Ortega y Gasset, uno de los filósofos españoles más importantes de la primera mitad del siglo XX, nació en Madrid en 1883 en una familia burguesa y liberal relacionada con el periodismo. Fue doctor en filosofía y catedrático en metafísica. Fundó la Revista de Occidente al principio favorable a la dictadura de Primo de Rivera, pero luego cambió de opinión y fundó la Agrupación al Servicio de la República. En 1932 instauró la concepción y se vio involucrado en el progresivo día a día. Durante la guerra civil se exilió primero a Francia, luego a Argentina y por último a Portugal hasta 1945, regresando a España manteniendo una postura de completo silencio. En 1955 murió. La situación de España al final del siglo XIX y comienzos del XX se caracterizó por el atraso en lo económico, la agitación en lo social y el agotamiento en lo político. Estas situaciones influyeron en el pensamiento de Ortega. La revolución industrial llegó a España muy tarde y se limitó a dos regiones: Cataluña y el País Vasco. Solo a partir de la segunda mitad del siglo XX se pudo hablar de una generalización de la revolución industrial. Hasta entonces lo que predominaba era una economía agraria en manos de la oligarquía. En lo social, ya en esa época, Ortega vivió una época de conflictividad social y el desarrollo de las organizaciones obreras, fundamentalmnte dentro del anarquismo y el socialismo. En lo político, la España de Ortega se caracterizó por la restauración de la monarquía constitucional tomando como modelo la monarquía inglesa, con gravísimos errores que falsaron su carácter democrático e impidieron su reforma. El turno en el poder de los 2 partidos gobernantes (conservador y liberal) quedaba adulterado por unas elecciones dominadas por el caciquismo. La primera mitad del siglo XX conoció la búsqueda fracasada de un modelo estable de Estado. Ni la dictadura de Primo de Rivera ni la II República fueron capaces de conseguirlo. Y su fracaso dio origen a la guerra civil y a la posterior dictadura del general Franco. Al mismo tiempo fuera de nuestras fronteras se sucedieron una serie de acontecimientos que pueden condensarse en los siguientes sucesos: en la primera década del siglo XX asistimos al auge del capitalismo (sobre todo en EE.UU.). Por otro lado, la Primera Guerra Mundial supuso la pérdida de hegemonía de las potencias europeas. Y Rusia zarista sucumbió ante el movimiento obrero dirigido por Lenin, que encauzó la revolución de 1917. En el periodo entre guerras se produjo el auge de los partidos fascistas. Tras la Segunda Guerra Mundial y un nuevo orden internacional organizado en 2 bloques: occidental y comunista.
Al final del siglo XIX el mundo artístico vivió momentos de fuerte cambio, cuya característica general fue el abandono de la presentación realista. Las primeras manifestaciones se situaron todavía en el siglo XIX (impresionismo y postimpresionismo). La primera representaba obras de Monet y Degas, preocupados por la captación del momento y lo instantáneo. En la segunda representada por Cézanne y Gauguin, la forma se adapta al sentimiento particular del artista. En las primeras décadas del siglo XX los cambios se convierten en ruptura, apareciendo los vanguardismos. Entre los movimientos vanguardistas cabe destacar el surrealismo (Dalí), que trata de representar lo inconsciente sin los controles impuestos por la razón. La forma más radical de ruptura se manifiesta en el arte abstracto, donde la figura desaparece por completo. Si a dar representación artística se refiere, la literatura también sufrió una transformación radical. Frente a la novela realista y naturalista de la segunda mitad del siglo XIX apareció otra manera radical de hacer literatura. En la literatura francesa apareció el simbolismo con los poetas Baudelaire, Rimbaud y Verlaine. En la literatura española apareció el modernismo. El modernismo intenta expresar lo subjetivo y busca lo irracional en el arte. Ya entrado el siglo XX aparecen los movimientos literarios vanguardistas. El movimiento de mayor influencia fue el surrealismo, sobre todo entre los poetas de la generación del 27.
En cuanto a las ciencias se dio un cambio de paradigma. Albert Einstein formuló la teoría de la relatividad que puso en crisis la concepción absoluta (newtoniana) del espacio y el tiempo. En la física clásica, el espacio y el tiempo eran algo independiente del objeto. Con la teoría de la relatividad, la situación cambia: el espacio y el tiempo se modifican dependiendo de la velocidad del sistema en que se encuentra el objeto. A mayor velocidad, el tiempo se dilata y el espacio se acorta en sentido de la velocidad. No existe un sistema de referencia absoluto. Por último, en 1920, W. Heisenberg formuló el principio de indeterminación. Las investigaciones anteriores cambiaron la concepción de la física que se convirtió en determinista, probabilística y antiintuitiva.
Ortega encontró una fuerte relación entre su doctrina de la perspectiva y la teoría de la relatividad que unía a una amistad personal. El espacio y el tiempo forman parte de la «perspectiva física» y si cambia la perspectiva cambia el espacio y el tiempo.
