Nietzsche: Crítica a la Cultura Occidental y el Surgimiento del Superhombre
Este filósofo, de la segunda mitad del siglo XIX, llevó a cabo la crítica más radical que se haya hecho en occidente contra la «cultura establecida». Su pensamiento es contrario a todo tipo de razón lógica y científica, por lo que se le puede tildar de irracional, aunque en realidad es un vitalista. Nietzsche parte de que la cultura occidental es decadente porque se opone a la vida, a los instintos, empeñada en instaurar la racionalidad. Nietzsche hace una crítica a la moral, a la metafísica (en su aspecto ontológico y epistemológico) y a las ciencias positivas.
La vida es el núcleo de su filosofía. Nietzsche pretende ofrecer una nueva moral que se base en la vida. Afirma que hay dos impulsos que componen la realidad humana: lo apolíneo representa los valores de la razón y es el símbolo de lo ordenado, coherente y racional; y lo dionisiaco representa los valores vitales y es el símbolo de la alegría desbordante de vivir, del desorden, del caos. En la tragedia se armonizan lo dionisiaco y lo apolíneo. Con Sócrates y Platón comienza el error porque se impone lo apolíneo por encima de los valores dionisiacos.
El principal error de la moral tradicional es su «antinaturalidad» (va contra la vida). El centro de gravedad del ser humano no está en esta vida, sino en otra, en el mundo de las ideas. Esa otra vida crea en nosotros un sentimiento de culpabilidad y un resentimiento por la vida. Esa moral sólo es posible si imaginamos a alguien fuera de la vida, del mundo, que dirige la historia de los hombres. Nietzsche distingue dos tipos de moral:
- La moral de los señores. Propia del superhombre; ama la vida y el poder.
- La moral de los esclavos. Es la inversión de los valores: el dolor, la pequeñez,… Para Nietzsche, los débiles han tenido fuerza para imponer su criterio a los fuertes.
Para superar esta decadencia en occidente va a poner en su puesto al Superhombre, libre de toda servidumbre religiosa, de todo dogmatismo católico.
La filosofía tradicional es dogmática y considera al ser como algo estático, inmutable, abstracto, pero este ser no existe. Ese ser no se deja ver tal como es en realidad en este mundo, donde todo es apariencia y falsedad de los sentidos (lo que el hombre conoce del ser es mera apariencia). Se da más importancia al mundo de las ideas que al mundo de los sentidos. Esta es la base de la metafísica occidental. El supremo error de la metafísica es haber admitido un mundo aparente frente a un mundo real, cuando sólo es real este mundo en que vivimos. No hay conceptos estáticos, sólo existe el devenir. De ahí que admire a Heráclito (el único filósofo que no ha falseado la realidad) y a Hegel (para quien toda la realidad está en un permanente devenir dialéctico). No admitirá, sin embargo, a Kant, por esa separación entre fenómeno y noúmeno.
Se pretende que el concepto sirva para expresar una multiplicidad de realidades individuales que nunca son idénticas. La verdad, entonces, no es más que un conjunto de generalizaciones. Nietzsche niega que el concepto sea capaz de captar la verdadera realidad del ser porque la realidad es múltiple, es un continuo cambio y transformación. No hay por tanto verdad inmutable. Para Nietzsche, la metáfora es capaz de proporcionar conocimiento vital con el devenir. A través de la metáfora no se cae en dogmatismos porque la metáfora deja el significado abierto a interpretaciones (se mantiene abierta al mundo).
Nietzsche critica a las ciencias positivas porque han intentado matematizar la realidad para tener control de ella y esto no nos ayuda a conocer las cosas sino sólo a establecer una relación cuantitativa con ellas.
La visión de Dios (trascendente y suprema ley universal) va siendo sustituida por nuevas ideas. La muerte de Dios es la metáfora que expresa la muerte de las verdades absolutas, inmutables. La muerte de Dios supone la muerte del Dios monoteísta, del Dios de los metafísicos. Para Nietzsche, la idea de Dios es lo que impide al hombre llegar a ser superhombre. Dios es la gran objeción contra la vida (la vida acaba donde comienza el reino de Dios) y matándole, redimimos el mundo. El superhombre ocupará el lugar de Dios.
El nihilismo no es una doctrina filosófica sino un movimiento histórico peculiar de la cultura occidental. Distingue un nihilismo negativo (consecuencia de la muerte de Dios; ya no hay valores supremos ni un Dios todopoderoso; negación de todo valor) y otro nihilismo positivo (inversión y transmutación de valores; exaltación de la fuerza de la vida). El nihilismo pasa por tres grandes momentos:
- Momento de duda. Consecuencia de la destrucción de los valores vigentes hasta entonces.
