Nietzsche: Devenir y Crítica a la Filosofía Tradicional

b) Nietzsche y la Decadencia Moral

Nietzsche explica que la distinción de dos mundos es un síntoma de decadencia moral, de falta de valor. El ser humano se anula por temor a sí mismo y a la vida, creando un mundo ideal, pero ficticio. La aproximación a la realidad, al devenir, no puede hacerse mediante las categorías de la razón. La estética es la única vía de aproximación al devenir. La metáfora del arte abre las múltiples perspectivas que la realidad posee por ser cambiante. El enfrentamiento entre Apolo y Dionisos simboliza la concepción nietzscheana de la vida. En la vida auténtica se produce una tensión irresoluble y trágica entre la razón y los instintos. Pero esa visión trágica de la vida recoge la esencia de la vida humana. Lo dionisíaco (caótico) es prioritario y debe determinar lo apolíneo (orden). Cuando lo apolíneo domina y somete a lo dionisíaco, se produce la falsificación de la vida: una «moral de esclavos», que clasifica de bueno todo lo antivital.

c) Las Cuatro Tesis de Nietzsche

Nietzsche expone lo dicho en cuatro tesis para facilitar la comprensión y provocar la controversia.

Primera tesis

El mundo que cambia es la única realidad. Un mundo diferente, el verdadero Ser, el mundo de las Ideas, es indemostrable, no ha estado, no está ni estará a nuestro alcance.

Segunda tesis

Los signos distintivos del «mundo verdadero» (eterno, inmutable, perfecto…) son signos del no-ser, de la nada, otorgados por negación de lo que vemos en «este» mundo. Ese «mundo verdadero» es una ilusión óptico-moral, una ilusión porque no existe y moral porque su origen está en la condena de la vida.

Tercera tesis



1.2b)Nietzsche comienza mostrando la primera idiosincrasia de la filosofía tradicional que es la invención del ser estático. Representa un modo de hacer filosofía que arranca con Parménides y llega hasta el siglo XIX con el positivismo. Todos estos afirmaban la existencia de un ser inmutable que constituye la verdadera realidad y que se opone al cambio del devenir, que constituiría una realidad de segundo grado, aparente…..Los sentidos son la fuente del error porque nos muestra el devenir -los cambios perceptibles en la naturaleza-, no el mundo del ser inmutable. Todas las características de la realidad sensible (como la muerte, el cambio, la vejez…) son características del no-ser y por tanto, falsa, aparentes y despreciables. Por esto dicen que los sentidos nos engañan y son fuente de error; entonces hay que desconfiar de ellos y confiar únicamente en la razón…..2c)Según el pensador Alemán la primera idiosincrasia consiste en odiar todo lo que cambia, en considerar de segunda clase o de peor calidad aquello que está sometido a un proceso de transformación. Lo describe gráficamente con el término “egipticismo”: igual que los antiguos egipcios que construyeron pirámides con la intención de que duraran eternamente, los filósofos han inventado conceptos con el propósito de que perduren y describan la realidad siempre de la misma forma, convencidos de que han extraído su verdad de una vez por todas….Como consecuencia de lo anterior las creaciones de la cultura occidental se presentan ante Nietzsche como momias, y sus creadores como taxidermistas o sepultureros. En efecto,


la eternidad y duración solo puede conseguirse a base de muerte y embalsamamiento, porque la vida es cambio y transformación, proceso, devenir.

Aquellos que inventan conceptos extraen la vida que hay en la realidad y rellenan sus estupendas creaciones de paja. Este proceso se completa con el convencimiento de que la auténtica realidad es aquello que acaban de crear. Lo que es no cambia y lo que cambia no es….Para que no sea posible ninguna objeción a su “lógica” de taxidermistas los filósofos tradicionales tuvieron que encontrar alguien a quien culpar de que el conocimiento del mundo verdadero se les resistiera tanto. Y encontraron este chivo expiatorio en los sentidos. Los sentidos son los que nos engañan y convencen de que la realidad cambia, de que existe el devenir y en general la historicidad. Ahora todo cuadra: los filósofos habían decidido que el ser es estático y como los sentidos nos muestran todo lo contrario, los sentidos nos engañan. La estrategia de los filósofos taxidermistas parece ser aquella de matar al mensajero (los sentidos) para no tener que escuchar un mensaje que no les gusta….Una vez identificado el culpable, no queda más que negar su testimonio y todo aquello que nos haga pensar que éste es digno de crédito.Por tanto también hay que negar el cuerpo y todo lo que proceda de él ya que nos aporta razones para creer en el testimonio de los sentidos….Probablemente tenga algo que ver con la relación de los sentidos y el cuerpo el hecho de que el filósofo diga que los sentidos tienen fama de ser “inmorales”….En contrapartida Dios aparece como lo máximamente real y estático, lo absoluto que tal y como crítica el filósofo alemán representa el “monótono-teismo.

