Nietzsche: Crítica a la Cultura Occidental y el Superhombre

Nihilismo

Nietzsche defendía que existió un tiempo anterior al siglo IV a.C., en donde la vida se expresaba tal y como era, no se ocultaba la enfermedad, la muerte, o lo irracional. La vida según Nietzsche es caos, y en esta época de la Grecia Antigua, de los mitos, del arte trágico, la religión politeísta mostraba, se vivía ese caos. Sin embargo, con el nacimiento de la Filosofía con Sócrates y Platón, nace la cultura occidental, que hace que comience la época de decadentismo, e intenta ordenar y aparentar un cosmos donde hay caos. Comienza la creencia en la existencia de dos mundos: un mundo verdadero, objetivo, bueno y eterno, relacionado con el espíritu y la razón; y el mundo de los sentidos y el cuerpo, cambiante, y que cada vez va siendo más infravalorado. Con esto se comienza a creer en una realidad absoluta, que el cristianismo identifica con la figura de Dios, que se opone al mundo de las cosas naturales, de la vida. También se crean unos valores establecidos, que son justificados y aceptados por todas las personas, y que son infundados por esa cultura occidental. Sin embargo, Nietzsche defiende que la realidad y la vida no están en otro mundo, ni es ordenada, eterna e inmutable; la vida es vivir las pasiones, los deseos… porque la vida no es orden, sino contradicciones, y todo lo que no sea eso es falsificar la vida (Nihilismo como decadencia vital). Así mismo, unos valores universales tampoco existen, ya que éstos son invenciones humanas, y que además son contrarios a la vida (Nihilismo activo). Con esto, durante la Edad Moderna, comenzará la crisis de esta cultura occidental, pues con la Ilustración o el empirismo se muestra el carácter ilusorio de esas creencias. Por lo tanto, Nietzsche confía en que esta cultura occidental llegará a su fin, porque no ha sido más que una época de decadencia, de retraso desde ese siglo IV a.C. Esto supondrá la desaparición de todo en lo que el ser humano había creído hasta ese momento, todos esos valores y creencias se vendrán abajo, lo que causará la pérdida del sentido de la vida. Todo valor es posible solo si Dios existe, y si no existe el ser humano termina perdido, en la desesperación, en el suicidio (Nihilismo pasivo). Sin embargo, esta muerte de Dios puede ser el paso para volver a esa Grecia Antigua, es el resurgimiento de un ser humano nuevo, el superhombre, y de una nueva concepción de la vida, en donde este ser debe hacerse a sí mismo, debe crear sus propios valores y debe vivir ese caos que es la propia vida.

Moral Contranatural

Nietzsche hace una crítica a la moral de la cultura occidental, que comenzó a imponerse con el nacimiento de la filosofía con Sócrates y Platón. Según este autor, a partir de ese momento, se establecieron unos valores morales objetivos y universales, que Platón, el cristianismo y la cultura occidental, sitúan en un mundo eterno e inmutable. Estos valores, estas leyes morales valían para todos los hombres, por lo que todo ser humano creía que valía la pena sufrir en la vida para poder llegar a ese otro mundo. Sin embargo, Nietzsche consideraba a esta moral contranatural, una moral de esclavos, que es propia de los débiles y resentidos de la vida, de los que rechazan al cuerpo y sus pasiones, por lo que rechazan y es contraria a la vida biológica y a los instintos. Nietzsche defiende que estos valores no pueden ser universales, ya que no existe, no tenemos experiencia de ese mundo eterno, por lo tanto, al igual que ese mundo, los valores son puras invenciones humanas, creadas por los débiles, por encontrar malo lo que le causa mal (la fuerza o la nobleza). Como antítesis a esta moral contranatural, Nietzsche propone la moral natural, la moral de los nobles, que surge de la vida de los fuertes, que se basa en la voluntad de poder y en la vida terrenal, en los instintos y en las pasiones. Estos valores deben ser resultado de la propia experiencia de vida de los seres humanos, y éstos deben crearse a sí mismos, crear su propia jerarquía de valores, que conduzca a vivir la vida de forma plena e intensa, sin sacrificarse o preocuparse por un mundo que realmente no existe. Defiende el individualismo como la única forma que permite desarrollarse al ser humano, a partir de la moral sana, la moral de los señores, del superhombre.

