Nihilismo y voluntad de poder la muerte de Dios

Temática
El prespectivismo
Es la segunda etapa del desarrollo de la filosofía de Ortega.
Crítica al Realismo y al idealismo:
La afirmación de que la vida es la realidad radical impone a Ortega la crítica al idealismo y al Realismo. Tanto uno como otro caen en el mismo error, al ignorar la vida como realidad radical.
Para el Realismo la verdadera realidad son las cosas en sí mismas, endependientemente de mi pensar, de mi yo. Pero esto es simplemente una ilusión ridícula ya que el yo es quien vive las cosas.
La vida humana no es un objeto, no se trata de una cosa y por eso no posee una naturaleza: »El hombre no tiene naturaleza sino que tiene historia».
El idealismo comete el mismo error. El Racionalismo cartesiano, iniciador del subjetivismo, disuelve el mundo exterior en favor del yo de la susptancia pensante. Para Ortega no puede existir el yo sin las cosas, sin mundo. El idealismo va contra la vida.
Solamente existe un yo, que coexiste con el mundo. Y que es inseparable de las cosas y de »sus cosas». Ésta es la verdad fundamental, el dato radical del Universo: la vida del yo en el mundo en este mundo, aquí y ahora.

La circunstancia:


El tema de la circinstancialidad de lo humano: Se ha e fectuado un descubrimiento filosófico trascendental: La circunstancialidad será una pieza clave de la filosofía orteguiana y bajo ella cobra luz todo el desarrollo posterior de su pensamiento. La doctrina de la circunstancialidad permite explicar el proceso vital e intelectual del propio Ortega: »Yo soy yo y mis circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo».
La circunstancia incluye tanto las realidades físicas que nos circundan, incluso aquellas que se encuentran mas allá de nuestro alcance, tales como el momento temporal, entendido como acumulación de pasado y pryecto de cuturo como la sociedad que nos rodea. La circunstancia es todo lo que interviene en la vida del ser humano y es utilizado por él para hacerse a sí mismo.
La vida es un continuo intercambio entr el yo y la circunstancia, un intercambio dirigido por la razón. Para Ortega , vivir es razonar.

La perspectiva:


La circunstancia, lo que está a mi alrededor, posibilita mi vida.
Ni es válida la postura del dogmático, para el que la verdad es una, la suya, ni tampoco es válida la del escéptico que concluye que ninguna verdad puede pretender el carácter de tal. La posición correcta es otra: La verdad tiene muchas caras, y dependiendo de la perspectiva desde la que la miremos, nos ofrecerá aspectos distintos. »La sola perspectiva falsa esa que pretende ser única»
La realidad consiste en asimilar aquella perspectiva, aquellas circunstancias, a través de las cuales yo las interpreto sin rechazar las perspectivas y las visiones de los demás.
Las sísntesis de las perspectivas se pueden resumir en el término de tolerancia. Tolerancia, es la aceptación de que las posiciones del otro tienen el mismo derecho a existir que las mías porque unas  y otras son parciales y complementarias.

Crítica a la metafísica tradicional


Esta crítica está irremediablemente conectada con la crítica a la moral. No olvidemos que la moral tradicional se fundamenta en la distinción platónica de los dos mundos, el aparente y el real. La crítica se dirige a Sócrates, que hizo subyugar a Dionisio (la vida) bajo el fuero de Apolo (la razón, la lógica). Pero detrás del idealismo socrático-platónico se esconde un odio, un recelo a la vida, al instinto: se esconde la decadencia.
La metafísica tradicional es dogmática: considera el ser como algo fijo, estático, inmutable. Pero realmente este ser no existe; Sólo existe el devenir, sólo existe el mundo de las apariencias, los fenómenos. Sólo son los sentidos los que nos conectan con el devenir, con el fenómeno, con las apariencias.
En definitiva, el supremo error de la metafísica consiste en haber admitido ese desdoblamiento entre mundo verdadero y mundo aparente y en haber hecho depender éste de aquél, cuando sólo existe el mundo que ellos definen como aparente.
Nietzsche en su concepción de la realidad, pone la vida como aspecto de la realidad al que todo se subordina. Si para la metafísica tradicional la realidad es estática fija e inmutable, solamente podemos conocerla, aprehenderla, a través de una constitución fija, estática, absoluta y universal: el concepto. Nietzsche duda de que el concepto pueda servir para aprehender la realidad del ser, que es devenir y cambio.
Otro obstáculo es la idea de ‘’verdad’’. Para  Nietzsche una verdad resulta verdadera por su valor para la vida. El valor para la vida es lo que decide en última instancia. La vida determina si algo es verdad o no.

Crítica a la ciencia:


Nietzsche critica una determinada concepción de la ciencia, cuyo mecanicismo no anda muy lejos de la metafísica tradicional que trata el devenir del ser como si fuera una apariencia.
Por otro lado la ciencia que investiga la naturaleza, lo físico, nada o muy poco nos puede decir sobre el ser humano. Lo humano la desborda, y la pasión, el placer, el dolor, se escapan entre sus tupidas redes de números y formulaciones.
La ciencia, a pesar de que en sí misma es atea y se ocupa exclusivamente del mundo físico y del ser humano como ser de la naturaleza, ha derivado en un nuevo Nihilismo.
La nueva imagen de la realidad, que se puede denominar materialismo mecanicista, ha sido vivida como un gran desengaño que resulta insoportable a la conciencia.
Nietsche combate el antiguo Nihilismo y también este nuevo Nihilismo. No hay que buscar un sentido a la vida. La vida tiene sentido por ella misma y no necesita justificación. Esto ha de ser algo evidente y fundamental.

Nihilismo, voluntad de poder y superhombre

Nihilismo:

Nietzsche hace abundantes referencias a lo que llama Nihilismo europeo. Se trata del Nihilismo como la ‘’desvalorización’’ de los valores anteriores y como consecuencia necesaria del cristianismo moral y del concepto de verdad en la filosofía. Según Nietzsche en función de la voluntad de poder, podemos distinguir dos tipos de Nihilismo:
-Un Nihilismo pasivo: Sería la voluntad de negar la vida. Y ésta es la profecía de nuestro autor, cuando señala al Nihilismo como el destino de los pueblos de Occidente. Un Nihilismo que está a punto de llegar ya que todos los valores creados por la tradición occidental son falsos. Lo valores superiores pierden validez y por tanto toda la civilización occidental se queda sin sentido: es el gran apagón, la desorientación total. Tal estado aún no ha llegado, pero son claros los síntomas de decadencia que conducen al mismo.
-Un Nihilismo activo: Sería la cara positiva del Nihilismo en cuanto supone una reflexión acerca del mismo, un darnos cuenta de cómo se han ido creando estos falsos valores, de cómo se ha producido la ‘’inversión de valores’’. Los valores no se derrumban por sí mismos, dado su carácter ilusorio, sino que la voluntad de poder los niega y esta negación se convierte en la condición necesaria para la creación de unos nuevos valores que afirmen la vida y la aparición de un nuevo ser humano, el superhombre
Podemos reconocer el Nihilismo en tres momentos:
 1º Destrucción de los valores que han estado vigentes hasta ahora y en consecuencia, aparición de la duda, la desorientación la falta de brújula y rumbo y sin ningún punto de referencia para orientarnos.
2º Como afirmación del propio proceso nihilista, como una reflexión y un distanciamiento de los valores vigentes.
3º El Nihilismo como punto de partida hacia una nueva visión del ser y del ser humano. La voluntad de poder abre nuevos caminos y crea una nueva moral, una nueva ontología y una nueva antropología.

La voluntad de poder
El concepto de voluntad trata de expresar la idea de que el ser es una fuerza ciega, caótica, constructora y destructora, que se encamina en alguna dirección, como si quisiera consumar algo determinado, pero que puede cambiar y de hecho cambia constantemente. Nietzsche añadirá a esta concepción del ser como una voluntad ciega y absurda que está en continuo devenir, creando y destruyendo y que tiende al poder. El ser tiene como esencia un impulso que lo lleva a imponerse sobre lo que le rodea, sobre el resto del ser.
Para Nietzsche la voluntad de poder es voluntad de crear, de alumbrar nuevos valores, voluntad de dar, voluntad de afirmar la diferencia.
 La voluntad de poder puede ser afirmativa o negativa, esto es, valorar o depreciar. Lo propio de la voluntad es afirmar o negar la vida. La voluntad de poder afirmativa quiere la vida. La afirmación es lo que define la voluntad como creación alegría donación amor; la vida.
También la voluntad de poder puede ser negativa o perseguir la nada. Es la depreciación de la vida, su odio. La vida es culpable y responsable y necesita justificación. Frente a la ontología tradicional y su visión estática, fija e inmutable de la realidad la voluntad de poder manifiesta una realidad múltiple y en permanente movimiento. El ser es devenir, porque siempre se está haciendo, está mejorándose. Platón distingue dos mundos: el aparente y el inteligible. Para Nietzsche el aparente reivindica la multiplicidad del ser.
La capacidad mas significativa de la voluntad de poder es la voluntad de juzgar, la capacidad que tiene el ser humano de crear valores. Juzgar es crear y en esta creación de valores se simboliza la máxma actuación de la voluntad de poder

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