El Nihilismo y la Muerte de Dios
El nihilismo resulta de la devaluación de la vida a manos del mundo verdadero. Este mundo no vale nada porque se ha transferido todo el valor al otro mundo. El nihilismo también resulta de una voluntad de poder decadente, reactiva, que a fuerza de no querer nada, de renunciar, acaba queriendo la nada. Significa la pérdida de todos los valores vitales. El traspaso de los valores al mundo trascendente ha llevado a la cultura occidental al nihilismo. Zaratustra es el pregonero de la muerte de Dios. Se ha descubierto que el mundo trascendente no existe. A fuerza de quitarle el valor a esta vida, a este mundo, todo el valor está en el otro mundo. Cuando el mundo verdadero desaparece, desaparece con él todo valor.
El nihilista es el hombre que anuncia la muerte de Dios, aunque él todavía no es capaz de crear nuevos valores. Los valores de la moral de esclavos valían en función de otra vida mejor que ésta. Si se descubre que tal cosa es una fantasmagoría, se descubre la inanidad de tales valores. Hay que crear valores nuevos.
Transvaloración de los valores: sustitución de los valores negadores de la vida y de los instintos por valores afirmadores. El monoteísmo es una pretensión absurda: los dioses se murieron… ¡de risa al oír decir a uno de ellos que Él era el único dios! Pero se convirtió en el vehículo perfecto para la metafísica del mundo verdadero. El monoteísmo resulta consolador porque, además de unificar, personaliza el sentido del mundo trascendente.
A medida que avanza el monoteísmo metafísico-religioso se producen tres movimientos:
- Simplificación y depuración de la metafísica.
- Transferencia de los valores: Dios se convierte en el único objeto de estudio. Dios se convierte en sumidero de todos los valores y todos los saberes.
- A medida que el globo se infla, se aleja hasta el cielo.
Aspectos Más Importantes de la Filosofía de Sartre
- Gira en torno a la existencia de cada hombre.
- Rechaza el que haya una esencia común en todos los seres humanos. Cada individuo es único e irrepetible.
- Cada individuo construirá su propia esencia. Se conoce como “Filosofía de lo concreto”.
Postulados básicos
- La existencia precede a la esencia: Cada ser humano se define o se construye a lo largo de su vida.
- El hombre está condenado a ser libre: Constantemente tiene que tomar decisiones o elegir. El hombre está condenado a inventar al hombre.
- El hombre está arrojado al mundo: Está solo, sin normas, sin valores y sin Dios.
- El hombre es angustia: La angustia es el sentimiento que nace al ser conscientes de nuestra libertad y responsabilidad sobre nuestra vida y sobre la de los otros.
Moral de Esclavos y Moral de Señores
Sócrates es el primer decadente, porque desconfía de los instintos. Tiene instintos bajos que además no puede dominar, por eso necesita de la razón como contratirano. Pero no era el único. La decadencia se estaba generalizando en la sociedad griega, por eso triunfa Sócrates. El resentimiento característico de los débiles hacia los fuertes se manifiesta en su instinto de calumnia para debilitar al fuerte. El triunfo de Sócrates es el triunfo de los más contra los mejores. La voluntad de poder de los esclavos es reactiva, negativa: reacciona contra la fuerza y la nobleza, niega el valor. Los esclavos buscan dominar al fuerte y las armas que usan son:
- La argumentación capciosa: la razón atrapa en sus telas de araña al hombre de acción, lo paraliza.
- La dialéctica socrática envenena la vida, la devalúa buscando lo permanente y tomándolo por más valioso.
Los esclavos son mayoría y logran invertir una jerarquía basada en lo activo, fuerte, noble, superior, aristocrático, excelente, por otra basada en la cantidad, en el número. El resultado es una moral contranatural: la moral de esclavos. La moral de señores dice sí a la vida, a la vida tal como es, a esta vida. Es trágica, no pretende mejorar la vida sino vivirla. Acepta lo terrible, el dolor, la crueldad, la fealdad, al mismo tiempo que la alegría, la salud y la belleza. Acepta la vida en todas sus manifestaciones. No renuncia, no rechaza nada de lo vital. Es una moral de lo noble, lo elevado, lo fuerte. Es expansión vital, despliegue de los instintos.
Lo que se Dice y lo que se Muestra
Wittgenstein expone que no es lo mismo hablar de cuestiones empíricas que de cuestiones trascendentales (el bien, la belleza, etc.). Con respecto a estas últimas cuestiones, Wittgenstein limita las posibilidades del lenguaje: aunque pueden ser experimentadas, vividas, no pueden ser dichas. Wittgenstein afirma que el ámbito de lo inexpresable existe, y que es el más importante y fundamental: aunque sobre él no podemos decir nada con propiedad, al modo de la ciencia (decir=describir). Sin embargo, esto no significa que no podamos mostrar lo inexpresable a los demás, y que ellos puedan entendernos.