Mundo Aparente

En un principio, Platón defendía el dualismo ontológico, predicaba la existencia del mundo inteligible, un mundo inmutable, eterno, en el que habitaban las ideas del Bien, la Verdad o el Ser. Era el mundo real, objetivo, y al que solo se podía acceder con el uso de la razón a través del alma. En contraposición a éste, estaba el mundo que relacionaba con los sentidos y el cuerpo, un mundo cambiante y subjetivo, que él consideraba aparente. En este mundo se encuentra el alma encerrada en el cuerpo, por lo tanto el cuerpo contaminaba y encarcelaba al alma; así como los sentidos, que eran despreciados por este autor por engañar a los seres humanos. A esto Nietzsche da nombre como platonismo, y más tarde en la historia, el pensamiento, la filosofía y la religión defenderían esta misma concepción de la realidad. La filosofía occidental está recorrida por el platonismo, y esto se debe en buena parte al cristianismo. Este defendía la existencia de un mundo eterno e inmutable, donde se realiza el Bien, la Verdad y la Belleza, el mundo del espíritu y de Dios. Predicaba la moral de los esclavos, con la que se justificaba el sufrimiento en la vida terrenal para poder llegar a la supuesta vida eterna. Luego se encontraba el mundo aparente, cambiante, abocado a la muerte e imperfecto, el mundo del cuerpo y los sentidos. También Kant defendió esta idea, en donde el mundo verdadero lo relacionaba con el noumeno, la cosa-en-sí-misma, que el hombre no podía llegar a conocer debido a unas estructuras propias del ser humano que lo impedía; y el mundo aparente lo relacionaba con la realidad fenoménica, que era el objeto de conocimiento para los seres humanos. Sin embargo, Nietzsche defiende que esos mundos relacionados con la realidad, con la razón, con la verdad, que son eternos e inmutables, no existen. Son invenciones humanas creadas para huir de la muerte, del cambio a partir de la razón; pero la realidad es esta, el mundo en el que vivimos, que experimentamos, pues la razón nos miente. No existe un cosmos, un orden, porque todo en la vida es caos. El «mundo aparente» de Platón, del cristianismo y de Kant, ese mundo basado en los sentidos y cambios, es el verdadero mundo, pues «el mundo verdadero» que todos ellos defienden, no son más que falsedades dadas por el uso exclusivo de la razón.

Dionisiaco

La cultura occidental, a partir de Sócrates y Platón, consideraba al mundo como una totalidad ordenada, luminosa y racional. Nietzsche y los griegos identificaban estas características con Apolo, dios de la juventud, de la belleza, la poesía y el arte. Suponía para estos griegos una manera de estar en el mundo: dios de la luz, la claridad y la armonía, frente al mundo de las fuerzas instintivas. Sin embargo, Nietzsche defendía que antes de la aparición de la filosofía con los autores nombrados anteriormente, los griegos se identificaban con lo contrario a lo apolíneo: lo dionisiaco. Dionisos era el dios del vino y las cosechas, de las fiestas báquicas precedidas por el exceso, la música y las pasiones, y representaba a este dios con el mundo de la confusión, el caos, la noche, el mundo instintivo e irracional; y para Nietzsche este era el mundo real. Con Sócrates y Platón comenzó la decadencia occidental, la imposición de unos valores universales, de un cosmos, intentaron ordenar el caos, y menospreciaron a los sentidos y a lo instintivo. Crearon un mundo inmutable y eterno en donde se encontraba la Verdad y el Bien, impusieron lo apolíneo, que triunfó en la cultura occidental con el ascenso de la filosofía y de la religión. Sin embargo, la realidad es lo dionisiaco, el caos, las pasiones, los instintos, lo biológico, esa concepción de la vida que existía en la Grecia clásica. Por lo tanto, Nietzsche propone la superación de esos valores y ese mundo eterno que no existen, que son invenciones de los seres humanos. Esto se realiza haciendo que los seres humanos vivan ese caos, que se hagan a sí mismos a través de la voluntad de poder, que vivan siguiendo sus instintos y sus sentidos, como en la Antigua Grecia, es decir, de una manera dionisiaca.

Transmutación de los Valores

La cultura occidental defiende unos valores que son universales y eternos, una moral establecida por el cristianismo. Este establece la igualdad, y es la moral de los esclavos, en donde los miserables, los pobres o los impotentes, los que sufren, son considerados buenos, los únicos benditos de Dios. De este modo se justifica que valía la pena sufrir en la vida para poder llegar a la vida eterna, a ese mundo de Dios, objetivo e inmutable. Pero Nietzsche predica que esta moral es una invención humana, ha surgido del resentimiento de contra la realidad cambiante de la vida, para huir de la muerte y el caos. Esta religión y la cultura occidental engañan al ser humano diciéndole lo que está bien y lo que está mal, diciéndole qué valores ha de seguir y respetar; y que solo actuando de esa manera, aún pudiendo sufrir, es posible desarrollarse como persona. Nietzsche critica toda esta postura, y no propone vivir sin valores, sino invertirlos. En primer lugar, según Nietzsche, ese supuesto mundo eterno, y Dios no existen, son invenciones humanas, por lo tanto, no tiene sentido seguir esos valores establecidos, esos dogmas, por lo que están acabarán por lo que caerán. La desaparición de estas creencias es llamada «La muerte de Dios». A partir de ésta, el ser humano, para desarrollarse ha de crearse a sí mismo, ha de seguir sus propias normas, crear su propia jerarquía de valores. Esta es la moral de señores, en donde cada uno se hace a sí mismo, y no es necesaria la sociedad para realizarse. Prevalece la ley del más fuerte, del superhombre, del que no teme el dolor ni el sufrimiento, del que vive la vida caótica a partir de los sentidos y los instintos, que vive el presente sin someterlo al futuro, y que ama la muerte de Dios. Solo la superación de la cultura occidental y esta transmutación de valores harán posible el desarrollo de los seres humanos y la aparición del superhombre.

Inocencia del Devenir

Según Nietzsche, la filosofía tradicional ha sentido siempre rechazo al devenir, el carácter fluyente y cambiante de las cosas, persiguiendo el ideal de una realidad superior que poseyera los caracteres contrarios de este mundo cambiante en el que habitamos. Según Nietzsche, el mundo es un caos, y esta filosofía ha pretendido ordenar ese caos, defendiendo siempre la existencia de un mundo eterno, inmutable y universal, en donde a través del uso de la razón situaba a la verdad, al bien y a la realidad. Para explicar el cambio, los filósofos lo atribuyen a un mundo relacionado con los sentidos, y que consideran aparente, el de la experiencia, de lo corporal y biológico, y que es menospreciado, como algo que nos engaña y nos oculta la verdad. Sin embargo, la única realidad es ese mundo, en el que vivimos, un mundo que cambia, que no es eterno ni inmutable, un mundo sensible. En este no hay nada universal, ni valores, ni verdades, ya que estas son invenciones humanas; cada uno ha de crear su propia jerarquía de valores para poder desarrollarse, para poder llegar a ser un superhombre a partir de la voluntad de poder, del hacerse a sí mismo. El «mundo aparente» que criticaban Platón o el cristianismo, ese mundo basado en los sentidos y cambios, es el mundo real, pues «el mundo verdadero» que ellos defienden, no son más que falsedades dadas por el uso exclusivo de la razón. Por lo tanto, aceptar que el mundo es tal como se nos aparece y no como a la Razón le gustaría que fuera, implica comprender la inocencia del devenir y la vanidad de las pretensiones humanas de hallar valores y verdades absolutas. Solo de esta manera, acabando con los dogmas de la cultura occidental y del cristianismo, se podrán desarrollar los seres humanos, se crearán los superhombres.

Nietzsche – Filósofos

En general, Nietzsche critica a toda la filosofía a partir de Sócrates y hasta su actualidad, hasta la filosofía de lo que él identifica como la cultura occidental, perdida de tiempo en los últimos 25 siglos; y no así a la época anterior, a la Grecia Antigua, a la época de los mitos, antes de la invención de la filosofía.

Platón

Crítica:

  • A la dualidad ontológica y metafísica: no existen dos mundos, un mundo de las ideas, universal, objetivo, inmutable y real; y un mundo sensible, el de los sentidos, que cambia, y que no es real. Solo existe el mundo en el que vivimos, y este es cambiante, instintivo, un caos. La negación de esto, la invención de ese mundo perfecto, es debido al miedo a la muerte, a la vejez, a lo cambiante, al caos. Platón critica al cuerpo, como contaminante del alma, pero esta alma también es fruto de invención humana, no existe.
  • A su filosofía: No es posible la existencia de un conocimiento objetivo e imparcial que no esté influido por los intereses o por los rasgos del sujeto, así como tampoco existe una verdad absoluta y única. Nietzsche defendía el perspectivismo, y es que todo conocimiento se alcanza desde un punto de vista, la propia perspectiva y subjetividad del ser humano hacen imposible un conocimiento universal. Critica a la razón, ya que esta, según Nietzsche, es solo una dimensión humana y no es capaz de justificarse a sí misma, por lo que no podemos basarnos en ella para justificar un conocimiento universal. Lo que podemos llegar a conocer lo hacemos a través de los sentidos.
  • A su ciencia: las matemáticas no pueden describir la realidad, ni ser objetivas, ni encontrarse más allá del mundo físico, como defendía Platón, sino que la ciencia, y las matemáticas, no describen nada real, son invenciones puramente humanas, no existen ni en el mundo real, ni en un mundo independiente.
  • A su ética: para Platón el ideal de humano era aquel que conocía las ideas, y dentro de todas las ideas la idea del Bien. Conociendo esta idea, ya se era sabio, y en consecuencia, buena persona. Nietzsche discrepaba con esto, ya que consideraba que esas ideas no existían en sí mismas, sino que fueron creadas por Platón. El ideal de humano para Nietzsche es aquel que se hace a sí mismo. Cada persona debe crearse sus propios valores, crearse a sí mismo, y para ello es necesario ese ser humano y la naturaleza, es el ideal de superhombre, de niño; ningún otro ser humano es necesario para realizarse.

Aristóteles

Crítica:

  • A su filosofía: No es posible la existencia de un conocimiento objetivo e imparcial que no esté influido por los intereses o por los rasgos del sujeto, así como tampoco existe una verdad absoluta y única. Nietzsche defendía el perspectivismo, y es que todo conocimiento se alcanza desde un punto de vista, la propia perspectiva y subjetividad del ser humano hacen imposible un conocimiento universal. Critica a la razón, ya que esta, según Nietzsche, es solo una dimensión humana y no es capaz de justificarse a sí misma, por lo que no podemos basarnos en ella para justificar un conocimiento universal.

Kant

  • No es posible un conocimiento objetivo.
  • La Razón no puede justificarse a sí misma.
  • El deber no es el mismo para todos.

A la ética

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