Nietzsche: Crítica a la Razón en la Filosofía y el Nihilismo Occidental

Teoría: El texto de Nietzsche seleccionado para la PAU es ‘La razón en la filosofía’, tercer capítulo de Crepúsculo de los ídolos, obra escrita en 1888 y publicada en enero del año siguiente.

Sentido de Crepúsculo de los ídolos

Los ídolos a los que Nietzsche se refiere son los conceptos fundamentales de la filosofía tradicional: yo, ser, verdad, bien, Dios… Para nuestro autor, estos conceptos, que han cimentado nuestra cultura y han sido adorados por ella, son falsas creencias tenidas por verdaderas, pero que son nada, pues han dejado fuera la única realidad: la vida. El ocaso de los ídolos significa, pues, que el fin de la verdad está próximo. La obra tiene como subtítulo ‘Cómo se filosofa con el martillo’, para mostrar la falsedad de los ídolos. Nietzsche utiliza su crítica como un martillo para golpearlos y comprobar si suenan a hueco.

Sentido y estructura de ‘La razón en la filosofía’

El interlocutor de Nietzsche es el platonismo, entendido en un sentido muy amplio como el modo de pensar que arranca con las filosofías pitagórica y eleata, especialmente con Parménides, que es el primero en deducir lógicamente las características de la auténtica realidad (el Ser como único, eterno e inmutable), y que llega hasta la época de Nietzsche con el positivismo. A la razón la va a llamar ‘vieja hembra engañadora’. El capítulo se divide en seis parágrafos en los que se abordan cuatro grandes cuestiones: los dos rasgos específicos (idiosincrasias) de la filosofía tradicional (los cuatro grandes parágrafos), las causas de su error y el resumen nietzscheano de la crítica a ese modo de pensar.

Crítica a la civilización occidental

Esta crítica, que las obras de su segundo y cuarto periodos muestran, siempre tiene las mismas constantes:

  • Un mismo método: el análisis psicológico, consistente en denunciar los instintos que animan las diversas manifestaciones culturales.
  • Un mismo diagnóstico: todo procede de un instinto único, la voluntad de la nada, el odio (el temor) a la vida. En consecuencia, la cultura occidental está sumida en el nihilismo, en su propia autodestrucción.
  • Un mismo enemigo: la crítica de Nietzsche se dirige a todos los aspectos de la cultura occidental, pero todo ello se resume en una sola palabra: cristianismo. Así pues, Nietzsche no ataca tanto al cristianismo en sí mismo, como a toda la cultura occidental en su conjunto.

El diagnóstico: el nihilismo

Nihilismo es un término empleado, en general, para descalificar cualquier doctrina que niegue o no reconozca realidades o valores que se consideran importantes. Nihilismo se llama también al sentimiento de desesperanza creado en Rusia en el siglo XIX. Los nihilistas pasaron a la acción política y por eso fueron confundidos frecuentemente con los anarquistas. Lo que cuento es la historia de los dos próximos siglos, lo que sucederá que no podrá suceder de otra manera: la llegada del nihilismo. El diagnóstico de Nietzsche es que ese tipo de nihilismo está a punto de llegar. En efecto: todos los valores creados por la cultura occidental son falsos valores, son la negación misma de la vida, y proceden, en el fondo, de una voluntad de la nada. Nietzsche con su nihilismo activo, por un lado, es una potencia violenta de destrucción, que procede de un creciente poder del espíritu para el que los valores hasta el momento vigentes ya no pueden tener vigencia alguna. Toda la crítica de Nietzsche a la cultura occidental es manifestación de este nihilismo activo que intenta adelantarse al nihilismo pasivo y crear una civilización nueva antes de que se derrumbe definitivamente la antigua.

La crítica a la filosofía

La filosofía occidental ha quedado corrompida, según Nietzsche, desde Sócrates y Platón.

  • Sócrates hizo triunfar a la razón contra la vida.
  • Platón creó otro mundo desvalorizando este.

Ahora bien, para Nietzsche, en el filósofo nada, absolutamente nada es impersonal, y toda verdad filosófica no hace sino revelar un instinto, un temor o un deseo inconfesados. El espíritu de decadencia, el odio a la vida y al mundo, el temor al instinto: Nietzsche no perdona casi nada a la filosofía occidental (solo parece salvar a Heráclito): todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios son momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Así, ataca los principales conceptos metafísicos como engaños gramaticales o del lenguaje. El peor de todos ellos es el concepto de ser, una ficción vacía. Igualmente rechaza los conceptos de yo, cosa en sí, substancia, causa, etc. Todos estos conceptos, dice Nietzsche, proceden de una desestimación del valor de los sentidos y una sobreestimación de la razón.