- Momento de reflexión. El ser humano se distancia de la cultura y la tradición occidental.
- Momento de nueva valoración. Nos lleva a una nueva perspectiva del ser, de la realidad, e incluso del hombre.
El hombre no es un fin en sí mismo y es un ser miserable porque desprecia la tierra y el cuerpo; es un ser a medio hacer entre la bestia y el superhombre. No es un ser estático, inmóvil, y está dotado de una enorme capacidad creadora. Su voluntad de poder le va a permitir eliminar todos los valores morales a los que estaba sometido y llegar a la nueva moral.
El superhombre se preocupa por la vida. Su conciencia es la de la naturaleza: lo que la favorece es bueno y lo que la perjudica, malo. El superhombre dice sí a las jerarquías entre los hombres: la igualdad sólo lleva a la moral del rebaño, de esclavos. Vive fiel a la tierra. Asume la vida como experimento (continua creación y desarrollo de posibilidades). Asume el devenir. Vive la voluntad de poder (de dominar) que es consecuencia de las ansias de vivir. Vive el eterno retorno (consecuencia del ansia de inmortalidad; la vida es como un círculo y, llegados a su término los distintos sucesos, todo vuelve a repetirse igual, su duración es eterna; Pero esto no conduce a un desprecio del instante ya que hay que intentar que esta vida merezca ser vivida.
Las transformaciones del hombre que va camino del superhombre son:
- Camello. Representa al hombre que soporta el peso y la carga de toda la tradición occidental; su máxima es el deber Kantiano.
- León. Hombre superior que elimina los restos del pasado; crítico y dueño de sí mismo, impone su voluntad y lucha contra su último Dios.
- Niño. El superhombre.
Platón: El Mundo de las Ideas y la Búsqueda de la Verdad
Introducción
La influencia más clara en la filosofía de Platón es su maestro Sócrates. La condena de este por los “demócratas” atenienses determinará la orientación política de la filosofía platónica. Así, el programa político de Platón puede resumirse en su ilusión de crear un estado gobernado de tal manera que la muerte de Sócrates fuese imposible.
Metafísica
La filosofía platónica toma elementos de prácticamente todos los filósofos anteriores, aunque se decanta más por los eleatas que por los jonios. De Heráclito toma la noción de mundo sensible como algo sometido a cambio permanente y, por tanto, incognoscible. De los pitagóricos hereda la importancia que concede a las matemáticas y ciertos elementos religiosos órficos como la creencia en la transmigración de las almas y el desprecio del cuerpo, “cárcel del alma”. De Sócrates asimila gran parte de sus doctrinas (definiciones, intelectualismo moral…), y a él le dedica casi todos sus diálogos. La influencia de Parménides se aprecia en la comprensión del ser como algo eterno e inmutable a lo cual accedemos mediante la razón y no por los sentidos. Puede entenderse la filosofía de Platón además como una reacción frente al relativismo y escepticismo que defendían los sofistas como Protágoras.
La teoría de las ideas podría ser entendida como un intento de conciliar las ideas opuestas de los principales filósofos anteriores:
Relativismo | Objetivismo |
---|---|
Protágoras: afirmó que todo conocimiento es relativo y que no existen verdades absolutas. | Sócrates: sostuvo que podemos hallar definiciones universalmente válidas y comprensibles. |
El devenir, los sentidos | El ser, la razón |
Heráclito: afirmó que las cosas, tal como nos muestran los sentidos, están en continua transformación, en constante fluir. No es posible la ciencia. | Parménides: definió un ser totalmente opuesto al de Heráclito. La vía de la verdad y de la razón establecen que el ser es inmóvil, uno, eterno… y que, por tanto, los sentidos nos engañan. |
Desde este punto de vista podemos decir que Platón representa la primera síntesis filosófica en la historia del pensamiento, al intentar una mediación entre el pensamiento de Heráclito y el de Parménides. Esto le lleva a sostener, por un lado, que existen conceptos estables, realidades permanentes, al mismo tiempo que, por otro lado, existen también las cosas mutables y efímeras que nos muestra el conocimiento sensible. En definitiva, postula la existencia de una doble realidad (el mundo de las ideas y el mundo sensible) y dos formas de conocimiento (el conocimiento sensible y el intelectual o racional). Aristóteles entenderá que esta duplicación del mundo es inútil y genera más problemas de los que soluciona. Nietzsche calificará de nihilista este mundo de las ideas pues sitúa la verdadera realidad en una nada inexistente.
Teoría del Conocimiento
En sus primeros diálogos Platón defiende la reminiscencia o anamnesis como fuente del conocimiento. Para Platón conocer es recordar las ideas que el alma vio antes de venir a este mundo. Esta teoría se inspira en la doctrina de la transmigración de las almas pitagórica. En la República expone Platón el conocido pasaje de la línea que coloca el conocimiento que obtenemos mediante los sentidos (conjetura y creencia –que incluye la física presocrática) dentro de la mera opinión y el conocimiento que se obtiene mediante la razón (matemáticas y dialéctica) como la verdadera ciencia. Esta visión del conocimiento es el origen del racionalismo que puede encontrarse posteriormente en pensadores como Descartes o Kant.
Esta teoría platónica del conocimiento ha tenido tanto defensores como críticos a lo largo de la historia de la filosofía. El empirismo será su principal crítico al considerar que son los sentidos los que nos proporcionan el verdadero conocimiento y no la razón. Próximos al empirismo entendido en un sentido amplio están tanto Aristóteles como Hume. También desde el vitalismo Nietzsche y Ortega criticarán este papel absolutista de la razón en el conocimiento y defenderán un punto de vista más subjetivo y relacionado con la vida.
Antropología
Los presocráticos fueron materialistas. Para ellos el ser humano era un cuerpo animado por un alma -principio de vida- también material. La única excepción son los pitagóricos, y en ellos parece inspirarse Platón, quien defiende una concepción dualista: el ser humano se compone de un cuerpo (material y mortal) y un alma (inmaterial e inmortal), aunque a veces dice que «el ser humano es su alma». En cuanto al cuerpo humano, Platón mantiene una concepción bastante peyorativa: el cuerpo es un estorbo para el alma, la arrastra con sus pasiones y le impide la contemplación de las ideas. Por eso, lo mejor que le puede pasar al filósofo es morir, y la filosofía no es sino una «preparación para la muerte». Aristóteles critica esta concepción dualista del ser humano desde su teoría hilemórfica al considerar que cuerpo y alma son entidades tan inseparables como la materia y la forma. Nietzsche cuestionará profundamente esta visión platónica del ser humano pues está centrada en la razón y la muerte y no en la vida y los valores que afirman la vida. Ortega, por su parte, también desde el vitalismo, considera que el racionalismo idealista heredado de Platón que ve en el hombre solo razón es una visión reduccionista del hombre. Ortega defiende que la realidad radical no es la razón sino la vida.
Ética
Existen tres perspectivas posibles sobre la virtud en Platón:
- Virtud como sabiduría: es el concepto socrático. Alcanza la virtud quien alcanza el conocimiento de las ideas de bien, justicia, valor, piedad y belleza. De esta manera intenta Platón superar el relativismo en relación con la virtud que sostenían los sofistas.
- Virtud como purificación: el hombre virtuoso es aquel que purifica su alma de las pasiones y prescinde cada vez más del cuerpo para poder acceder mejor al mundo de las ideas. Es un concepto de virtud cargado de resonancias pitagóricas.
- Virtud como armonía: la armonía se da en el alma cuando lo mejor, la razón, gobierna sobre lo peor, las pasiones y los apetitos. Esta idea también tiene procedencia platónica.
Aristóteles criticó la ética de Platón por pecar de intelectualismo. Según Aristóteles la virtud es cuestión de hábito, de aprendizaje y disciplina. Nietzsche y Ortega criticarán la ética platónica centrada en la razón. Para ambos es más importante la vida (cuerpo, pasiones, sensibilidad) que la razón. Nietzsche reivindicará el irracionalismo de los instintos y las pasiones mientras que Ortega defenderá un término medio: el raciovitalismo.
Política
La ciudad ideal platónica es gobernada por los reyes-filósofos que han contemplado las ideas y se han ejercitado en la virtud. Los gobernantes no serán conducidos por la ambición personal y el derecho del más fuerte -como pretendían algunos sofistas-, sino que se inspirarán en la contemplación del orden inmutable de las ideas.
Los aspectos fundamentales de cómo debe ser la ciudad ideal:
- La educación es, desde luego, lo más importante. El estado platónico es, ante todo, un “estado educador”, aunque Platón no prevé educación ninguna para el estamento inferior.
- Eugenesia: “que los mejores se acoplen con los mejores lo más posible, y los peores al contrario”.
- Abolición de la familia y de la propiedad privada (comunismo) en los dos estamentos superiores, como medios para garantizar la igualdad y la concordia entre todos.
- Igualdad de la mujer, que contrasta con la misoginia generalizada del resto de los filósofos como Aristóteles o Nietzsche.
Esta idea platónica del gobierno de los mejores puede verse reflejada en el pensamiento político de Ortega expresado en la rebelión de las masas.