Antes de la filosofía: la influencia de los poetas en la educación griega
Antes de que naciese la filosofía, los poetas tuvieron una influencia crucial en la educación y la formación espiritual del hombre entre los griegos (paideia). La Ilíada y la Odisea, así como Hesíodo y los poetas gnómicos de los siglos VII-VI a.C., fueron las voces que los griegos oyeron y cuyos modelos y valores siguieron.
Poemas homéricos: características
- Descripciones imaginarias y fantásticas donde no aparecen lo monstruoso y lo deforme. Aspiración hacia la armonía y la proporción que la filosofía elevará a principios del ser.
- Búsqueda de las causas y de las razones que será elevada a principio supremo por la filosofía.
- La epopeya homérica consiste en tratar de presentar la realidad en su integridad: dioses y hombres, cielo y tierra, guerra y paz, bien y mal, etc. La totalidad de los valores que rigen la vida de los hombres.
La religión griega y el orfismo
La religión griega distingue entre la religión pública, cuyo modelo es la representación de los dioses y del culto que nos brinda Homero, y la religión de los misterios. Todo lo que se pide al hombre es que haga en honor de los dioses aquello que es conforme a la propia naturaleza (physis).
El orfismo y los órficos (poeta Orfeo) introducen un nuevo esquema de creencias y una nueva interpretación de la existencia humana:
- En el hombre se alberga un principio divino, un demonio (alma), que cae en un cuerpo debido a una culpa originaria.
- Este demonio no solo preexiste al cuerpo, sino que no muere junto con el cuerpo, y está destinado a reencarnarse en cuerpos sucesivos, a través de una serie de renacimientos, para expiar aquella culpa originaria.
- Para quien se haya purificado (para los iniciados en los misterios órficos) hay un premio en el más allá (para los no iniciados, existen castigos).
La mitología griega, al no tener libros ni dogmas fijos, otorgó una amplia libertad al pensamiento filosófico, que no halló obstáculos como los que habría encontrado en comunidades orientales.
Condiciones socio-político-económicas que favorecieron el surgimiento de la filosofía
- Nuevas clases sociales: artesanos y comerciantes.
- Expansión de territorios y fusiones de culturas.
- Surgimiento de la polis (ciudad-estado): los reyes pasan a ser gobernadores racionales que interactúan con los ciudadanos (no esclavos) –isonomía (todos por debajo de la ley) e isegoría (el valor de la palabra para debatir).
Filosofía: contenido, método, objetivo
- Contenido: la búsqueda por explicar la totalidad que se encontrará en el descubrimiento del primer principio (arjé).
- Método: el logos (razón) debe desvelar (alétheia) la verdad de la totalidad de las cosas.
- Objetivo: el puro deseo de conocer y de contemplar la verdad.
La raíz de la filosofía consiste en la admiración que surge en el hombre que se enfrenta con el todo y se pregunta cuál es el origen y el fundamento de este y qué lugar ocupa él mismo en este cosmos.
Los problemas fundamentales de la filosofía antigua
Surge el problema del cosmos como el origen de todo, pero los sofistas pasarán el dilema a lo antropológico y la ética-política.
Filósofos presocráticos
Tales de Mileto (uno de los siete sabios de Grecia)
Principio (arjé) es:
a) La fuente y el origen de todas las cosas.
b) La desembocadura o el término último de todas las cosas.
c) El respaldo permanente que rige todas las cosas.
Tales trata de explicar el arjé desde la razón, mediante argumentos estrictamente racionales.
Iniciador de la filosofía de la physis (naturaleza): el arjé es el agua y se fundamenta en:
- El sustento de todas las cosas es húmedo.
- Las simientes y los gérmenes de todas las cosas «poseen una naturaleza húmeda».
- Por consiguiente, la desecación total provoca la muerte.
Al afirmar que «todo está lleno de dioses» quería decir que todo está penetrado por el principio originario, que es vida; todo está vivo y todo tiene un alma (panpsiquismo).
La escuela pitagórica y Pitágoras
Era muy rigurosa y una élite rechazada por los ciudadanos, expulsados de Crotona y perseguidos.
Sus teorías eran la reencarnación, el alma inmortal que transmigra de unas especies a otras y que, además, lo que ha sucedido se repite periódicamente y todos los seres vivos están unidos por lazos de parentesco.
La armonía de las esferas celestes, fruto de las relaciones entre números, de las acompasadas distancias de las estrellas: los principios de las matemáticas eran los principios de todos los seres. Y como los números son por naturaleza anteriores a las cosas, los pitagóricos creían percibir en los números, más bien que en el fuego, la tierra y el aire, mayor semejanza con lo que existe y lo que está en continuo cambio.
Heráclito (s. VI-V a.C.)
Sus teorías:
- El mundo es un flujo constante (panta rei).
- El fuego es la sustancia originaria del mundo que explica el incesante devenir de este con su propia y extrema movilidad.
- Los hombres, a pesar de haber escuchado a la razón, se olvidan de ella tanto en las palabras como en las obras, de modo que no saben lo que hacen despiertos ni dormidos.
- La misma naturaleza exige la investigación pues le gusta ocultarse. Lo que la hace posible son los factores siguientes:
- La observación de uno mismo.