Por el contrario, Nietzsche afirma que hemos de aceptar el testimonio de los sentidos: lo real es el devenir, el fenómeno, la apariencia. En definitiva, el supremo error de la metafísica es haber admitido un mundo verdadero frente a un mundo aparente, cuando solo este último es el real. La historia de la filosofía puede ser narrada, pues, como una historia de la liberación del mundo verdadero. Nietzsche, finalmente, modifica el concepto de verdad. No solo su pensamiento es fenomenalismo sino que no admite verdades en sí. Una verdad es verdadera por su valor pragmático: la voluntad de verdad no es sino voluntad de poder: es verdad lo que aumenta el poder, lo que sirve a la vida. Nietzsche define un perspectivismo: no hay hechos, sino interpretaciones; no hay cosas en sí, sino perspectivas.

Comparación con Platón

El objeto de la crítica nietzscheana en ‘La razón en la filosofía’ es lo que el propio autor llama filosofía o platonismo.

Relación con el pensamiento platónico: La relación (ontología)

En este apartado describiremos, en primer lugar, el dualismo de Platón y el platonismo y, a continuación, la postura de Nietzsche.

Dualismo ontológico de Platón:
  • Mundo verdadero: se conoce por la razón, se caracteriza por ser objetivo e inmutable. Le corresponde la eternidad y se relaciona con el bien y el alma.
  • Mundo aparente: se conoce por los sentidos, se caracteriza por ser subjetivo y cambiante. Le corresponde al nacimiento, duración y muerte y se relaciona con el mal y el cuerpo.
Dualismo ontológico del platonismo:
  • Mundo verdadero: Parménides creía en el mundo de la verdad conocido por la razón. El atomismo por los átomos. El cristianismo en el mundo sobrenatural, sobre todo Dios. Descartes en lo evidente y lo deducido y Kant en la realidad nouménica o cosa en sí.
  • Mundo aparente: Parménides en el mundo de la opinión conocido por los sentidos. El atomismo por lo sensible. El cristianismo por el mundo terrenal o finito. Descartes en lo sensible no matematizable. Y Kant en la realidad fenoménica.

Frente al dualismo, Nietzsche defiende que la única realidad es el devenir. El mundo verdadero platónico es una invención de la razón fruto de la decadencia del ser humano.

El conocimiento (epistemología)
Posición de Platón y del platonismo

En consonancia con lo anterior, si existen dos ámbitos ontológicos, deben afirmarse dos tipos de conocimiento también distintos: Dualismo epistemológico. La oposición sentidos-razón está presente en toda la historia de la filosofía.

  • Parménides afirmaba dos modos de conocimiento: la vía de la opinión, producto de los sentidos y la vía de la verdad, producto de la razón.
  • En Descartes los sentidos no son fiables; solo una razón guiada por un método matemático puede alcanzar el conocimiento verdadero.
  • En Kant el dualismo se expresa mediante la separación de los ámbitos fenoménico y nouménico. Se puede conseguir un conocimiento científico del primer ámbito mediante la razón teórica. El noúmeno o cosa en sí, es accesible mediante la razón práctica.
Posición de Nietzsche

El conocimiento sensible es el único válido, por lo que será múltiple, cambiante y subjetivo. Esta pluralidad y subjetividad de significados obliga al filósofo a reivindicar la metáfora frente al concepto, y la expresión artística frente a la racional.

La ética: vitalismo frente a moral contranatural

El cristianismo es un referente explícito de ‘La razón en la filosofía’. No obstante, se deben mencionar los referentes implícitos sin los cuales la moral cristiana es incomprensible: Sócrates y Platón. Todos ellos representan la moral contranatural que Nietzsche critica. Para Nietzsche, Sócrates establece una identidad entre razón, virtud y felicidad, que rompe el ideal aristocrático de la Grecia preclásica que se expresa en la fórmula (vida = instintos = felicidad). Según Nietzsche, con la dialéctica y el intelectualismo moral, Sócrates inicia la decadencia de la cultura occidental, imponiendo la moral de esclavos a la moral de los señores, que era la defendida por el auténtico espíritu griego.

Platón profundiza en la moral socrática adoptando el intelectualismo moral como teoría clave a la hora de entender el bien, la justicia, la verdad y la felicidad. Solo los placeres intelectuales le son propios al sabio; los placeres materiales son contraproducentes para alcanzar la felicidad, pues nos alejan del conocimiento del bien. El cristianismo asume el dualismo platónico identificando el mundo verdadero con el cielo. Los valores propios de la vida se convierten en Nietzsche en los valores morales. Lo instintivo, lo que favorece a la vida, la satisfacción de lo corporal son los únicos criterios de validez moral.

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