Nietzsche: Crítica al Racionalismo y Defensa del Devenir

Examen 3: El Pensamiento de Nietzsche

1. Exposición de Ideas

Este texto del filósofo forma parte del libro “El crepúsculo de los ídolos”. El tema es la descripción de las características generales de los filósofos. Se trata de un texto expositivo argumentativo, ya que expone sus ideas a la vez que las refuerza con argumentos. Nietzsche destaca una de las principales características del discurso filosófico: la voluntad de querer comprender el mundo por el procedimiento analítico de reducción de problemas a sus componentes. Estos componentes son denominados principios primeros o “conceptos supremos”. Detrás de este complicado mundo que se nos ofrece a los sentidos no se representa la realidad, ya que esta se encuentra oculta y es inaccesible para la gran mayoría, excepto para aquellos que alcanzan la razón. Por tanto, la realidad se encuentra en los conceptos, los cuales son “abstracciones” que formarían parte de lo último para el “hombre concreto”, pero serían lo primero para la filosofía. Nietzsche ataca sin ningún miramiento contra el racionalismo de la filosofía, origen del nihilismo, y trata de defender la vida como primera realidad, como parámetro real. Para Nietzsche, la vida representa la “bestia” que hay en todos nosotros; además, la expresión que utiliza Nietzsche para referirse a esto se conoce como voluntad de poder.

Este texto está dividido en seis partes:

  • En la primera, afirma que los filósofos no tienen sentido histórico, ya que odian la noción de devenir. Para ellos, lo que es no deviene, y aquello que deviene, solo cree en aquello que es; por tanto, piensan que los sentidos los engañan.
  • En la segunda, defiende a Heráclito. Para Nietzsche, la razón es la causa de que ignoremos el falso testimonio de los sentidos; además, añade que el mundo aparente es el único, y el verdadero es solo un añadido mentiroso.
  • En la tercera, nos dice que hoy en día tenemos ciencia en la medida en la que hemos decidido aceptar el testimonio de los sentidos.
  • En la cuarta, nos dice que los filósofos confunden lo último y lo primero.
  • En la quinta, que las categorías de la razón no pueden provenir de los sentidos, ya que entran en contradicción con estos. Por tanto, llegamos a la conclusión de que alguna vez, en un mundo más alto.
  • En la sexta, nos hace un breve resumen de lo dicho anteriormente.

2. Análisis de las Expresiones “Egipticismo” y “El Mundo Aparente es Único”

Egipticismo

Nietzsche define el egipticismo como el odio propio de los filósofos a la noción de devenir (de cambio). Lo compara con la cultura egipcia, que es una cultura de lo inmóvil y eterno (momia). El arte egipcio deseaba plasmar la eternidad e inmortalidad del alma del difunto.

El Mundo Aparente es Único

«El mundo aparente es el único, el mundo verdadero no es más que un añadido mentiroso». Tal afirmación se debe al hecho de que, para el autor, los sentidos no mienten de ninguna manera, sino que el añadido mentiroso les da la razón, que es la que le da significado a lo que muestran o transmiten los sentidos. Esto explica por qué «el mundo aparente», en el cual habitamos y percibimos, es el único y verdadero, porque el mal llamado «mundo verdadero» es solo causa de la razón utilizada equivocadamente por los filósofos para darle valor a lo que realmente es tenue e incontemplable. De esta manera, Nietzsche dice que todos los «conceptos supremos», como «el que es no deviene», son una ficción vacía, un «ser» vacío, un no-res; porque el único mundo real es el de los sentidos, en el cual realmente podemos contemplar las cosas y agudizar nuestro conocimiento sobre él.

3. Redacción: La Filosofía del Devenir

Nietzsche, de acuerdo con Heráclito, parte de que “todo fluye, nada permanece”, por lo que nunca se puede percibir un objeto de la misma forma que se ha percibido anteriormente, porque este objeto, al igual que nuestra forma de percibir, está sujeto al cambio, al movimiento. No podemos percibir nunca la misma hoja porque no hay una “misma hoja”. La hoja, como todo lo existente, se renueva cada aquí y ahora. No hay dos hojas iguales y tampoco la misma hoja permanece inalterable a lo largo del tiempo. Por lo tanto, la realidad es inaccesible al conocimiento humano. Podemos sentirla, experimentarla, como veremos más adelante, pero no podemos llegar a conocerla porque, como hemos dicho anteriormente, todo está sujeto al cambio constante.

