Nietzsche: Devenir, Muerte de Dios y Nihilismo en la Filosofía Occidental

Contexto Histórico y Filosófico de Nietzsche

Friedrich Nietzsche vivió en una época de abundancia de movimientos revolucionarios en toda Europa. La burguesía lograba un reconocimiento político, mientras comenzaba a manifestarse la oposición de la nueva clase proletaria frente a la clase burguesa, poseedora de los recursos financieros y los medios de producción. Este hecho marcaría la historia social de Occidente hasta el siglo actual. Aparece el gran capital como consecuencia de la Revolución Industrial y del desarrollo técnico. Esto impulsa la aparición del colonialismo, dada la necesidad de nuevos mercados para satisfacer la superproducción y conseguir materias primas. En Europa se producen transformaciones territoriales, mientras se unifican Alemania e Italia. Culturalmente, se consolida el proyecto de difusión universal del saber. La prensa periódica se generalizó, alcanzando una gran masa de lectores, y surgió un sistema de enseñanza obligatorio.

En el terreno artístico, el Romanticismo nació en Alemania e Inglaterra. Esta ideología artística supuso una reacción violenta contra la racionalidad de la Ilustración. El Realismo fue el ideario artístico de las décadas de este siglo. Por último, las ramas del saber, como la biología, lograron avances científicos. El desarrollo industrial y los avances científicos propician el entusiasmo por el poder de la razón, que se expresa en la filosofía positivista. El vitalismo es la filosofía que reivindica las dimensiones olvidadas por las ciencias y la filosofía positiva. Schopenhauer considera que la herramienta intelectual más elevada es la intuición sensible y no la razón. La intuición es un saber directo. Esto muestra que la realidad de todo hombre es lo absoluto.

Nietzsche mantiene con la Ilustración una posición ambigua, pues asume de ella su programa de acción como una forma de vivir y, finalmente, la consideración de la educación como un proceso en el que hay que contar con la disciplina y la dureza. También encontramos elementos del Romanticismo en la filosofía de Nietzsche: la contraposición de dos fuerzas, lo apolíneo y lo dionisíaco, la búsqueda de la unidad de los contrarios, la afirmación de lo instintivo, la afirmación de este mundo oscuro de las pulsiones, la importancia de la música, el interés por la temática del genio, etc.

Términos Clave en la Filosofía de Nietzsche

  • Devenir: Concepto que expresa la más radical oposición a lo que la tradición platónica metafísica interpreta como ser. Para Nietzsche, la realidad es dinámica, plural y cambiante. Solo el devenir es real.
  • Sub specie aeterni: Es la consecuencia de deshistorizar las cosas. Las cosas cambian o bien permanecen siempre iguales y no cambian. La tradición platónica, para los filósofos, es verla como Dios la ve, desde la perspectiva de lo eterno.

Análisis del Fragmento: La Idiosincrasia del Filósofo según Nietzsche

Temática: La primera idiosincrasia del filósofo es su odio a la noción de devenir.

  • Primera tesis: Para Nietzsche, hay dos rasgos que determinan la idiosincrasia de los filósofos. En este fragmento, estudia el primero de ellos: el rechazo a la noción de devenir, a la muerte. Los filósofos se caracterizan por su falta de sentido histórico, es decir, que consideran las cosas sub specie aeterni. No tienen en cuenta una perspectiva histórica que implica su desarrollo en el tiempo, por ello lo clasifica de «egipticismo».
  • Segunda tesis: Los filósofos idolatran los conceptos porque estos perpetúan el engaño de un mundo estable y fijo. De esta forma, el devenir queda petrificado.
  • Tercera tesis: El filósofo es alguien incapaz de aceptar una existencia sometida al tiempo. Por eso, excluye al devenir de su concepto de ser.

Justificación: La Crítica de Nietzsche a la Metafísica Tradicional

Para Nietzsche, la realidad es devenir, un antagonismo de contrarios representado por lo apolíneo y lo dionisíaco, que constituyen las dos caras de la vida. Lo apolíneo se opone a lo dionisíaco, pero no puede existir lo uno sin lo otro. El sentido trágico de la vida es una afirmación de esta, un asentimiento jubiloso. Esa visión trágica del mundo se pierde cuando aparece Sócrates. Con él se inicia el nacimiento del predominio de lo lógico, de la racionalidad intelectual. Los sentidos, al captar el devenir, quedan desvalorizados. Para Nietzsche, son los que captan la realidad tal y como es. El concepto es la cáscara vacía de una imagen. La razón está al servicio de la voluntad de vivir, descansa en una ilusión que sostiene a la vida.

Para Nietzsche, el hombre intuitivo, el artista, es superior al filósofo. El conocimiento no es una contemplación desinteresada, sino que ahí actúa la voluntad de poder, ya que el querer conocer es un impulso de poder, pues para Nietzsche la vida es voluntad de poder. Piensa Nietzsche que detrás del intento de expulsar al devenir del ser se encuentra una valoración moral. Ahora bien, Dios, el mejor concepto que representa ese trasmundo, ha sido asesinado por el hombre ilustrado. Con la expresión «Dios ha muerto», Nietzsche designa el final de ese proceso que ha caracterizado a la cultura occidental y que era profundamente nihilista.

Nihilismo y eterno retorno son las condiciones para que llegue el superhombre, que realice la transmutación de los valores, pero para ello el espíritu tiene que superar tres transformaciones: debe convertirse en camello, león y niño. El camello representa la resignación, el león es la rebeldía nihilista y el niño representa la inocencia y la alegría de vivir. Platón coincidía con Nietzsche en que no puede haber ciencia del mundo sensible, con la salvedad de que para Platón es un signo de apariencia y para Nietzsche de realidad. Tanto Nietzsche como Platón ven al ser como valor. El ser supremo para Platón es la idea del bien, el fin al que tiende todo ser. Para Nietzsche, los juicios serán verdaderos en cuanto nos animan a vivir.

Actualidad del Pensamiento de Nietzsche

Nuestra cultura occidental se caracteriza por vivir, de hecho, de espaldas a Dios, a la religión. La crisis de vocaciones religiosas y los que se confiesan católicos es cada vez mayor. La profecía de Nietzsche de la muerte de Dios y de sus consecuencias, el nihilismo, no dejan de cumplirse. Se ha cambiado el nihilismo de los filósofos por otro nihilismo, el de la pérdida de todo lo ideal que no sea el de tener más dinero, más propiedades, etc. Cuanto menos sentido encuentran a su vida, más consumen para compensar esa falta, sin que esto solucione el problema. Podríamos preguntarnos también si no está llegando también la culminación del destino de Occidente como nihilismo y del planeta entero, con la destrucción de la vida, provocada por el pensamiento científico-técnico que ha entronizado la razón en su ser, una razón calculadora. El cambio climático, la contaminación de los mares y del aire parecen ya hoy irreversibles.

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