Nietzsche: Vida, Obra y Filosofía
Vida y Obra
[1.1. Vida y obra] Nieto e hijo de pastores luteranos, conocía profundamente la Biblia y comenzó estudios teológicos antes de orientarse hacia la filología clásica, que le pone en contacto con los presocráticos (Heráclito), los sofistas (perspectivismo) y la cultura y religión griegas (héroe homérico). Desde los 12 años padeció cefaleas y trastornos oculares; hacia los 20 debió de contraer sífilis. Esta experiencia continuada del dolor es un factor que configura su vida y su pensamiento. El título de su primer escrito, sobre el mal (1856), es claro al respecto. La literatura también cumplió un papel importante en su formación, en especial Stendhal y Dostoievski. Pero el factor decisivo fue la lectura de Schopenhauer, que le produce una revolución interior. A esto hay que sumar su admiración por el canciller Bismarck (se declara fanático prusiano) y por la música de Wagner. Todas estas influencias cristalizan en lo que él llamó filosofía de la noche, cuyo objetivo es recuperar el pensamiento trágico dionisíaco (El origen de la tragedia en el espíritu de la música, de 1872, o Sobre verdad y mentira en sentido extramoral). La lectura de Max Stirner, que presenta al yo como voluntad de poder, y la ruptura con Wagner dan paso a la filosofía de la mañana (Humano, demasiado humano) en la que, tomando como modelo a Voltaire, se vuelve hacia la Ilustración y critica el dogmatismo de las filosofías de su época. En Aurora inicia su campaña contra la moral. A partir de la revelación del eterno retorno (1881) el pensamiento de Nietzsche sigue una dinámica interna y alcanza la filosofía del mediodía con Así habló Zaratustra: la transmutación de los valores profetiza el superhombre. Su evolución concluye con la filosofía del atardecer (El ocaso del último hombre, anuncio del superhombre), periodo intensamente crítico: en La genealogía de la moral el cristianismo es resentimiento; en El Anticristo los modelos son César, Borgia, Napoleón, Goethe.
Filosofía
[1.4. Filosofía] El marco filosófico de Nietzsche se define fundamentalmente por el rechazo del idealismo alemán, el último gran sistema filosófico, y por el prestigio optimista que acompaña a la ciencia. Esto explica tanto el materialismo como la evitación de las temáticas tradicionales de la metafísica; su lugar central pasa al pensamiento social y político. La reacción se produce en tres direcciones principales:
- Positivismo: En Francia, Comte pretende conciliar el progreso científico con el orden social hasta el punto de hacer de la ciencia una religión. Al utilitarismo inglés (Mill), influido por el liberalismo económico (David Ricardo), le interesa más hacer compatibles progreso y libertad individual. El evolucionismo naturaliza al hombre y justifica que sobreviva el mejor adaptado (“el intelecto, medio de conservación” dice Nietzsche); por eso lo usó el positivista Spencer como modelo para explicar toda forma de progreso, incluido el social.
- Materialismo: Desde la izquierda hegeliana, Feuerbach inicia la crítica a la religión como instrumento de alienación. El materialismo histórico de Marx explica los procesos sociales y culturales (como la alienación) a partir de su base económica; la filosofía ha de ser praxis revolucionaria. El anarquismo (Bakunin, Stirner) es radicalmente antiautoritario en su defensa de la libertad individual.
- Irracionalismo: Para Schopenhauer la realidad es la manifestación de la voluntad de vivir, un impulso ciego que necesariamente causa dolor. De esta desdicha solo es posible liberarse mediante el arte, la compasión y la anulación del yo. Y esto es lo que pretendía Wagner con su música.
La Genealogía como Método
La genealogía como método. La filosofía de Nietzsche es un estudio de los valores, de aquello que la humanidad ha estimado, en cada momento, como bueno/malo, justo/injusto, sagrado/profano, etc. Pero el estudio de los valores no permite conocer qué sea el bien-en-sí o en qué consista la justicia universal, por el simple motivo de que no hay un bien-en-sí; solo hay lo bueno-para-alguien, lo que le resulta sano, útil, agradable. Pero si estudiar los valores no sirve para conocer lo bueno o lo malo, ¿entonces qué interés puede tener? Según Nietzsche da a conocer el tipo de hombre que llama buena a tal cosa y mala a tal otra. Los valores implican valoraciones, puntos de vista, maneras de ser de los que juzgan y valoran. Son estas maneras de ser las que interesan a Nietzsche y para cuyo descubrimiento se sirve de los valores como indicios: “toda valoración expresa las relaciones del que valora con lo valorado”. Nietzsche llama genealogía a este método para interpretar la historia de la humanidad y ya lo había desarrollado cuando conoció el Tratado teológico-político de Spinoza (“he descubierto que… tengo un precursor, ¡y qué precursor!”), quien había leído la Biblia desde una óptica semejante: nada puede aclarar la Biblia acerca de si hay o no Dios, de cómo se comporta con los hombres, pero, al contrario, mucho dice sobre el tipo de hombre que se representaba a Dios de tal o cual manera, que establecía determinadas leyes como mandatos divinos o que profetizaba que Dios había anunciado ciertas cosas.
La genealogía es, pues, un método que, leyendo en la historia las diferentes formas de valorar, busca establecer el tipo de hombre subyacente a ellas. La genealogía recurre a la documentación histórica más variada y exhaustiva posible para hallar la forma de ser según la cual se dan determinados valores y ciertas cosas son estimadas buenas o malas. Por eso el ámbito propio de la filosofía de Nietzsche es la crítica de la cultura, de la cultura occidental, y su objetivo es mostrar en su origen la génesis de la manera de valorar que nos ha llevado al nihilismo negativo y evidenciar que fue y será posible valorar de otra forma, valorar desde la tierra y desde la vida.