Poder y el Eterno Retorno

El Superhombre

El superhombre es un hombre libre, héroe del futuro, capaz de crear valores que superan la moral tradicional, el que comprenderá las grandes verdades de la muerte de Dios, la esencia de la vida como voluntad de poder y eterno retorno. Pero este superhombre sufre tres transformaciones: la primera convierte el espíritu en un camello, inclinándose ante Dios y la ley moral; camello-león, destruyendo los valores establecidos; león-niño, creando nuevos valores y poseyendo la inocencia y las experiencias de un niño.

La Voluntad de Poder

La voluntad de poder es la lucha de la vida que tiene que superarse continuamente a sí misma y determina lo existente. Esta se ejercita venciendo aquello que se le resiste y existen dos seres: el hombre fuerte, que crea valores, y el negador de la vida, que no tiene voluntad de nada.

El Eterno Retorno

El eterno retorno es el pensamiento menos elaborado pero más profundo de Nietzsche. Pretende rescatar la eternidad para lo inmanente, negando la dicotomía de los dos mundos y recuperando el sentido de la tierra. Presenta una hipótesis provisional e imperfecta. Este pensamiento del eterno retorno puede sumir al hombre en la más profunda desesperación o elevarlo; su aceptación mide la fuerza del superhombre. El eterno retorno supone que se ha de vivir de tal forma que siempre se quiera repetir la experiencia y hay que recuperar la inocencia del devenir.

Nietzsche en la Actualidad

En la actualidad, los síntomas del nihilismo se han extendido al máximo y es muy discutida la figura de Dios. El cristianismo ha perdido gran parte de su influencia ideológica y estamos acostumbrados a la diversidad de opinión, pero tampoco hemos evolucionado hacia el superhombre propuesto por Nietzsche. En la actualidad, se han suprimido los valores del cristianismo y del platonicismo, aunque tampoco hemos evolucionado hacia el vitalismo, sino que vivimos con unos valores creados por la necesidad y el consumo.

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