Pero si, como se ha afirmado antes, todo fluye, entonces estamos ante un mundo sin orden, sin sentido, sin logos y sin certeza. Algo difícil de asumir, acostumbrados a un mundo platónico, o aristotélico o cartesiano, medido, regulado. Y ¿cómo salir de este problema? Al parecer, la cultura occidental, la filosofía, tenía la solución. De la misma forma que esta realidad sin orden y sin logos nos la muestran los sentidos, podríamos afirmar que los sentidos nos engañan, por lo que esta realidad que nos muestran, la del devenir, es falsa, pura apariencia, como estaría implícito en Parménides y en toda la tradición filosófica basada en el inmovilismo. Además, tras esta apariencia se encuentra la que para nosotros es la verdadera realidad, aquello que alcanzamos gracias a la razón. Bien sea mediante la dialéctica (Platón), la fe (cristianismo) o el cogito (Descartes). Con la razón se nos abre un mundo de “objetos” que permanecen inmóviles y, por tanto, podemos conocerlos.

De esta forma, se habría caído en el dualismo: habría dos mundos, el del devenir, el que nos negamos a aceptar por miedo y que diremos que es pura apariencia y, por otra parte, el llamado mundo verdadero. Como vemos, estos dos mundos están definidos ya por el dualismo ontológico de Platón, es decir, mundo sensible y mundo inteligible respectivamente.

Ante esto, Nietzsche apuesta por posicionarse junto a Heráclito y afirma con él que solo hay devenir. Lo aparente lo puedo experimentar, pero lo “verdadero” no es más que una construcción de la razón. Por tanto, la razón no sería más que un elemento secundario que nunca podría guiarnos hasta la realidad. Así que, para Nietzsche, lo real es la multiplicidad y el cambio. De este modo, el mundo verdadero y el mundo aparente de la cultura occidental son realmente el mundo inventado y la realidad, respectivamente. De esta forma, Nietzsche acaba con el dualismo de realidades, porque si el mundo “verdadero” desaparece, deberíamos dejar de llamar al otro aparente, ya que no es apariencia de nada. Así que solo quedaría el auténtico mundo verdadero, es decir, el mundo del devenir, sobre el cual solo tenemos experiencias. Por ejemplo, podemos experimentar la dureza de una piedra tocándola, pero la piedra no es dura en sí misma, solo es dura para aquel que la toca; no conocemos la dureza, la experimentamos.

Para Nietzsche, la creación del “mundo verdadero” se basa en el miedo al devenir, al caos. Se trata de una solución para vivir tranquilos. Con la creación de este mundo, los hombres débiles mostrarían la necesidad de crear un mundo en el que creer y sentirse protegidos. La creación de este mundo sería un síntoma de vida descendente. De esta forma, todos aquellos que creen en él son débiles, cobardes y viven en el autoengaño. El mundo llamado “verdadero” es un refugio anti-devenir que habríamos creado ante la incapacidad de aceptar un mundo sin orden, sometido a cambio constante y, por tanto, gobernado por el caos. Lo hemos creado por la necesidad de huir del devenir, de todo aquello que cambia. Además, este miedo causado por el devenir ha provocado que el ser humano haya convertido lo mutable (aquello que cambia) en algo (cosas, objetos), cuando en realidad no hay “algo”, sino multitud de “algos” que cambian incesantemente. Como decíamos al principio, las cosas cambian incesantemente.

Los encargados de intentar reducir el devenir y simplificar la realidad son los llamados por Nietzsche filósofos momia. Porque, como ellas, están embalsamadas y detenidas en el tiempo. Además, estos confían únicamente en los conceptos racionales abstractos (momias conceptuales) y desconfían de los sentidos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *