CONOCIM Y OPINIÓN!
Introducción
1.- Vamos a referirnos en esta redacción a los dos niveles de conocimiento en el pensamiento platónico: La doxa u opinión y el episteme o conocimiento verdadero. Pero lo que late realmente bajo este dualismo no es otra cosa que el conocimiento de la verdad.
2.-
Al analizar
racionalmente este problema se nos plantean interrogantes como los que
siguen: ¿es la verdad una cuestión relativa y subjetiva?, ¿es lo mismo opinar
que conocer? o, por el contrario: ¿existen verdades objetivas y universales?,
¿sobre qué versarían?, ¿podríamos llegar a alcanzarlas?, ¿cómo?.
3.
– A todas estas incógnitas responderemos, exponiendo el
pensamiento de Platón al respecto y contrastándolo con el de los sofistas.
Desarrollo
Iniciamos nuestro discurso aclarando que Platón, al igual que Sócrates, no acepta el relativismo y considera que el conocimiento propiamente dicho (episteme) ha de ser universal, infalible y objetivo. Sólo puede versar sobre lo verdaderamente real (“lo que es”) porque esto no cambia nunca ya que permanece estable y siempre idéntico a sí mismo.
Así las cosas, podemos deducir, sin temor a errar, que no es posible el conocimiento verdadero a partir de las cosas sensibles ya que no son más que copias inestables y, como diría Heráclito, se encuentran en permanente devenir (cambio) de modo que cuando crees haberlas conocido, ya han cambiado. En consecuencia, de estos seres de poca categoría ontológica sólo puede derivarse la doxa u opinión, conocimiento sí pero de poca categoría y de ningún modo el verdadero. Por eso Platón, siendo consecuente con estos planteamientos, entiende que el punto de vista de los filósofos de la naturaleza (Thales, Demócrito…), sofistas y demás entendidos del mundo sensible, aunque esté en un nivel superior (creencia) al simple vulgo (imaginación), tampoco llega al verdadero conocimiento porque nunca sobrepasan los límites del mundo sensible. Por esta misma razón le da poco valor a la física.
Para dejar más claro lo dicho, afirmaremos, siguiendo a Platón, que la doxa u opinión es un nivel inferior de conocimiento porque se refiere al mundo sensible que es una simple copia del inteligible, siendo además cambiante, aparente y perecedero. Por eso este conocimiento será: superficial, aparente, relativo, poco fiable, vinculado a los sentidos y cambiante. Podemos decir que está cargado de imperfecciones y no es precisamente lo que nuestro autor pretende.
Centrándonos en ese interés, veremos que lo que busca no es la opinión sino el conocimiento verdadero, referido a otro ámbito que no es el sensible. Efectivamente, Platón concibe otro tipo de realidades: abstractas, eternas, inmutables y no captables con los sentidos sino con la inteligencia. Y precisamente por tener estas características ontológicas, su contemplación puede dar lugar al verdadero conocimiento que será: objetivo, universal, fiable y, en una palabra, equivalente a la verdad.
Añadiremos que en el Mito de la Caverna el paso de la penumbra del interior a la luz del exterior representa simbólicamente el tránsito de la opinión al conocimiento, del mundo de lo opinable en el que viven la mayoría de los hombres, al del conocimiento, exclusivo de los filósofos. Y en el Símil de la Línea nos presenta ambos niveles subdivididos, enumerados de menor a mayor serían: en la doxa: imaginación y creencia y en el episteme: pensamiento e inteligencia. Ontológicamente, y siguiendo el mismo orden, se corresponderían con: en el mundo sensible: las imágenes y los objetos materiales, físicos o fabricados y en el inteligible: los objetos matemáticos y las ideas y culminando a éstas, la idea de Bien, cumbre ontológica y epistemológica.
Por otra parte debemos dejar claro que no todos los filósofos de su tiempo pensaban como nuestro autor, así los sofistas consideran que todo es relativo (Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas…”). Por ello no creen en un conocimiento objetivo y universal y por eso dan el mismo valor a la opinión que al verdadero conocimiento. Platón sólo admite como relativo el conocimiento referido al mundo sensible, material y cambiante.
Conclusión
Llegados a este punto, podemos concluir que conocimiento y opinión son para Platón dos niveles epistemológicos muy diferentes que corresponden a dos niveles ontológicos muy distintos: el mundo inteligible y el sensible. Mientas que el verdadero conocimiento versa sobre lo verdaderamente real: estable, permanente, eterno y perfecto. La opinión se refiere a las apariencias sensibles, lo cambiante, lo perecedero, las simples copias imperfectas.
Platón está totalmente convencido de que es posible el conocimiento de la verdad y lo está porque dice que ésta se deriva de la contemplación de las ideas que no son otra cosa que la esencia y la verdad de las cosas y de la idea de Bien que es la verdad de las verdades. A esta verdad llegan sólo los filósofos, mediante un largo, arduo y selectivo proceso educativo que es en realidad el tránsito de la opinión al conocimiento