2.2bCuando Nietzsche habla de “los filósofos”mse refiere a toda la filosofía anterior a él. El texto comienza refiriéndose a la “otra idiosincracia” de los filósofos: la primera consistía en su “falta absoluta de sentido histórico”…..La Filosofía ha desconfiado siempre de lo que ofrecen los sentidos, que nos muestran el mundo cambiante del devenir y una riquísima pluralidad de seres, y la vida es esencialmente corporal y temporal. La filosofía tradicional, según la metáfora expuesta por Nietzsche, es como una gran y lenta araña que va tejiendo una intrincada tela de conceptos alejados de la frescura y vitalidad de todo lo existente…..De esos “conceptos-momia” nos habla en el texto que comentamos. Para Nietzsche, todo el pensamiento de la cultura occidental refleja la desconfianza y el resentimiento frente a la vida.

2c)Para Nietzsche, la vida concreta es la vida del cuerpo y de los sentidos, siempre cambiante y atada a la tierra. Esta vida en la “voluntad de poder”, que en definitiva es la “voluntad de crear” sus propios valores, su propio camino. Pero los filósofos la han sustituido por el “último humo de la realidad que se evapora”: sus conceptos abstractos y generales son ficciones destinadas a huir del mundo de la vida por miedo a hacerse cargo del riesgo que toda vida implica…La Filosofía ha construido así un mundo que contradice radicalmente al mundo vital de los sentidos. Para Nietzsche, todo lo que es real proviene de otra cosa: la vida es continua generación y destrucción. Para los filósofos, por el contrario, lo verdaderamente real debe ser causa sui, no puede provenir sino de sí mismo. Según Nietzsche, todo lo que es real está en continua


contradicción consigo mismo…. Para los filósofos, en cambio, la realidad debe ser idéntica a sí misma, “ser lo que es”. Esta manera de pensar constituye lo que él denomina “nihilismo pasivo”. La palabra “nihilismo” significa literalmente “partidario de la nada” y eso es precisamente lo que han hecho esos “verdugos de la vida”: convertir en nada todo lo que tocan. Al contrario, el “nihilismo activo” que el propio Nietzsche propone, se plantea crear desde esa nada sus propios valores y será, pues, clara y fiel manifestación de la “voluntad de poder”…. El “mundo” de la verdad abstracta, declara falso el “mundo” de los sentidos, única verdad que no se empeña en serlo a costa de sí misma. ¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo en tales ficciones?, se pregunta Nietzsche reiteradamente……La obra maestra de esta tarea de destrucción de la vida la constituye el concepto de Dios. El hombre, temeroso de sus propias fuerzas creadoras, ha puesto en Dios todo lo grande (aunque “momificado”) y se ha quedado con lo más pequeño y miserable. Dios reúne, para Nietzsche, todas las características opuestas a la vida: es inmutable, perfecto, eterno, incondicionado, verdadero… Es decir, todo lo contrario de la vida real. Por eso Dios “debe morir” para que viva el hombre, o mejor dicho, un nuevo tipo de hombre, el “superhombre”, como llama Nietzsche a ese hombre que se decide a ser el creador y legislador de su propia vida. Sólo así podrá recuperar el hombre las dimensiones vitales y creativas que había perdido….Nietzsche anuncia la “muerte de Dios” como el acontecimiento que abre las puertas a una “nueva aurora” para la humanidad. Y es importante advertir que, cuando Nietzsche habla de Dios, no se refiere solamente con este término al Dios cristiano, sino a todos


aquellos valores absolutos que hacen olvidar al hombre que la vida es una pura creación suya, que rechaza someterse a valores que no sean los que ella misma va generando. Como lo eran también la “idolatría” de la ciencia y el progreso, nuevos ídolos con los que, en tiempos de Nietzsche y que él mismo también denuncia, se sigue cometiendo el mismo pecado contra la vida: no amarla en todas sus contradicciones y en su inocente devenir…Por ello, insiste Nietzsche que, aunque hayamos “matado a Dios”, aún no somos plenamente conscientes de las consecuencias de este acto pues seguimos buscando un sentido a la vida, una explicación para ella, como si desesperadamente se siguiera huyendo de lo que somos.De ahí que la apuesta de Nietzsche sea la de amar incondicionalmente el carácter temporal y contradictorio de la vida, pues sólo desde esa perspectiva se puede ir en la misma corriente y dirección de la propia vida.