- La comunicación entre todos para obtener la razón en común: el logos que forma la esencia del individuo es también la unión entre todos.
- La determinación del hombre al investigar. Puede estar ‘despierto’ (abrirse a la comunicación que le descubre la realidad objetiva) o estar ‘dormido’ (encerrado en su propia subjetividad y pensamiento aislado de los demás).
- La unidad del principio creador es la convivencia (no fusión) de los opuestos: lo completo y lo incompleto, lo concorde y lo discorde, lo armónico y lo disonante.
Esta tensión es una relación, no una conciliación, pues si fuera así anularía aquello que es y que se hace entender como contraste.
Parménides (s. VI-V a.C.)
Su obra literaria es todo un poema con apariciones mitológicas, que en sí mismo explica el origen de la filosofía. En este poema aparece el concepto de ‘alétheia’ (descubrimiento de la verdad) y el de ‘camino’ (hodos, methodos) para introducir las vías de Parménides hacia la verdad, que son tres:
- La vía del ser, la practicable y filosófica.
- La vía del no-ser, la impracticable.
- La vía de la doxa (opinión), la de los mortales. Esta distingue lo que es de lo que no es, pero aquello que es en realidad es apariencia, no realidad.
Para Parménides el pensamiento y el ser son lo mismo. El ser es «no engendrado» e «incorruptible». El ser no tiene principio ni final, es inmóvil, porque la movilidad es el no-ser donde debería llegar el ser. El ser además es limitado, perfecto y completo como una esfera.
Por ello la tercera vía plantea el siguiente problema:
Si la doxa se rige por la información de las cosas, que es cambiante y mutante, no llega a ser, pues debe ser inmóvil. Además, la opinión es de los mortales, que se basan en las sensaciones, de modo que la propia doxa es perecedera como las cosas mismas y no se basa en la razón ni en la inteligencia (nous). Para Parménides, el movimiento es luz y tinieblas, un alumbrarse y oscurecerse, donde el ser, como se ha dicho, es apariencia.
Los filósofos pluralistas
Empédocles
Este filósofo parte de la teoría de Parménides acerca del ser como esfera, para introducir los cuatro elementos –fuego, aire, tierra y agua– dentro de ella, pues son las raíces de todo. Estos elementos hacen del ser una mezcla o variación de ellos, que por mucho que mude continúa conservándolos.
Hay que añadir los conceptos universales de amor y odio en esta esfera del ser. El amor constituiría la plenitud y la estabilidad del hombre, mientras que el odio sería su corrupción. Además, el amor le permite a Empédocles su fuente de creatividad y pensamiento.
Anaxágoras
Fue el primer filósofo desterrado de Atenas por afirmar que “el sol era una masa de piedra incandescente”.
Sus teorías parten de la imposibilidad de un principio o un final: nada nace ni nada muere. A partir de lo que ya existe se crean combinaciones y separaciones: por eso todos partimos de algo en común, de una unidad originaria. Esta unidad se traduce como las “semillas”: al contrario de Empédocles, los elementos eran infinitos (no solo cuatro), inalterables y de donde todo brota.
Leucipo (460 a.C.)
Desafió a la filosofía de Parménides acerca del ser inmóvil y limitado y de la búsqueda impracticable del no-ser, sosteniendo sus propias teorías:
- Hay infinitos elementos (átomos) siempre en movimiento, con formas infinitas ya que los seres son cambiantes constantemente.
- El no-ser existe tanto como el ser y ambos son la causa de que algo exista.
- Los átomos, en su naturaleza compacta y plena, son el ser, y el vacío por donde se mueven es el no-ser.
Demócrito (470 a.C.)
Sigue la estela de Leucipo con su teoría de los átomos y lo perfecciona respetando más, sin embargo, a Parménides:
- El ser inalterable y eterno está compuesto por infinitos átomos neutros que se diferencian por tres principios básicos: la forma, el orden y la situación.
- Para que estos átomos se muevan necesitan el vacío del no-ser en un recorrido infinito y mecánico, sin ser juego del azar. Además, son percibidos por la mente, no por la experiencia, por lo que abre las puertas a la segunda vía de Parménides sobre la opinión del ser y el no-ser (el ser ya no es apariencia).
- Según esto, el hombre es un ‘microcosmos’ donde su alma es un tipo de fuego como los átomos que tienen forma esférica. Estos átomos además tienen la capacidad de penetrarlo todo, de moverlo y de estar en constante movimiento.
- La frontera entre la vida y la muerte es, pues, la respiración. Por eso Demócrito describe el alma como el aliento, y en cada exhalación del hombre se conecta con el cosmos.
- Nuestra alma, desde la subjetividad de nuestro propio cuerpo y nuestras sensaciones, pone el sello particular en el resto de átomos, y hace que estos adquieran color, forma, olor… Por ello lo que vemos y percibimos es relativo a nuestra subjetividad (introduce el relativismo y el escepticismo).
Teoría acerca de la ética
El ser humano se rige por el criterio del placer y del dolor, que nos comunica el cuerpo, las sensaciones, pero se complementa con la moral, el logos que obtiene el placer en sí mismo.