1. La Razón Vital e Histórica
¿Qué es Filosofía?
La filosofía aspira al conocimiento del todo. El pensamiento filosófico tiene como objetivo averiguar qué es la realidad como conjunto, qué es el universo.
Ortega piensa que el mundo no existe sin una conciencia que lo piense, lo mismo que el pensamiento no existe si no es pensamiento de algo. El hecho de que el pensamiento exista implica que existe el yo que piensa y el mundo en que se piensa, existiendo uno con el otro sin posible separación.
El dato radical del universo no es la existencia del mundo, como mantenían los realistas, ni la existencia del yo, como pretendían los idealistas, sino la coexistencia del yo con el mundo. Y este coexistir del yo con el mundo y en el mundo no es otra cosa que la vida. La vida es la realidad indubitable (primera verdad), pero también la primera realidad, el ámbito en el que se hacen presentes y cobran sentido el resto de los seres. Ortega se niega a identificar la vida con entidades claramente definidas por la tradición: la vida no es el cuerpo, pero tampoco el alma ni la mente. Todas estas realidades son posteriores a la vida, son construcciones más o menos fundadas que desde la propia vida nos hacemos para entender la realidad. La vida tampoco es una categoría abstracta, es el término más concreto pues se refiere a la vida de cada cual, al vivir concreto. Es el conjunto de vivencias y el ámbito en el que se hace presente todo, incluidos los dos grandes géneros de realidad que han enfrentado a realistas e idealistas: el mundo o circunstancias y el yo o subjetividad; estos dos extremos se necesitan mutuamente y son elementos de la vida.
Las Categorías de la Vida
Ortega trata de buscar ciertas categorías con las que podamos definir la vida. Las categorías son los conceptos que expresan el vivir en exclusiva peculiaridad, son propiedades o atributos que predicamos, en este caso, de la vida. Para Ortega, la vida no es una cosa, no tiene naturaleza ni es una substancia. Ortega nos dice que el hombre no tiene naturaleza, sino que tiene historia; su ser es hacerse, es devenir y proyecto, es construirse en el tiempo. Aunque no exista una esencia humana inmutable sí existe algo así como el marco que predetermina todo lo que el hombre puede llegar a ser, existen ciertos rasgos comunes presentes en toda vida, y por lo tanto en todo hombre. A este marco, a estas características de todo vivir, Ortega les da el nombre de categorías de la vida:
A) Vivir es un hacerse y comprenderse. Los objetos meramente físicos no tienen una noticia de sí mismos, nosotros sí. Aunque este saber puede tornarse explícito, sistemático e intelectual, y puede llegar a convertirse hasta en una ciencia, Ortega no piensa en ello. El saber al que se refiere es más básico, es anterior a toda conceptualización y pensamiento teórico, es más bien un conocimiento espontáneo y prerreflexivo, es como una presencia inmediata de nosotros ante nosotros mismos, dándonos cuenta de nosotros mismos y a su vez de las personas y las cosas que nos rodean, del mundo circundante.
B) Vivir es ante todo encontrarse en el mundo. Mundo es lo que rodea al hombre formando así parte de su vida, mundo es lo vivido como tal. Vivir es darse cuenta de uno en el mundo. Esto quiere decir que nuestra vida se nos muestra como tal. Somos conscientes de qué es lo que nos pasa y sabemos por qué nos pasa.
C) Estamos en el mundo ocupados en algo. Esta categoría no hace referencia solo a la profesión o al oficio, sino a todo lo que hago. Además, mi mundo consiste en todo aquello de lo que me he ocupado o me ocupo, por ello vivir es convivir con una circunstancia.
D) Estamos ocupados en algo con una finalidad buscada por nosotros. Poco a poco nos vamos proponiendo metas y con ellas y nuestra ocupación vamos llenando nuestra vida. Esto quiere decir que la vida no está prefijada ni prevista, sino que nosotros tenemos que decidir en qué va a consistir.
E) La vida es anticipación y proyecto porque se planea la finalidad que queremos conseguir con nuestras ocupaciones. Para conseguir nuestras metas es necesario que antes hagamos planes, que diseñemos el camino a seguir.
F) Ahora bien, si decido es porque tengo libertad, puedo escoger. La vida es libertad, siendo esta la raíz misma de la vida.
G) Pero las posibilidades entre las que puedo escoger en cada caso no son infinitas, son limitadas. Esto se expresa con la categoría circunstancias. La vida siempre se presenta bajo una determinada disposición a través de la cual se perfilan hombres y cosas, decidiéndose cada hombre dentro de su circunstancia.
H) Si nuestra vida consiste en decidir lo que vamos a hacer, en la raíz misma de nuestra vida hay un atributo temporal: la futurización. El presente se nos muestra en la ocupación, el pasado en las ocupaciones ya terminadas y el futuro en la finalidad.
La vida admite grados de ser, que pueden ser plenos o deficientes. En el primer caso estamos ante una vida auténtica, hecha desde el propio yo, siendo el propio hombre, el que una vez localizado en su mundo, se marca una finalidad y se ocupa para alcanzarla. En el segundo, el hombre desatiende su vocación y se abandona a lo tópico y recibido. No es el hombre el que conduce su circunstancia, sino que se ve arrastrado por ella.
La realidad radical de la que se ha de ocupar la filosofía es la vida, pero esta vida no es algo abstracto, sino que se localiza en cada caso en una circunstancia concreta. Por eso se dice que la razón ha de ser vital e histórica.
2. El Perspectivismo
El perspectivismo tiene una dimensión ontológica y otra gnoseológica.