La confianza que la edad moderna había depositado en la razón a través de sus diversas formas (la razón cartesiana, la razón empirista, la razón ilustrada, la razón romántica y la razón positivista) entra en quiebra especialmente con las críticas de algunos filósofos como Marx, Freud y Nietzsche (filósofos de la sospecha). Empieza a sospecharse que la razón no nos sirve para comprender la realidad bien, ya que es falsificable y no capta las instancias más profundas del ser humano. En la elaboración de su respuesta a la crisis de la razón, Ortega García recibe diversas influencias: la fenomenología, el historicismo, el vitalismo y el existencialismo.
La fenomenología, cuyo fundador es Edmund Husserl, continúa la línea cartesiana de dar a la filosofía una ciencia estricta sin las asociaciones entre sujeto y realidad que había introducido Descartes. Entre el sujeto y lo que llama «noema» existe una relación intencional.
El historicismo afirma el carácter histórico de toda realidad, especialmente de la realidad humana. Dilthey (historicista más importante) establece una distinción entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu. Mientras que el conocimiento de las primeras se basa en la explicación establecida con conexiones causales sin fin de la experiencia, las ciencias del espíritu se basan en la comprensión (que es una especie de simpatía histórica).
La influencia del vitalismo se encuentra sobre todo en Nietzsche. Este ataca el concepto tradicional de verdad. No hay verdad sin interpretaciones; «no hay exceso sin interpretaciones». Ortega asume en su concepción el perspectivismo y la defensa de los valores vitales.
El existencialismo de Heidegger y Sartre configuran su contexto filosófico más cercano. Heidegger trata de configurar una ontología a través del estudio del único ente que es capaz de preguntarse por sí mismo («Dasin» o existente humano). En la investigación sobre el ser descubren las estructuras ontológicas fundamentales, la más importante de las cuales es la temporalidad.
Se distinguen dos periodos en la filosofía de Ortega: Perspectivismo (1910-23) en el que se hace una crítica al Idealismo y al Realismo. Racionalvitalismo (1923-55). El Realismo es una actitud que supone que la verdadera realidad son las cosas en sí, independientes de mi pensamiento. Esto es una ingenuidad filosófica. Frente a esto, Ortega afirma que es el sujeto el que recibe las impresiones, las selecciona y las vive. Descartes es el primero que pone en tela de juicio el Realismo y sienta las bases del subjetivismo Moderno. Las cosas no son seguras: yo puedo estar en un error. Los sentidos me engañan y no soy capaz de distinguir vigilia y sueño. De lo único que puedo dudar es de mi pensamiento. La realidad exterior queda reducida a experiencia interior. El idealismo tiene razón al afirmar que yo no puedo saber de las cosas solo lo que es pensado por mí. Pero el pensamiento no es independiente de las cosas, del mundo. El pensamiento es una relación: un sujeto que piensa una cosa, la conciencia y el objeto yo y el mundo están inseparablemente unidos. La vida es para Ortega el dato radical del universo: 1) vivir es la realidad radical, 2) vivir es encontrarme con el mundo, no es nada abstracto, 3) vivir es un continuo quehacer, nada se nos da hecho, 4) vivir es un proyecto, no está nunca prefijada, 5) vivir es encontrarse a sí mismo, percatarse de uno mismo, 6) vivir es coexistencia y convivencia, la realidad concreta es la del individuo en comunidad vital con todos los demás individuos.
El raciovitalismo es una teoría que intenta superar el Racionalismo y el Vitalismo. La razón, desde Grecia, se ha entendido como la facultad que capta la esencia de las cosas, el ser, lo abstracto, lo conceptual. Pero la razón matemática, exacta, es incapaz de captar las realidades cambiantes, inexactas y temporales de las cosas. De ahí que surgieran los irracionalismos. Ortega no va en contra de la razón sino contra el racionalismo. El ser humano está dotado de inteligencia, pero de una inteligencia que ha tenido que usar para vivir. La razón vital, que va más allá de la pura razón, es una función viva y espontánea. La vida del ser humano es un continuo hacerse, es la realización permanente de un proyecto que está haciendo historia. Por eso dice Ortega que el hombre no tiene naturaleza sino historia. Vivimos en un determinado momento histórico y la tarea de nuestro tiempo es abordarlo. En cada época hay una forma de vida que dura cierto tiempo. El perspectivismo lo desarrolla en el tema de nuestro tiempo: es una teoría del conocimiento de la realidad: no hay solo un punto de vista absoluto de la realidad, sino diversas perspectivas complementarias. El yo es un punto de vista que selecciona las impresiones. Hay tantas perspectivas como individuos. La razón debe dominar la circunstancia que su perspectiva le ofrece y así humanizarla: es una razón vital. El punto de vista individual es el único punto de vista desde el cual puede mirarse el mundo en su verdad. Nadie tiene toda la verdad, pero cada cual aplica la razón de la vida. Y entonces se van uniendo, articulando una verdad global.