El Contexto Histórico y Cultural del Surgimiento de la Filosofía
La filosofía occidental nació en Grecia alrededor del siglo VI a.C. Su denominación correcta no es Grecia sino Hélade, ya que el mundo griego constituyó y abarcó un territorio mayor del que en la actualidad se identifica con la península griega. La Hélade estaba formada por una suma de poleis o pequeños estados independientes que, además de la zona correspondiente a la Grecia actual, se extendían por la costa de Asia Menor, por el norte de África y por todo el Mediterráneo.
La división al uso de los diversos momentos de la historia del mundo griego es: la época micénica, la oscura, la arcaica, la clásica y el helenismo. El pensamiento racional o filosófico surge en el período arcaico. Uno de los elementos fundamentales de esta etapa que influye en el surgir de la filosofía es la pólis.
El sistema de ciudades-estado imperó hasta Alejandro Magno, que terminó con ellas. Otro acontecimiento que se desarrolló en este período y que fue el lugar de origen de los primeros pensadores fue su extensión por todo el Mediterráneo, la creación de colonias. Su situación geográfica, cercanía al mar, impulsó el desarrollo de la navegación y el comercio.
El contacto con otros pueblos propicia comparaciones, contraste de ideas, reflexión. La cultura y el mundo griego eran receptivos a lo diferente, ya fuese político, cultural o económico. La creación del alfabeto y la aparición de la moneda acuñada también contribuyeron.
Junto a los acontecimientos ya señalados como importantes en el surgimiento de la filosofía, no se pueden olvidar dos más:
- La escisión existente entre el trabajo manual y el intelectual. Esta separación permitió que una minoría de los helenos disfrutaran del ocio, condición esencial para el filosofar. El lugar de diálogo y encuentro entre ciudadanos liberados de los trabajos serviles, gracias a los esclavos, era el ágora, la plaza pública, el mercado y el parlamento.
- El carácter no dogmático ni ortodoxo de la religión griega. La mitología griega es amplia y rica, imaginativa y poética. Junto a esto, hay que destacar que el hombre griego cree en la importancia de los conceptos como medios de explicación del entorno humano.
La Transición del Mito al Logos
Se trata de llegar a explicaciones racionales frente a las explicaciones mitológicas y religiosas presentes en la tradición cultural helénica.
La explicación mitológica y religiosa es una narración simbólica acerca del mundo; es una explicación no racional acerca de los hechos naturales y humanos, que cuenta, o utiliza para ello, la historia de los dioses y héroes. Responde a las preguntas fundamentales de la existencia humana y está inserta en la cultura griega.
La explicación racional y científica que aparece con la filosofía se inicia cuando surge la idea de que en los sucesos a explicar se halla la razón o causa que los caracteriza, haciendo de ellos lo que son. Frente a la idea de arbitrariedad surge la idea de necesidad, afirmándose que las cosas suceden tal y como tienen que suceder porque así lo marca su propia constitución. La explicación que es causa de lo acontecido se encuentra en los propios fenómenos naturales y no fuera de ellos. Tal idea de necesidad conlleva las de permanencia o constancia. Lo que permanece constante en los entes naturales como causa de su pluralidad y cambio es lo que los griegos denominaron esencia. La esencia define cualquier suceso o fenómeno, permanece de modo constante, invariable, y la razón será la facultad que permitirá llegar a ella, descubrirla.
Ese verdadero de las cosas no se muestra a primera vista, no es accesible a los sentidos; se precisa distanciarse de la inmediatez de lo que los sentidos nos aportan. La búsqueda de la esencia está ligada en los primeros filósofos a la idea de que la totalidad de lo real se reduce a uno o muy pocos elementos que lo explican todo, permaneciendo invariable. Esa será la pregunta por el arché o principio de donde todo surge. La filosofía supone, pues, el paso del mito al logos como fundamento de la explicación y del conocimiento de lo que las cosas son.
El mito y el logos no difieren en que uno busque explicación y el otro no, tampoco en que la explicación sea en un caso racional y no en otro. Ambos tienen como meta transformar el caos en cosmos, es decir, poner orden. Mientras que el mito parte de los dioses, la filosofía llegará a los dioses. Sin embargo, lo divino es ahora introducido en términos racionales, es decir, no se abandona lo religioso, pero se racionalizan sus formas: el arché como principio constitutivo de la naturaleza es divino, inmortal, indestructible, etc. Este proceso de racionalización de lo divino supuso una crítica de las concepciones tradicionales de la divinidad.