Conocimiento y Perspectiva
Los datos contradictorios con los que se topa el hombre al definir la verdad son los que han dado origen a dos posturas distintas y opuestas en su concepción y en su valoración: el escepticismo y el dogmatismo.
El escepticismo renuncia a la idea de que la verdad pueda ser conocida por el hombre, y afirma que pretender conocer la verdad es ilusorio. La verdad no existe.
Para el dogmatismo la verdad es una, abstracta e invariable, y por ello no puede atribuirse a personas individuales corruptibles y cambiantes, obligando a suponer la existencia de un sujeto abstracto, exento de variaciones y peculiaridades individuales.
El motivo por el que Ortega rechaza ambas posiciones se encuentra en el hecho de que ninguna de ellas tiene en cuenta la doble instancia a la que está sometido el pensamiento:
- El pensamiento es una función vital, como puede ser la digestión. Es verdad que este último proceso es corporal, y el pensamiento no lo es; pero también es verdad que los tres son procesos necesarios para la pluralidad del individuo, estando el pensamiento sometido a la ley de la utilidad subjetiva al servicio de los fines biológicos del individuo. Separar vida y pensamiento es destruir ambos.
- El pensamiento es una actividad que posee una finalidad específica, alcanzar la verdad, y para hacerlo necesita funcionar con unas determinadas leyes.
Ambas instancias del pensamiento se necesitan mutuamente. El hombre no puede pensar de forma útil sus fines biológicos si no piensa en la verdad, pero tampoco existe la verdad si no es el sujeto humano el que la piensa.
La doble instancia del pensamiento obliga a entender la verdad como perspectiva. La verdad que el hombre puede conseguir nunca será una verdad plena y completa. Por grande que sean los esfuerzos que el hombre realice para que su pensamiento refleje las cosas tal como son, nunca lo conseguirá del todo.
El hombre, a través de su conocimiento, solo reflejará de la realidad lo que pueda ver de ella desde un punto de vista determinado y desde una perspectiva concreta.
Dos puntos de vista sobre la misma realidad no pueden coincidir en ningún caso, pero pueden complementarse. Por tanto, lo que debe hacer cada individuo es procurar producir fielmente su punto de vista. Así, la falsedad consiste en eludir la perspectiva, en serle infiel haciendo absoluto un punto de vista particular.
Realidad y Perspectiva
La fundamentación del perspectivismo posee carácter ontológico, apoyándose en la constitución de la realidad. El hecho de que el conocimiento implique siempre una perspectiva lo atribuye no al sujeto que conoce sino a la realidad. Esta tiene una estructura propia que consiste precisamente en ser perspectiva, y es necesario que el conocimiento se atenga a esa estructura si quiere conocerla. La perspectiva es la forma de ser de lo real, y la forma de acceso a su conocimiento.
Perspectivismo y Generación
Una generación según Ortega es un conjunto de hombres que tiene en común un modo de entender el mundo. Además de una visión de la realidad particular, toda generación tiene una misión histórica. En los grandes hombres, los héroes y los nobles recae la responsabilidad de descubrir la tarea que la historia les impone y de llevarla a la práctica con la ayuda de la masa. Esta tiene que dejarse influir y colaborar con sus guías generacionales para conseguir la finalidad que se han impuesto.
A lo largo de la historia las generaciones han continuado con la tradición anterior, produciendo una época acumulativa, o han roto con ella provocando un periodo revolucionario que dará lugar a algo completamente nuevo.
Ortega rechaza las interpretaciones de la historia colectivistas e individualistas. Las primeras eliminan por completo el valor del individuo haciendo imposible los cambios porque la masa es conservadora y pasiva. Las segundas se olvidan de que para que las revoluciones tengan lugar tienen que ser aceptadas por la mayoría.
La generación de Ortega tiene su vocación en conciliar lo que hay de positivo en el racionalismo y en el relativismo y con ellos superar las limitaciones de la modernidad filosófica lográndolo a través del perspectivismo.
3. Raciovitalismo
Ortega y Gasset llamó raciovitalismo a su sistema filosófico. Considera que carece de sentido rechazar la racionalidad humana, pues es una dimensión básica del ser humano al estar en su vida y ser uno de sus instrumentos. Verdad y objetividad forman parte de las inclinaciones más profundas del ser humano, así como nuestra predisposición a alcanzar dichos ideales mediante la razón. Con la razón construimos descripciones de la realidad que nos permiten orientarnos en la existencia. Pero ello no nos lleva de ningún modo al racionalismo pues la razón vital es capaz de recoger las peculiaridades y reclamaciones de la vida, como la perspectiva, la individualidad, la historia…
La razón vital conduce a la razón histórica, puesto que la vida es esencialmente cambio e historia. La razón histórica tiene como objetivo permitirnos comprender la realidad humana a partir de su construcción histórica y de las categorías de la vida.
Ortega describe dos formas de dar cuenta de la realidad: explicamos una cosa; esta forma de comprensión es legítima cuando se aplica a los hechos y a las cosas, no a los asuntos humanos. Entendemos algo cuando captamos el sentido presente en dicha realidad, y es esta la forma de comprensión adecuada para dar cuenta del mundo humano, que no consta de hechos sino de sentidos. El sentido o significación de una acción o asunto humano se hace inteligible cuando lo relacionamos con creencias, sentimientos y proyectos del individuo o colectividad, y a las categorías, creencias y esquemas mentales que cada individuo, grupo o cultura ha utilizado para dar un sentido a su vida y enfrentarse al reto de la existencia.