 32BEn el parágrafo cinco Nietzsche menciona las causas por las que la filosofía tradicional ha errado. En primer lugar señala el prejuicio de la razón. La segunda causa que establece es el lenguaje, que por su propia estructura, necesita a los conceptos de la razón. Lo que quiere señalar es que aunque consiguiéramos vacunarnos contra la razón, el uso del lenguaje nos hace recaer en el mismo error….2CNietzsche es consciente de que su posición es absolutamente minoritaria. El error, como se ha dicho, no proviene de los sentidos sino de la razón, que se ve obligada a elaborar “conceptos supremos” y no puede funcionar de otra manera. La razón crea conceptos para regular, ordenar y sobrevivir al devenir y el verdadero error es creer que la realidad, el devenir, es tal y como ordena la razón. Pero incluso siendo consciente de que el error se produce ahí, no podemos evitar que se produzca ya que la razón opera así. Por eso, de lo que no debemos fiarnos es de nuestra razón y su tendencia hacia lo universal y necesario….Aunque conocemos mediante categorías de la razón tales como identidad, sustancia, causa…, sabemos que la realidad no es así, pero nuestro lenguaje necesita usar tales categorías para tener significado. Esos mecanismos de proyección se llama fetichismo, que corresponde a la forma más primitiva de la psicología, la que atribuye a un objeto una realidad o poder del que carece. Los primeros pasos de la psicología rudimentaria se dan cuando el ser humano toma conciencia de su lenguaje y se pregunta qué hay detrás de sus palabras y lo que encuentra es su razón a la que, desde


entonces, idolatra (“fetichismo grosero”). Nietzsche va a criticar, a ponernos alerta, sobre los límites del lenguaje y sus trampas gramaticales en las que cae hechizado el metafísico…El funcionamiento de la razón le lleva a elaborar entidades como “yo”, “voluntad”, “cosa”, “sustancia”… El primer concepto construido es el “yo”, que tiene el sentido general de identidad psíquica o interior del individuo, el substrato de toda la diversidad y todos los cambios psíquicos, aquello que permanece y da unidad a la diversidad de estados de ánimo, de deseos y emociones. La trampa del lenguaje consiste en su estructura predicativa, sujeto y predicado. El primer hábito del lenguaje, expresando el pensamiento, consiste en atribuir una acción a un agente. Pero esto no es real, sino un postulado lógico-metafísico: lógico porque es una exigencia de la estructura del lenguaje (sujeto-predicado), y metafísico porque el sujeto es el que realiza la acción y al que, por tanto, se le atribuye una existencia independiente de la acción: la sustancia. La atribución de la causalidad al “yo” sirve de modelo para asignar también a lo demás relaciones causa-efecto, es decir, para organizar el mundo según el principio de causalidad. Así, “sustancia” y “causalidad” proceden de la creencia en un “yo” uno, estable, y con voluntad, es decir, un yo agente….Así, la metafísica del lenguaje produce la idea de voluntad como facultad autónoma que es causa de nuestros comportamientos. Para Nietzsche esta idea de la voluntad libre, al igual que la idea de pecado, no es más que un invento


para poder culpar y castigar. La libertad que él reivindica está, por el contrario, apegada a lo instintivo, a lo corporal…Los filósofos, más adelante, descubren el orden necesario racional del mundo y esta es la prueba de que las categorías racionales tienen su origen más allá de la experiencia, ubicándolas no en este mundo, sino en otro mundo del cual provenimos. Las categorías no pueden provenir de lo sensible, de una experiencia que nos muestra diferencia y devenir. Han de proceder de otro mundo donde la razón haya habitado. Incluso en la época ilustrada, que se construye a partir de la confianza en la razón, alguien como Kant sitúa el origen de las categorías en el entendimiento a priori sin derivar de la experiencia….Aunque podamos negar la validez de la razón y sus categorías, no podemos dejar de hablar. Y para hablar tenemos que emplear las estructuras gramaticales, es decir, no podemos dejar de decir de algo que “es” y en esa medida, seguiremos afirmando la existencia de una sustancia y, en última instancia de Dios, causa y principio explicativo de todas las sustancias. Incluso un filósofo materialista como Demócrito sucumbe a la seducción del lenguaje, ya que su concepto de átomo no es más que otro concepto lingüístico que comparte con el ser de Parménides su cualidad inmutable y eterna. “La razón en el lenguaje” es la fuente del engaño. No podemos desembarazarnos de Dios hasta que no dejemos de creer en la gramática, es decir, hasta que no sospechemos de la consolidación realizada por el lenguaje y la metafísica.

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